La recuperaci¨®n, el horizonte y el cabo de Hornos
El lenguaje del poder pol¨ªtico solo parece tajante con lo obvio
El lenguaje del poder pol¨ªtico disfruta de la ambig¨¹edad, insin¨²a sin asegurar, se compromete sin compromisos. Solo parece tajante con lo obvio, con argumentos como que la reducci¨®n del gasto p¨²blico ha redundado en que se consiga reducir el gasto p¨²blico.
El presidente Rajoy habl¨® durante 48 minutos de la ¡°recuperaci¨®n¡± econ¨®mica (12 veces pronunci¨® ese sustantivo o el verbo del que procede), en su discurso de este martes. Y en esos tres cuartos de hora intercal¨® frases optimistas sobre el paro que sumaron a su vez 19 minutos. Hasta ah¨ª las concreciones de tiempo que se extraen de sus palabras.
Hermoso el verbo ¡°recuperar¡±; aunque inconcreto. ¡°Hemos pasado¡±, dijo, ¡°del retroceso al avance, de la ca¨ªda a la recuperaci¨®n¡±. Sin embargo, ¡°recuperar¡± y ¡°recuperaci¨®n¡± implican una temporalidad muy variable. Se puede recuperar en cuesti¨®n de minutos un objeto extraviado si no se hab¨ªa ido muy lejos; uno puede recuperarse de su enfermedad durante una convalecencia de meses, y otro recuperar¨¢ unas fincas tras un litigio de a?os. Pero en todos los casos ¡°recuperar¡± y ¡°recuperaci¨®n¡± significan que se vuelve ¡°a tomar o adquirir lo que antes se ten¨ªa¡±. Por tanto, en la palabra ¡°recuperaci¨®n¡± no caben grados si se presenta como acci¨®n realizada, incluso si la damos por futura. En ella solo cabe tiempo. As¨ª que la voz ¡°recuperaci¨®n¡± apenas vale nada si no lleva un reloj dentro. Y qu¨¦ distinto suena ¡°recuperar el empleo¡± para un gobernante y para el trabajador que lo perdi¨®.
Expres¨® Rajoy, por ejemplo, a las 13.31, su prop¨®sito de ¡°lograr cuanto antes la recuperaci¨®n¡±; y en otros casos se refiri¨® a que ¡°se inicia la recuperaci¨®n¡±. En efecto, tal recuperaci¨®n puede haber comenzado, pero ?qu¨¦ significa aqu¨ª cuanto antes?, ?cu¨¢ndo se completa la acci¨®n? Y sobre todo: ?cu¨¢l es el dato que tomar¨¢ el presidente como referencia para considerar que la recuperaci¨®n se ha producido? La respuesta, ciertamente vaga, la encontramos tambi¨¦n en su discurso: ¡°Con los mismos medios [con los] que hemos llegado hasta aqu¨ª, seremos capaces de recorrer todo el camino que falta hasta que la recuperaci¨®n sea completa¡±. Pero ?en qu¨¦ lugar de ese camino nos encontramos? La intervenci¨®n del presidente nos da respuestas contradictorias. En un momento del discurso nos hallamos ante ¡°los primeros signos de la recuperaci¨®n¡±. Pero despu¨¦s se le oir¨¢ decir que ¡°hemos atravesado con ¨¦xito el cabo de Hornos¡±.
Tal met¨¢fora puede referirse a que un barco ha sorteado el tramo m¨¢s temido del camino, lo cual equivaldr¨ªa a un ¡°lo peor ha pasado¡±; expresi¨®n esta que suele doler a quienes siguen instalados en lo peor sin remedio visible. Y tambi¨¦n puede aplicarse a quien se encamina hacia el sur y ha superado el punto m¨¢s meridional de Am¨¦rica, por lo que enfila ya hacia el norte (y por tanto ha rebasado la mitad del trayecto). Pero aqu¨ª ignoramos el destino que nos espera tras doblar el cabo, y la velocidad que conf¨ªa en alcanzar el capit¨¢n.
As¨ª que convendr¨ªa establecer el objetivo, para saber qu¨¦ significa ¡°recuperaci¨®n¡±. ?Nos habremos recuperado cuando regresemos a solo dos millones de parados?, ?cuando volvamos a los 5,27 millones que el PP se encontr¨®? Y Rajoy responde: ¡°Se ha abierto un horizonte¡±.
Pocas palabras tan inconcretas como la seductora ¡°horizonte¡± cuando se precisan datos y certezas. Es el lugar donde se juntan el cielo y la tierra pero tambi¨¦n es la met¨¢fora del infinito, pues nadie ha puesto el pie sobre ¨¦l.
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