Descenso al infierno de una pareja ideal
La versi¨®n oficial difundi¨® hasta el empacho la imagen id¨ªlica del matrimonio de los duques El sumario aporta sin embargo una visi¨®n m¨¢s cruda
S¨ª. I?aki Urdangarin fue el deportista perfecto, el novio perfecto, el marido perfecto, el padre perfecto y el yerno perfecto, la pieza maestra de un matrimonio ideal y, oficialmente, feliz.
Hasta que dej¨® de serlo.
No es dif¨ªcil hacer memoria. ?l, alto, bien parecido, rubio, deportista, ol¨ªmpico, medallista, baluarte del equipo m¨¢s laureado del balonmano espa?ol, de familia cat¨®lica, de origen vasco y arraigo catal¨¢n. Y Cristina de Borb¨®n: infanta, noble pero con un sentido peque?oburgu¨¦s del trabajo, discreta, moderadamente independiente, moderna, primera mujer de la realeza espa?ola con t¨ªtulo universitario. ?Cu¨¢nto az¨²car vertieron las p¨¢ginas que glosaban el encanto de una pareja que era una bendici¨®n para la monarqu¨ªa del nuevo siglo? Hasta la llegada de una Letizia con car¨¢cter y antecedentes terrenales, bien pod¨ªa decirse que alrededor de la Casa del Rey no se apreciaba sombra de duda.
Boda en Barcelona, una ciudad de alma republicana, sin tradici¨®n cortesana. Vida cotidiana de pareja, ella trabajando en La Caixa, ¨¦l completando sus estudios en Esade, una de las mejores escuelas de negocio. Matrimonio fecundo, cuatro hijos en seis a?os, Juan (1999), Pablo (2000), Miguel (2002) e Irene (2005). Todo cuanto se escribi¨® durante unos a?os de la feliz pareja contribu¨ªa a consolidar el discreto encanto de la normalidad, frente al chusco glamour de las primeras estribaciones del pelotazo. En definitiva, una pareja ejemplar, un adjetivo que a?os despu¨¦s alguien usar¨ªa en su contra.
Pero el cuento de hadas se acab¨®. El hechizo se rompi¨®.
Hubo un ensimismamiento. Un empacho. La versi¨®n oficial de La Zarzuela redundaba en una lista preseleccionada de amigos comunes: Vicky Fumad¨®, Fernando Le¨®n, Luis Doreste, una mezcla de deportistas y amistades de alcurnia). Solo el libro Infanta Cristina, de Consuelo Le¨®n Llorente y Mar¨ªa Molina, escrito por dos autoras que viv¨ªan y trabajaban en Barcelona, se atrevi¨® a utilizar fuentes menos oficiales. En palacio, se pas¨® por alto sobre detalles tales como que no se conocieron en 1996 sino en 1992, que I?aki fue una obsesi¨®n de Cristina. ¡°Es una mujer terca y obsesiva. Se obsesion¨® por ¨¦l. I?aki tuvo muchas dudas, estuvo muy indeciso y lleg¨® a simultanearla con Carmen Cam¨ª, pero ella estaba empe?ada en casarse. Hay un momento en que todo se precipita. Cristina ten¨ªa m¨¢s cabeza. I?aki era sota, caballo y rey¡±, dice hoy una de las fuentes no oficiales.
Detalles de ese tipo quedaron al margen, porque no eran del gusto de Zarzuela. I?aki Urdangarin completa su formaci¨®n con un master en administraci¨®n de empresas en el Esade. Se le dise?a un plan de estudios a la medida, la Reina acude a la graduaci¨®n y aunque Urdangarin es tratado en muchas ocasiones como un licenciado resulta que no ten¨ªa el t¨ªtulo. Su socio Diego Torres, que no fue profesor suyo en el Esade en contra de lo que se ha publicado, le lleg¨® a recomendar, cuando las cosas comenzaron a torcerse en los negocios, que aprovechara el tiempo para terminar la carrera. Eso sucedi¨® a?os despu¨¦s.
Hab¨ªa una cara b en la vida de la pareja. Como en cualquier pareja por otra parte, la cara que han puesto de manifiesto inesperados documentos de un sumario judicial.
I?aki no parece el marido perfecto a tenor de algunos correos que obran en poder de la justicia. Su correspondencia deja al desnudo muchas cosas, aspectos desconocidos hasta entonces de su actividad profesional y circunstancias muy llamativas de su vida personal, simpat¨ªas y antipat¨ªas, I?aki se manifiesta sin tapujos y deja todas esas pruebas en los discos duros de varios ordenadores, ah¨ª quedan a pesar de que cada 15 d¨ªas unos t¨¦cnicos pertenecientes a presuntos servicios de seguridad hacen una limpieza y revisan las comunicaciones de la sede central de lo que primero fue Consultor¨ªa Noos, m¨¢s tarde Instituto N¨®os y finalmente Fundaci¨®n Deporte, Cultura e Integraci¨®n Social. La memoria de I?aki termina en poder de su exsocio, que la utiliza para su defensa, pero tambi¨¦n est¨¢ en manos de terceros, aquellos que hicieron copia, un detalle que frecuentemente se olvida. Esa memoria de I?aki ha sido determinante para llevar a Cristina delante de un juez.
Hay correos comprometedores que corresponden a finales de 2003 y principios de 2004, una etapa especialmente pr¨®spera en la vida de I?aki Urdangarin, cuando la empresa que cre¨® con Diego Torres (N¨®os Consultor¨ªa) marcha viento en popa y ¨¦l inicia sus primeros pasos para una candidatura a la presidencia del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol (COE), al mismo tiempo que negociaba las condiciones de un cr¨¦dito de cinco millones con La Caixa para financiar los seis millones de euros que le cuesta una espl¨¦ndida casa de m¨¢s de mil metros cuadrados en Pedralbes, un barrio exclusivo en la zona norte de Barcelona. Claro est¨¢ que las buenas noticias no vienen solas y aparecen los primeros comentarios sobre la prosperidad de Urdangarin y el hecho de que pretenda ser presidente de un organismo como el COE teniendo intereses comerciales con patrocinadores.
De la pareja no hay otras noticias salvo que hab¨ªan hecho rutina de su felicidad a ojos de las revistas del coraz¨®n. Conocida es su complicidad con el pr¨ªncipe Felipe en su relaci¨®n con Letizia. Cristina e I?aki les dieron cobertura y acogida, hasta I?aki cumpli¨® con el encargo de adquirir el anillo de pedida. Acudi¨® en compa?¨ªa de su socio Diego Torres a la joyer¨ªa Su¨¢rez de Barcelona: pese a lo que se public¨®, no lo pag¨® I?aki, ni tampoco su socio. ¡°La ventaja que ten¨ªa Barcelona para la vida de la pareja es que era una ciudad indiferente a esas cosas. Ni sab¨ªan ni quer¨ªan saber de ellos¡±, dice una persona cercana a la pareja. Pero la llegada de Letizia no solo arrastr¨® pol¨¦mica entre los cortesanos, sino tambi¨¦n las primeras diferencias familiares.
Pese a lo que se ha comentado, Cristina no era una persona refractaria al protocolo o a las actividades oficiales como infanta. ¡°A Cristina no solo le gustaban los actos oficiales, es que se los preparaba y siempre ha actuado con mucha profesionalidad. Era muy buena para eso¡±, comentan fuentes pr¨®ximas a la Casa del Rey. Lo malo es que Letizia reservaba para las infantas un papel secundario.
Sin embargo, ese proceso de distanciamiento fue lento. Entre 2003 y 2006 no se producen otros hechos notables en la vida de una pareja con cuatro hijos que contribu¨ªan a dar esplendor a los veranos de Marivent, en Palma de Mallorca, donde tantos negocios se estaban haciendo, donde Urdangarin jugaba al p¨¢del con el presidente Matas y su director de Deportes, Pepote Ballester, amigo de las infantas y de Felipe de Borb¨®n, finalmente convertido en testigo de cargo en la investigaci¨®n que iniciar¨ªan en 2010 el fiscal Pedro Horrach y el juez Jos¨¦ Castro.
Claro est¨¢ que desde 2003 algunas cosas hab¨ªan cambiado pero no eran del conocimiento general. Noos Consultor¨ªa se hab¨ªa convertido en Instituto N¨®os para darle a la empresa de Urdangarin la imagen de una actividad sin ¨¢nimo de lucro: qu¨¦ mejor nombre que el de Instituto, en cuya junta directiva a aparecen la Infanta y el secretario de las infantas, Carlos Garc¨ªa Revenga. Diego Torres pasaba de tener un 50% de N¨®os Consultor¨ªa a un 20% del control de Instituto N¨®os. ¡°El cambio se produjo por recomendaci¨®n expresa de la Casa del Rey y siguiendo las instrucciones del secretario Revenga y de Jos¨¦ Manuel Romero, el conde de Fontao, el asesor jur¨ªdico del Rey¡±, dice un exempleado. Sobre el papel de la Infanta est¨¢ fuera de toda duda que impone a su amiga Marta Mas como decoradora de las oficinas del Instituto.
Pero el Instituto N¨®os no es suficiente. En marzo de 2006, la Casa del Rey le pide a Urdangarin que se aparte de toda actividad privada. Es una nueva vuelta de tuerca, porque para entonces ya se han producido algunas preguntas en la sede del Parlamento balear que abundan sobre gastos excesivos en eventos organizados por la empresa de Urdangarin y Torres. Crean la Fundaci¨®n Cultura, Deporte e Integraci¨®n Social en la que Urdangarin pasa a presidir un consejo asesor, a ser un elemento decorativo. ¡°Le dijeron que le buscar¨ªan consejos de administraci¨®n, que no se preocupara por el dinero, pero ¨¦l no quer¨ªa ser como Marichalar y entr¨® en una cierta depresi¨®n¡±, dicen excolaboradores.
La vida de la pareja pierde color aunque para el exterior nada parece haber cambiado. Cristina tampoco est¨¢ a gusto en La Caixa en aquellas fechas y su distanciamiento con Letizia es cada vez m¨¢s evidente. Mucho se ha escrito sobre la fiesta de cumplea?os que Cristina le prepara a Urdangarin en enero de 2008, porque hay numerosos testigos del comportamiento de Letizia, visiblemente aislada y desconectada del resto de invitados. De las postrimer¨ªas de aquella fiesta hay vestigios de una charla entre Felipe e I?aki donde este pone de manifiesto sus dificultades para pagar la hipoteca de la casa de Pedralbes y aquel presuntamente le tranquiliza. A Urdangarin le caen algunos consejos (Pernod, Altadis, Lagardere) adem¨¢s de un alto cargo en Telef¨®nica, hasta que lleg¨® su traslado a Washington. ¡°No es del todo cierto que se vayan por alejar exclusivamente a I?aki de Espa?a. Tambi¨¦n Cristina estaba a disgusto en La Caixa¡±, dice una fuente. De la estancia en Estados Unidos queda la constancia gr¨¢fica de un Urdangarin cada vez menos sonriente.
Llega noviembre de 2011 y el caso N¨®os estalla: la polic¨ªa entra en la sede del Instituto y efect¨²a un registro. Todas las miradas se dirigen hacia Urdangar¨ªn, que se mantiene inicialmente en silencio. La reina viaja a Washington en medio de rumores de que Urdangar¨ªn ser¨¢ imputado proximamente y es criticada por ello.
El encanto se ha desvanecido. Cristina e I?aki empiezan a ser mal vistos.
Rafael Spottorno, que hab¨ªa llegado a la Zarzuela como jefe de la Casa del Rey el 11 de septiembre de 2011, declara justo tres meses despu¨¦s aquello de que no considera ¡°ejemplar¡± la conducta de Urdangarin. Poco despu¨¦s, llega la imputaci¨®n y la cita para declarar en el juzgado de Palma.
La familia regresa a Barcelona en septiembre de 2012 por empe?o de Cristina, que no atiende la petici¨®n de La Zarzuela de que sigan residiendo en alg¨²n pa¨ªs extranjero. I?aki ha pedido una curiosa excedencia en Telef¨®nica. Nadie quiere asociar su marca a su apellido.
La escalada de los hechos se precipita y representa una especie de descenso al infierno: la Casa del Rey retira en enero de 2013 la biograf¨ªa de Urdangarin de su web y el 30 del mismo mes el pleno del Ayuntamiento de Palma de Mallorca aprueba retirar la denominaci¨®n Avenida de los Duques de Palma del callejero.
Los reveses no pueden con Cristina, que manifiesta en privado que su marido le ha dado todo tipo de explicaciones sobre hechos sucedidos que relatan los correos. Cristina ha decidido hacer causa com¨²n con su marido, como quien se defiende de un trato injusto. No es tanto una mujer enamorada, como ha dicho Jes¨²s Mar¨ªa Silva, uno de sus abogados. Es una persona soberbia. En el verano de 2013, la familia se marcha a Ginebra: la vida en Barcelona se volvi¨® irrespirable. La indiferencia ciudadana hab¨ªa terminado.
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