Excepcional poder de seducci¨®n
Dotado de un excepcional poder de seducci¨®n, supo desmontar el sistema y forjar el consenso
En la vida de Adolfo Su¨¢rez nada fue f¨¢cil. Nacido en Cebreros (?vila) en 1933, en los a?os iniciales de la II Rep¨²blica, en esa Castilla Vieja de p¨²rpura y andrajo, de orgullos y escaseces. Estudiante por libre de Derecho, maletero en la estaci¨®n de Atocha, alumno aventajado en la universidad de la calle. Nunca nadie le dio facilidades. Sin m¨¢s respeto que el que prestaba siempre a su sentido de la orientaci¨®n y de la verg¨¹enza. Dotado de un excepcional poder de seducci¨®n, supo desmontar el sistema y forjar el consenso de la concordia que permiti¨® alcanzar las libertades plasmadas en la Constituci¨®n. Imagin¨® una derecha progresista que indujo una izquierda moderada y nos evit¨® enredarnos en revoluciones de los claveles deudoras de sus promotores militares.
Conocedor de los planos del r¨¦gimen trazados por el cu?ad¨ªsimo Ram¨®n Serrano S¨²?er desde los cimientos al ¨¢tico. Dotado de una aguda percepci¨®n para detectar las ambiciones y las penosidades, que afectaban a los equipos humanos en abierta disputa a codazos por los puestos de vanguardia en el servicio diligente a Franco. Con una nariz excepcional para barruntar los incentivos capaces de ganar voluntades, seg¨²n procedencia y horizontes de aquellos a quienes se propusiera seducir. Sabedor de que por encima de la alcurnia, de la casta econ¨®mica, de la pertenencia a los cuerpos de ¨¦lite del Estado y de cualquier otra distinci¨®n, est¨¢n los l¨ªderes pol¨ªticos que han conquistado el apoyo democr¨¢tico de los electores.
Lleg¨® a tener una cierta idea de Espa?a a la que sirvi¨® sin reparar en sacrificios. Convencido de que como presidente del Gobierno tambi¨¦n le incumb¨ªan responsabilidades en el comportamiento de la oposici¨®n. Por eso quiso tener enfrente a alguien que pudiera disputarle de manera veros¨ªmil el poder. De ah¨ª que apartara de s¨ª a la gestora formada por quienes derrotaron a Felipe Gonz¨¢lez en el XXVIII Congreso y prefiriera mantener sus complacencias en el vencido que terminar¨ªa regresando a la c¨²spide socialista y que casi le igual¨® en las elecciones generales de 1979. Capaz de diseccionar con tajo certero los gritos de rigor, ofrecidos en el altar de los ideales, y separarlos de la ley de la gravitaci¨®n universal, que rige en el campo de los intereses.
Supo desmontar el sistema y forjar el consenso de la concordia en aras de las libertades
Aguant¨® m¨¢s que un buzo, en especial cuando se apoder¨® de muchos el cainismo y proclamaron el ¡°vale todo¡± con tal de acabar con ¨¦l. Se dijo que nos deb¨ªa explicaciones nunca dadas por su dimisi¨®n. En realidad, lo ¨²nico inexplicable es por qu¨¦ no hab¨ªa dimitido antes, saliendo de la inundaci¨®n que le ahogaba. De su mano construimos un nuevo orgullo en el que pudimos coincidir sin humillar a nadie. Como escribi¨® Cervantes en el pr¨®logo de Persiles y Segismunda, de lo que se dir¨¢ de sus trabajos tendr¨¢ la fama cuidado, sus amigos ganas de decilla y el propio Su¨¢rez mayor gana de escuchalla. Caballero del Tois¨®n, formaba parte de la amigable compa?¨ªa.
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