Reforma constitucional
Lo de Catalu?a se complica con el acuerdo entre Mas y Reagrupament
Lo de Catalu?a se complica con el acuerdo entre Mas y Reagrupament, a cuyo l¨ªder hay que agradecer su claridad a favor de la declaraci¨®n unilateral de independencia. Fuera m¨¢scaras, si es que las hab¨ªa. Ya sabemos que de lo que se trata es de tensar la cuerda hasta el m¨¢ximo. No hay inter¨¦s en buscar un acuerdo y, de hecho, el ininteligible silencio desde Madrid se lo pone a las mil maravillas. Todos saben que no va a haber consulta, al menos una que sea verdaderamente vinculante. El acuerdo con Carretero es tambi¨¦n un aviso a navegantes ante el tr¨¢mite en el Congreso del pr¨®ximo 8 de abril. Nadie duda que quedar¨¢ en eso, en un formalismo para que cada cual diga en un solo acto lo que ya vienen diciendo por separado. A esos efectos da casi igual que Mas no acuda a la C¨¢mara baja; el precedente de Ibarretxe teniendo que tragarse su famoso Plan con luz y taqu¨ªgrafos es suficiente para disuadir a cualquiera que tenga pretensiones similares.
Los astros parecen haberse colocado en la confluencia perfecta para el choque de trenes, aunque uno vaya a toda velocidad y el otro permanezca casi parado; uno lleve siempre la iniciativa y el otro no se d¨¦ por enterado. Y, sin embargo, a Rajoy se le ofrece la ocasi¨®n perfecta para cambiar las tornas y escaparse de su no-decisionismo visceral. Lo tiene relativamente f¨¢cil, le basta con hacer el pr¨®ximo martes una declaraci¨®n solemne de convocatoria de reforma constitucional. A partir de ese momento es ¨¦l quien lleva la iniciativa, quien tiene la posibilidad de controlar los tiempos y quien, en ¨²ltimo t¨¦rmino, puede contribuir a apaciguar esta ya irritante situaci¨®n de chantajes de unos a otros y de imposibilidad manifiesta de resolver el problema pol¨ªtica y jur¨ªdicamente. Ser¨ªa el momento, adem¨¢s, de emprender una reflexi¨®n serena sobre cu¨¢l es el dise?o territorial que de verdad queremos, de ganar tiempo.
Despu¨¦s de la sentencia un¨¢nime del Tribunal Constitucional, y previa reforma de la Ley Fundamental, no se excluye la posibilidad de un pronunciamiento de los catalanes sobre su propio futuro. Ni del resto de los espa?oles, como es obvio. Podr¨¢ criticarse la sentencia por establecer impl¨ªcitamente que la declaraci¨®n de soberan¨ªa del Parlament produce efectos jur¨ªdicos o por cualquier otra raz¨®n, pero lo cierto es que el Constitucional ha trasladado el problema a la pol¨ªtica y lo ha apartado ya de bizantinas disquisiciones jur¨ªdico-constitucionales.
?Qu¨¦ har¨ªa un hombre de Estado en esta situaci¨®n? Probablemente actuar, no permitir que se siga pudriendo o dejar que su trabajo lo hagan las an¨®nimas fuerzas de la historia. En lugar de escudarse en la Constituci¨®n para no hacer nada, la tratar¨ªa de adecuar a los nuevos desaf¨ªos. Sobre todo cuando es probable que sea ya nuestra ¨²ltima oportunidad para atrapar la Ocasi¨®n por los pelos. Recuerden que cuando se deja pasar la pintan calva.
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