Cada uno gust¨® a los suyos
Ambos l¨ªderes lograron algo inusual: que sus bancadas est¨¦n muy satisfechas El tono de la tarde mostr¨® que la campa?a electoral europea ya ha empezado
Es dif¨ªcil encontrar en la historia de la Espa?a democr¨¢tica un momento de mayor debilidad de la pol¨ªtica. Los l¨ªderes de los dos grandes partidos entraban al Congreso al debate clave del a?o muy tocados. Mariano Rajoy, hundido en las encuestas tras dos a?os de dur¨ªsimos recortes y m¨¢s de un mill¨®n de empleos perdidos. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, acosado internamente por el hecho de que el PSOE no logra sacarle partido en esas encuestas al hundimiento del PP. Y despu¨¦s de una intensa jornada de debate, sucedi¨® algo muy poco habitual en este tipo de encuentros, donde suele haber un perdedor y un ganador: ambos salieron reforzados, o al menos mejor de lo que entraron. Esta era la opini¨®n m¨¢s extendida a un lado y otro del hemiciclo y en los pasillos. No hab¨ªa decepciones.
La ma?ana fue de Rajoy, que centr¨® el debate con las buenas noticias de bajada de impuestos y cotizaciones que esperaba su partido y que, seg¨²n las encuestas, reclaman sus electores. Y sobre todo les lanz¨® la idea de que los sacrificios han valido la pena y reivindic¨® todas sus medidas sin un ¨¢pice de autocr¨ªtica. La tarde fue m¨¢s de Rubalcaba, con una primera r¨¦plica centrada en ese ¡°?En qu¨¦ pa¨ªs vive usted, se?or Rajoy?¡± que levant¨® a los socialistas de sus asientos. Ambos se concentraron en los suyos, buscaron animar a sus tropas y lo lograron.
El presidente demostr¨® a su partido, muy revuelto ¨²ltimamente, que est¨¢ fuerte, a ratos incluso sobrado, con ganas de hacer campa?a electoral, de enfrentarse a Rubalcaba y al PSOE. Y el l¨ªder de los socialistas record¨® a los suyos que, por muchos problemas internos que tenga, conserva intacta su capacidad de atacar a Rajoy con un discurso centrado en los datos de la crisis social provocada por los recortes y un planteamiento ideol¨®gico para eliminar esa idea de ¡°todos son iguales¡± que hunde al PSOE.
Y sin embargo, los diputados veteranos, que han visto muchos debates como este con distintos l¨ªderes, coincid¨ªan en un an¨¢lisis: la cosa qued¨® en tablas porque solo pod¨ªa ser as¨ª, porque lo de ayer no era m¨¢s que un primer asalto de la verdadera batalla pol¨ªtica de 2014: las elecciones europeas del 25 mayo.
Ah¨ª se ver¨¢ c¨®mo queda esta batalla entre los l¨ªderes de los grandes partidos, que en tono mitinero, con el debate muy caliente ya en la ¨²ltima parte de la tarde, dejaron claro que est¨¢n dispuestos a dejarse la piel para ganar esos comicios. Tanto, que algunos veteranos conclu¨ªan que los candidatos a las europeas de verdad son Rajoy y Rubalcaba, que las han convertido en un pulso.
Muchos dirigentes del PP y del Gobierno se?alan en privado que, aunque en las europeas no se juegue realmente casi nada de poder, internamente son muy importantes. Si hay derrota, se pondr¨¢n muy nerviosos los barones auton¨®micos y alcaldes, que son los pr¨®ximos en someterse a comicios y temen que los ciudadanos les den a ellos la patada que quieren dar al Gobierno, como sucedi¨® en 2011 con los socialistas. Y a todos ellos, Rajoy les lanz¨® ayer mensajes muy claros: est¨¢ lanzado, a ratos incluso falt¨®n con la oposici¨®n, y ya en modo electoral y dispuesto a todo, como demostr¨® en la ¨²ltima convenci¨®n de Valladolid cuando mand¨® ¡°callar¡± a Rubalcaba.
A su vez, el l¨ªder del PSOE est¨¢ en un momento interno tan delicado que se la juega cada vez. En todo momento, tanto los fieles como los esc¨¦pticos de su partido tienen la sensaci¨®n de que cada oportunidad puede ser la ¨²ltima. Y con esa sensaci¨®n llegaba al debate: es posible que sea el ¨²ltimo que protagonice.
En esas condiciones, el jefe de la oposici¨®n logr¨® poner en pie incluso a los dirigentes de su partido que son m¨¢s esc¨¦pticos y est¨¢n convencidos de que ¨¦l no puede ser el candidato en las pr¨®ximas elecciones. Tantas ganas le vieron que algunos en pasillos empezaron a apostar: si gana las europeas, querr¨¢ presentarse a las primarias, dec¨ªan. Aunque nadie sabe cu¨¢les son sus planes.
Esta es la visi¨®n desde dentro del hemiciclo. Pero fuera, tambi¨¦n Rajoy y Rubalcaba parec¨ªan hablar para dos mundos distintos que no se cruzan. De hecho, apenas hubo debate real entre ellos sobre cifras, m¨¢s all¨¢ de que, como es habitual, cada ataque de Rubalcaba era respondido por Rajoy con el recordatorio de que el l¨ªder del PSOE era vicepresidente en momentos en que el empleo se hund¨ªa y se congelaban las pensiones. Una estrategia que anula cualquier debate y que precisamente hace que muchos socialistas piensen que Rubalcaba no puede ser la cara del PSOE porque siempre tiene el flanco d¨¦bil de haber sido el vicepresidente de Zapatero en plena crisis.
Rajoy dibuj¨® una Espa?a casi id¨ªlica, donde todo son buenas noticias. Y aprovech¨® la enorme ventaja de estar en La Moncloa para marcar la agenda con un anuncio de bajadas de impuestos que es solo el principio de un lento goteo de gestos pensados para ganar las elecciones de 2015. El presidente hizo as¨ª buena esa idea de Andreotti de que ¡°el poder desgasta, sobre todo a quien no lo tiene¡±, y de la misma manera que Zapatero marcaba los debates con el cheque beb¨¦, ¨¦l lo hizo con su bajada de cotizaciones.
Y Rubalcaba levant¨® a los suyos con un discurso de reivindicaci¨®n de la izquierda frente a la derecha, de recordatorio a las clases m¨¢s humildes, las que m¨¢s sufren la crisis, y las que te¨®ricamente m¨¢s votan a la izquierda. Los dos parec¨ªan centrarse as¨ª en los suyos, los de dentro y los de fuera, y buscaron ese cuerpo a cuerpo que a ambos les interesa porque tambi¨¦n a los dos les preocupa el ascenso de Izquierda Unida y UPyD, que tambi¨¦n aprovecharon el debate para buscar su perfil propio y su alternativa frente a los dos grandes. Su fuerza para romper el bipartidismo tambi¨¦n se ver¨¢ en las europeas, que ser¨¢n el final de un partido que empez¨® ayer con mucha fuerza.
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