Un cad¨¢ver sin due?o
Tres meses despu¨¦s de su hallazgo a 50 kil¨®metros de Madrid, un esqueleto de La Pedriza mantiene en jaque a los investigadores

El viernes 1 de noviembre de 2013 cuatro monta?eros bajaban hacia el collado de la Ventana de la sierra de Guadarrama, a 50 kil¨®metros de Madrid. Hab¨ªan tomado el Callej¨®n de las Abejas, un camino a trasmano que discurre a trav¨¦s de un tajo infernal. Junto a una pared escarpada se toparon con la sorpresa. Un cad¨¢ver. Un misterio.
El cuerpo estaba desnudo y desmembrado y apenas le quedaba piel sobre los huesos. Los buitres y los zorros hab¨ªan dado cuenta de la carne, y en los alrededores no encontraron ni ropa ni mochila. No se ten¨ªan noticias de ning¨²n paseante desaparecido por la zona. La alarma cundi¨®. Se filtr¨® que el cuerpo correspond¨ªa a una mujer. Algunos diarios se apresuraron a hablar de homicidio y desempolvaron casos de desaparecidos; a la cabeza de todos, el de Mar¨ªa Piedad Garc¨ªa Revuelta, vecina de Boadilla perdida en 2010 tras cenar con un exnovio que a los tres d¨ªas fue encontrado pendiendo de una soga.
Al d¨ªa siguiente, el guardia Amador fue de los primeros en encontrarse frente al cad¨¢ver de La Pedriza. Los monta?eros enseguida hab¨ªan mostrado a la Guardia Civil fotos para que localizaran el enclave, pero no fue hasta el mediod¨ªa del s¨¢bado que Amador, un buen escalador, consigui¨® subir a pie hasta donde se encontraban los huesos junto a otros miembros del Servicio de Rescate e Intervenci¨®n en Monta?a de la Guardia Civil y la Polic¨ªa Judicial. ¡°Otro d¨ªa fuimos a buscar m¨¢s pistas, pero nada¡±, cuenta el guardia tomando un caf¨¦ en la comandancia de Tres Cantos. ¡°Si la muerte fue en invierno, podr¨ªan haberse encontrado restos de un chaquet¨®n; pero si fue en verano, llevar¨ªa una camiseta que qued¨® en nada. Las botas ahora estar¨¢n en el nido de alg¨²n buitre que se las llev¨® para comerse los pies tranquilo¡±.
El cad¨¢ver fue trasladado al tanatorio de Colmenar Viejo, pero no quedaban tejidos que analizar. Por eso pas¨® al Instituto Anat¨®mico Forense de la Comunidad de Madrid, a manos del antrop¨®logo Enrique Dorado, un experto que ha participado en casos tan medi¨¢ticos como el de los ni?os cordobeses Ruth y Jos¨¦.
¡°Es un caso muy completo¡±, explica Dorado. En largas jornadas limpi¨® el cad¨¢ver de restos, estudi¨® la tierra y la hojarasca que la Guardia Civil le entreg¨® en bolsas de pruebas, efectu¨® estudios morfol¨®gicos con luz ultravioleta para fijar la antig¨¹edad del cuerpo, entomol¨®gicas para afinar la fecha de la muerte¡ Ante la dificultad de extraer informaci¨®n de un cuerpo al que le faltaban la mitad inferior y las manos, el antrop¨®logo, autor de estudios como?Determinaci¨®n antropol¨®gica del sexo mediante el estern¨®n, se centr¨® en tres puntos fundamentales: talla, edad y sexo. ¡°La edad se determina mediante las suturas o los surcos del cr¨¢neo, la uni¨®n de las caderas, las artrosis de la columna, los extremos de las costillas o lo desgastados que est¨¦n los dientes¡±, explica. ¡°Los dientes tambi¨¦n ayudan a determinar caracter¨ªsticas ancestrales, pero eso es muy dif¨ªcil con la mezcolanza que se ha alcanzado hoy¡±. Su trabajo consiste en entrevistar al cuerpo: que cuente su vida. ¡°Las antiguas lesiones, por ejemplo, hablan de la persona. Una pr¨®tesis o los implantes dentales dan pistas sobre su procedencia¡±.
Las pruebas determinaron que se trataba de un hombre de entre 30 y 45 a?os, de entre 1,65 y 1,75 metros, piel blanca, pelo casta?o claro o rubio muy corto y escaso. Luc¨ªa una dentadura cuidada, con empaste con amalgama de plata en el molar inferior derecho, y llevaba al menos un a?o muerto. Mar¨ªa Piedad, descartada.
La Guardia Civil introdujo el ADN extra¨ªdo de los restos en el programa F¨¦nix, una base con datos de las familias de desaparecidos y restos sin identificar. No hubo coincidencias. Se comprobaron las denuncias por desapariciones interpuestas en Madrid y provincias lim¨ªtrofes. Sin resultado. Se solicit¨® la cooperaci¨®n ciudadana.
En la comandancia de Tres Cantos, tres hombres robustos analizan el misterioso caso tres meses despu¨¦s. Juntos representan una curiosa gradaci¨®n de pilosidad: desde la melena del agente Amador hasta la cabeza afeitada del teniente V¨ªctor P¨¦rez, jefe del grupo de Personas, pasando por la barba del sargento Zamorano.
Las botas estar¨¢n en el nido de alg¨²n buitre que se las llev¨® para comerse los pies¡±, cuenta un guardia
De la lista de 45 desapariciones en la demarcaci¨®n de Madrid, calculan que el 90% son voluntarias (por ejemplo, extranjeros que regresaron a su pa¨ªs) o de personas que volvieron a casa y no retiraron la denuncia. Tambi¨¦n han abierto la horquilla a provincias lim¨ªtrofes. ¡°Para el caso tenemos unos 15 candidatos. Hay que hacer el filtrado mediante entrevistas a familiares y comprobar si ya han facilitado su ADN. Tambi¨¦n pedirles objetos del desaparecido con material gen¨¦tico, como su cepillo de dientes o una maquinilla de afeitar. Lleva tiempo¡±, explica el teniente P¨¦rez.
La hip¨®tesis del homicidio no se descarta, pero parece lejana. ¡°A m¨ª me gusta mucho La Pedriza¡±, lo justifica Amador, ¡°y la carretera m¨¢s cercana a ese punto, en Cantocochino, est¨¢ a hora y media. Para subir un cad¨¢ver hasta all¨ª har¨ªan falta cuatro personas y otras tantas horas a plena luz del d¨ªa¡±. Resopla. ¡°Hay mejores formas de deshacerse de un cad¨¢ver¡±, a?ade con picard¨ªa el teniente.
Todo indica que el cuerpo, encontrado a los pies de una pared de 20 metros de altura, corresponde a un monta?ero que falleci¨® en una ca¨ªda. ¡°Lo problem¨¢tico es que fuera una persona solitaria, como un extranjero sin v¨ªnculos familiares. Con una vida normal eres sencillo de localizar, porque todo el mundo le dice a alguien que le gusta ir a la monta?a los fines de semana¡±, explica Amador. La fecha exacta del fallecimiento tambi¨¦n es dif¨ªcil de determinar por culpa del fr¨ªo, que impide que las moscas depositen sus huevos en los cad¨¢veres y estos se descompongan al ritmo normal. ¡°Para entendernos, no es igual de f¨¢cil establecerlo todo que en el caso de un cuerpo que se encuentra en un piso¡±, explica el sargento Zamorano.
¡°Cada dos o tres a?os hay un cad¨¢ver en esa zona. Pero siempre son de f¨¢cil identificaci¨®n¡±, abunda Zamorano, que ha visto huesos de todos los tama?os y procedencias. ¡°Hay cuerpos que aparecen despu¨¦s de que alguien se perdiera 40 a?os atr¨¢s. Otros corresponden a suicidas que no se localizan hasta que termina el invierno y vuelven los senderistas al campo. Y por esa zona, cada dos por tres encuentran restos de la Guerra Civil¡±. Pero todos coinciden en que no es normal que un monta?ero desaparezca sin que se d¨¦ noticia de ello. Como ejemplo vale el de los dos chicos toledanos perdidos la semana pasada en medio de la ola de fr¨ªo y que fueron rescatados r¨¢pidamente, aunque no tanto como para salvar la vida de uno de ellos. Es un mal trago com¨²n. La Guardia Civil rescat¨® el pasado a?o a 3.187 personas en monta?as espa?olas (el 39% en Arag¨®n), de las que 475 estaban heridas y 94 fallecieron.
El cad¨¢ver del Callej¨®n de las Abejas, de momento, no se puede incluir en ninguna estad¨ªstica, solo en la de los misterios. Sin nuevas pistas ser¨¢ dif¨ªcil cerrar el c¨ªrculo, teniendo en cuenta detalles como que 72.000 coches accedan al a?o a La Pedriza. ¡°Da igual porque al final encontraremos qui¨¦n es¡±, asegura optimista el guardia Amador. ¡°Pero entonces empezar¨¢ lo m¨¢s complicado¡±. ?M¨¢s complicado? ¡°S¨ª, habr¨¢ que descartar que fuera un homicidio: saber con qui¨¦n andaba el fallecido, analizar su tel¨¦fono, sus ¨²ltimos movimientos¡¡±. Sobre la sala de caf¨¦ de la comandancia flota una tormenta de preguntas. Comenz¨® con un silencioso cad¨¢ver en la paz de la monta?a.
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