La infanta Cristina exhibe su ¡°confianza¡± en Urdangarin para desligarse de N¨®os
El juez Castro hizo 400 preguntas a do?a Cristina en cinco horas de interrogatorio ¡°No s¨¦¡± y ¡°no me consta¡±, fueron las respuestas m¨¢s frecuentes de la hija del Rey La imputaci¨®n de la Infanta no se resolver¨¢ de inmediato, seg¨²n fuentes judiciales
Fueron m¨¢s de cinco horas de interrogatorio y 400 preguntas ante el juez Jos¨¦ Castro, adem¨¢s de hora y media con el resto de letrados. As¨ª acab¨® la primera declaraci¨®n como imputado en una causa de un miembro de la Familia Real espa?ola. La infanta Cristina se desvincul¨® ayer sin matices de la gesti¨®n de la empresa Aizoon, de la que es propietaria al 50% con su marido, I?aki Urdangarin, as¨ª como de la actividad del Instituto N¨®os.
¡°No s¨¦¡±. ¡°No me consta¡±. ¡°Yo confiaba en mi marido¡±, recalc¨® la hija del Rey, quien respondi¨® con evasivas a la mayor¨ªa de las preguntas del juez Castro. Sus abogados defensores, guiados por un Miquel Roca con decenios de oficio ante c¨¢maras y micr¨®fonos, proclamaron el ¡°¨¦xito¡± de la declaraci¨®n de la Infanta y calificaron de ¡°taxativas¡± sus respuestas. Aprovecharon la ocasi¨®n tambi¨¦n para restablecer el argumento de que do?a Cristina fue tratada en condiciones de igualdad y que hab¨ªa sido una gran jornada para la justicia. El juez Castro, quien abandon¨® el juzgado en silencio en su moto, no qued¨® tan satisfecho como los abogados de la imputada, seg¨²n fuentes pr¨®ximas al magistrado.
Los momentos posteriores a la declaraci¨®n de la Infanta, que abandon¨® el juzgado mediada la tarde (a las 18.12 para ser exactos), se convirtieron en una b¨²squeda de respuestas sobre, precisamente, las respuestas de la infanta. ?Contest¨® a todo cuanto se le pregunt¨®? ?Fue precisa en sus manifestaciones? Naturalmente, la atenci¨®n estaba concentrada en las cinco horas ante el juez Jos¨¦ Castro, porque se dio por supuesto que las preguntas del fiscal Pedro Horrach y de la Abogac¨ªa del Estado resultar¨ªan menos incisivas. El interrogatorio del juez fue intenso y no se limit¨® a cuestiones relacionadas con facturas, gastos o ingresos. El instructor tambi¨¦n le pregunt¨® sobre el papel del Rey en relaci¨®n a las finanzas familiares y sobre el veto que el Monarca impuso a la actividad privada de su marido, I?aki Urdangarin, uno de los principales encausados. Hasta 400 preguntas le hizo el instructor a la Infanta. Castro le exhibi¨® decenas de facturas, firmas, contratos y notas de gastos de la trama comercial y privada de la familia, del Instituto N¨®os (una entidad supuestamente sin ¨¢nimo de lucro) y de la sociedad patrimonial Aizoon, donde las acciones se las repart¨ªan los c¨®nyuges a partes iguales.
El juez Castro se mantuvo firme en en su posici¨®n de que la hija del Rey puede estar relacionada con indicios que conforman delitos de blanqueo de dinero y de fraude fiscal a partir de fondos generados por las actividades de su marido, I?aki Urdangarin, y de su socio Diego Torres. La Infanta rechaz¨® de plano toda relaci¨®n y conocimiento de los hechos y esgrimi¨® la confianza depositada entonces en su marido. Esa fue la tesis central de la defensa, Urdangarin hac¨ªa y deshac¨ªa y ella, su esposa, firmaba. Su abogado defensor relat¨® que era ama de casa, con cuatro hijos, trabajadora de La Caixa y con obligaciones oficiales que le forzaban a realizar 100 viajes al a?o, dos por semana, sin tiempo para estar atenta a las finanzas de su marido.
Castro se extendi¨® en indagar el papel que jug¨® la hija del Rey en los supuestos negocios sucios de su marido. Ella dijo que entr¨® en la directiva de N¨®os para promocionar el deporte y se?al¨® que su esposo y Diego Torres eran las personas responsables del instituto. No conoc¨ªa, manifest¨®, el papel que jugaba en el organigrama Carlos Garc¨ªa Revenga, el secretario de las infantas, ni sab¨ªa del contenido de los correos que ¨¦ste mantuvo con su marido.
Uno de los momentos m¨¢s intensos del interrogatorio del juez fueron las preguntas sobre el pr¨¦stamo 1,2 millones que don Juan Carlos hizo a su hija para comprar el palacete de Pedralbes. Aunque el juez centra las sospechas sobre la infanta en la comisi¨®n de sendos delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales, en el uso de los fondos generados en la empresa familiar Aizoon, llev¨® su interrogatorio m¨¢s lejos. Castro profundiz¨® en la ra¨ªz del caso, en la presencia de Cristina de Borb¨®n en la junta directiva del Instituto N¨®os y como accionista de la patrimonial Aizoon. La Infanta manifest¨® un total desconocimiento en asuntos contables, financieros y fiscales. Incluso expres¨® que ignoraba que sus gastos con las tarjetas de cr¨¦dito se facturaban a trav¨¦s de Aizoon para desgravar. Tampoco concret¨® por qu¨¦ firm¨® contratos de alquiler de una parte del palacete de Pedralbles. Es una maniobra para desgravar que rechaz¨® la Agencia Tributaria. El inmueble fue comprado por los duques de Palma por seis millones de euros y se gastaron tres en obras de remodelaci¨®n. La finca est¨¢ ahora en venta por 10 millones y pesa sobre ¨¦l una fianza civil de seis, en la mitad indivisa cuya propiedad corresponde a su esposo. La defensa festej¨® como un ¨¦xito el haber pasado el trance del interrogatorio porque la infanta contest¨® de manera minuciosa, concisa y explicativa, seg¨²n sus letrados. Miquel Roca y Jes¨²s Silva, abogados de la hija del Rey se?alaron a la Infanta distintas firmas de su marido para que ella verificase que las r¨²bricas no eran de ¨¦l.
El fiscal Pedro Horrach actu¨® como ha hecho siempre en el caso y, de manera rotunda, desde hace casi un a?o. Esgrimi¨® sus argumentos para desmontar los indicios acusatorios. Mostr¨® las contradicciones del juez, exhibiendo en la pantalla del juzgado un auto de Castro neg¨¢ndose a la imputaci¨®n que solicitaba el letrado del sindicato ultra Manos Limpias. Horrach ley¨® los argumentos del juez que desvinculaba totalmente a Cristina de Borb¨®n de la trama delictiva y le pregunt¨® si estaba de acuerdo. Ella dijo que s¨ª, que le parec¨ªa bien.
El juez replic¨® de inmediato relatando parte del auto de imputaci¨®n de enero de 2013 y le requiri¨® si estaba conforme. Ella coment¨®, entonces, que no pod¨ªa concretar. M¨¢s tarde, Horrach pregunt¨® a la infanta con iron¨ªa si sab¨ªa por qu¨¦ le acusaban de delito fiscal. Ella respondi¨® con un no, que permiti¨® al acusador p¨²blico remachar con un ¡°yo tampoco¡±. Cristina de Borb¨®n asumi¨® que el Rey indic¨® a su marido que, por est¨¦tica e imagen, deber¨ªa salir del Instituto N¨®os, que se apartara de los negocios con instituciones p¨²blicas. Rechaz¨® la versi¨®n el notario Carlos Masi¨¢. quien coment¨® en su declaraci¨®n judicial que la infanta fue situada como administradora del Instituto N¨®os y de la sociedad Aizoon para servir de ¡°escudo frente a Hacienda¡±.
En este ¨¢mbito de la contabilidad y las declaraciones fiscales, la infanta reconoci¨® que Aizoon lleg¨® a costear gastos personales como un viaje familiar a Rio de Janeiro pero que no sabe nada lo que facturaba, porque de ello se encargaba su marido. Afirm¨® adem¨¢s que era mentira que pagase a personal del servicio dom¨¦stico en negro, ni le consta que dicho personal estuviese contratado por Aizoon como personal administrativo. ?C¨®mo queda ahora el procedimiento judicial? El juez Castro no resolver¨¢ de inmediato la situaci¨®n procesal de la infanta, si sobresee su causa o la sit¨²a en el escrito final como procesada, camino del juicio.
Castro no qued¨® muy convencido de las explicaciones, seg¨²n se dio a entender en el entorno de su juzgado. La defensa tampoco pieza de inmediato y el fiscal dejar¨¢ pasar varias semanas para pedir el cierre de la instrucci¨®n, por entender que est¨¢ agotada ya. Horrach pedir¨¢ el sobreseimiento para la hija del Rey, pero en el escrito de acusaci¨®n contra su marido, I?aki Urdangarin, y su socio, Diego Torres, le reclamar¨¢ que pague 600.000 euros por haberse lucrado, indirectamente, sin responsabilidad penal, a trav¨¦s de la empresa familiar Aizoon de la mitad del dinero ilegal logrado por su esposo.
La nueva acusaci¨®n popular personada en el caso Urdangarin, de izquierdas y republicana, el Foro C¨ªvico alentado por Julio Anguita, exl¨ªder de Izquierda Unida, se qued¨® sin formular preguntas. no obstante, su abogado, Manuel Delgado, critic¨® ante los medios el que el 95% de las contestaciones hubieran sido, ¡°no s¨¦, no me acuerdo, inconcretas y evasivas¡±.
El juez Castro, de acuerdo con las distintas versiones recogidas entre los presentes, actu¨® de manera id¨¦ntica que con otros imputados. Correcto, seco y recurrente. En todo momento trat¨® a la hija del rey de ¡°se?ora¡±. Le record¨® que ella era propietaria del 50% de Aizoon, que firmaba actas, que cargaba facturas, gastos privados, viajes y que, por tanto, algo deb¨ªa saber. ¡°Mi marido me aconsej¨® tomar ese 50% y yo confiaba en su buen hacer¡±, contest¨®. A su vez, el fiscal Horrach, se mostr¨® a la salida del interrogatorio convencido de que sus tesis, las de Hacienda y de la Abogac¨ªa del Estado se impondr¨¢n
Sonrisas de Infanta
- El abogado Miquel Roca fue preguntado sobre si hab¨ªa comentado con su defendida la declaraci¨®n: "Las sonrisas (de la Infanta) son suficientes", dijo.
- Do?a Cristina afirm¨® que su marido es "escrupuloso" en sus negocios.
- El letrado Jes¨²s Mar¨ªa Silva, asegur¨® que "su alteza fue firme, taxativa, serena. Ha contestado afirmativamente, negativamente y alguna veces diciendo que no se acordaba".
- Creo ¡ªindic¨® Silva¡ª que en siete horas de interrogatorios se ha podido esclarecer todo y despertar en su se?or¨ªa, en las administraciones p¨²blicas, y esperemos que tambi¨¦n en la opini¨®n p¨²blica, cu¨¢n inocente es la Infanta".
- "Ha habido de todo. Ha habido emoci¨®n, ha habido sentimiento, ha habido sinceridad, ha habido dureza, ha habido contundencia, ha sido lo que se puede decir una declaraci¨®n muy sincera, muy leal", a?adi¨® el abogado
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