Espa?a formal y Espa?a real
El gran hallazgo de este martes es que hemos vuelto a recobrar las diferencias ideol¨®gicas
Lo f¨¢cil ser¨ªa decir que el primer round del debate ha seguido el gui¨®n previsto. O que tuvo lugar entre dos zombis, dos l¨ªderes quemados en las encuestas. A m¨ª me ha parecido que, para estar ¡°muertos¡±, han estado bien vivos. Por parafrasear a Mark Twain, las noticias sobre su muerte han sido exageradas. Rajoy fue previsible, pero estuvo s¨®lido, el parlamentario fiable y correoso que ya hab¨ªa demostrado ser. Y Rubalcaba, quien m¨¢s se jugaba en este envite, ha mostrado su mejor versi¨®n. Al fin se le ha visto suelto haciendo oposici¨®n. No una oposici¨®n crispada y dogm¨¢tica, sino la m¨¢s inteligente, la que tiene la capacidad de ofrecer el otro lado de la realidad, lo que ocultan las cifras y el discurso del adversario. El resultado es que as¨ª ha conseguido matar dos p¨¢jaros de un tiro, eliminar el cargante mantra del PPSOE y, a la espera de las Europeas, colocarse en una buena posici¨®n de salida cara a las primarias de su propio partido.
El gran hallazgo de ayer es que hemos vuelto a recobrar las diferencias ideol¨®gicas
Lo malo para ¨¦l es que eso impl¨ªcitamente significa reconocer que Espa?a, en efecto, va mejor. Si no, su discurso se habr¨ªa sentido agarrotado, como el a?o pasado, por la necesidad de buscar consensos, de entrar en las concesiones propias de la oposici¨®n ¡°responsable¡±. Ahora se ha visto libre de esas ataduras y eso es una buena noticia para todos. Porque hay cosas que van mejor y porque habemus opositio ¡ª¡°sist¨¦mica¡±, se entiende¡ª. Rubalcaba supo enhebrar bien esa concesi¨®n t¨¢cita a partir de una coda importante: Espa?a podr¨¢ ir mejor seg¨²n algunas variables, pero ?para qui¨¦n? Y ah¨ª fue donde plasm¨® su mirada de izquierdas. De izquierdas, s¨ª, porque hay otra realidad m¨¢s all¨¢ de las apariencias, la de quienes se siguen quedando atr¨¢s, la de la desigualdad creciente o la de quienes a¨²n carecen de expectativas de vida.
En el orden simb¨®lico, es relevante observar c¨®mo Rajoy, con su continua lectura de cifras, aparece como el Gran Gestor, mientras que Rubalcaba, sin papeles, se nos presenta como el representante de la gente com¨²n. Racionalidad tecnocr¨¢tica frente a pol¨ªtica de la calle, tan cargada de emocionalidad; econom¨ªa frente a todo lo dem¨¢s. Dos visiones de lo que se supone que es una misma realidad, Espa?a oficial y Espa?a real. Lo curioso del caso es que ambos, tan necesitados de recuperar los votos perdidos, habr¨¢n convencido a sus huestes respectivas. Su mayor esfuerzo estribaba en diferenciarse del adversario y lo han conseguido con creces. Pero falta saber si sobre esos mimbres se puede edificar un proyecto com¨²n, si de la tensi¨®n propia de las disputas dial¨¦cticas podemos alcanzar alguna s¨ªntesis. Quiz¨¢ no importe, el gran hallazgo de ayer es que hemos vuelto a recobrar las diferencias ideol¨®gicas y, para m¨ª, eso repercute en beneficio del PSOE, tan necesitado de recuperar sus or¨ªgenes y de sentirse, al fin, emancipado de la carga de su gesti¨®n anterior.
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