La Infanta declarar¨¢ como testigo si el juez levanta su imputaci¨®n
La hija del Rey ser¨¢ parte civil del juicio porque la justicia le reclama 600.000 euros
El primer escudo protector de la Infanta en el caso Urdangarin sigue siendo su marido. En el mejor de los casos, si la hija del Rey queda libre de la actual imputaci¨®n, deber¨¢ participar como testigo en la vista oral, seg¨²n advierten fuentes jur¨ªdicas relacionadas con el caso. El juez Jos¨¦ Castro no ha decidido a¨²n si mantiene la imputaci¨®n por blanqueo de dinero y fraude fiscal o archiva la causa contra la infanta, como exigen la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, la Abogac¨ªa del Estado y la defensa de Cristina de Borb¨®n.
Si el juez instructor deja fuera de los imputados a la esposa de I?aki Urdangar¨ªn, las dos acusaciones populares que mantienen su implicaci¨®n en el proceso pueden solicitar que comparezca como testigo ante el tribunal para interrogarla y conocer su versi¨®n de los hechos. Abogados personados en la causa reconocen que esta petici¨®n no ser¨ªa denegada por el mismo tribunal que orden¨® investigarla.
En todo caso, la infanta ser¨¢ parte civil indirecta del juicio porque el fiscal anticorrupci¨®n Pedro Horrach reclamar¨¢ en su escrito de acusaci¨®n que Cristina de Borb¨®n abone m¨¢s de 600.000 euros por ser beneficiaria, a t¨ªtulo lucrativo, de la mitad de los 1,3 millones p¨²blicos que su marido ingres¨® en la sociedad com¨²n Aizoon, cuya propiedad comparte al 50% el matrimonio. El fiscal pedir¨¢ hasta 19 a?os de c¨¢rcel para Urdangarin y 15 para Diego Torres, en el tipo m¨¢ximo de los delitos investigados.
La infanta podr¨ªa anticiparse a la acci¨®n de reclamaci¨®n de responsabilidad civil ¡ªno penal¡ª de la fiscal¨ªa y retornar antes del juicio esta partida para evitar as¨ª quedar aludida durante la vista y tener que ser representada por un abogado que defienda sus intereses pecuniarios en el litigio. Sin embargo, esta t¨¢ctica de compensar a la Administraci¨®n, antes de conocer la sentencia, supondr¨ªa, indirectamente, asumir los hechos irregulares de los que se acusa a su esposo.
I?aki Urdangarin tiene en sus manos ¡ªy en su bolsillo¡ª, cerrar un pacto de conformidad con la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n y abreviar o dejar como un mero tr¨¢mite el futuro juicio, con una confesi¨®n, asunci¨®n de las penas solicitadas y quedar a la espera de una sentencia ajustada al pacto. De esta forma ¡ªy con la anuencia del resto de imputados¡ª el yerno del Rey despejar¨ªa para su esposa las complicaciones de acudir al juicio, con lo que supone de deterioro de su imagen ante la opini¨®n p¨²blica.
La asunci¨®n de los delitos, el reconocimiento de los hechos y su culpabilidad as¨ª como el retorno de los fondos malversados, unos seis millones de euros, podr¨ªa rebajar para Urdangarin la posible condena a una pena de cuatro a?os, que deber¨ªa cumplir en la c¨¢rcel.
El yerno del Rey ha protagonizado, seg¨²n distintas fuentes, algunos errores estrat¨¦gicos de defensa. En medios de la acusaci¨®n y la defensa se considera que de haber cerrado el pacto de arrepentimiento que se le ofreci¨® dos a?os atr¨¢s y se reiter¨® en al menos tres ocasiones hasta 2013, se hubiera acortado la duraci¨®n y amplitud de la causa. Con la causa cerrada en su ra¨ªz, seguramente, se habr¨ªa evitado que la investigaci¨®n se dilatara y alcanzara a la infanta Cristina.
Existi¨®, seg¨²n las mismas fuentes, otra postura err¨®nea de los acusados. Urdangarin y su socio en el instituto N¨®os, Diego Torres, junto al resto de administradores de la trama de N¨®os y Aizoon, fueron sometidos a un acta de inspecci¨®n fiscal por Hacienda.
Seg¨²n conocedores del caso, no negociaron con asesores o expertos ni recurrieron de manera adecuada la soluci¨®n de sus problemas fiscales con la Agencia Tributaria. Los inspectores de Hacienda investigaron los supuestos fraudes antes de la investigaci¨®n del juez y del fiscal. Aquellos expedientes y recursos administrativos se complicaron y derivaron en acusaciones por delito fiscal y blanqueo de capitales que afectaron finalmente, por decisi¨®n del juez, a la hija del Rey.
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