El desconcierto socialista
Se busca cambiar las ¡®formas¡¯ como parte de una nueva relaci¨®n entre el partido y la sociedad
Mientras Rajoy se piensa pl¨¢cidamente si va a hacer algo en los pr¨®ximos meses para reaccionar a su amarga victoria, los socialistas ya han empezado a lamerse las heridas. A abr¨ªrselas en canal, m¨¢s bien. Despu¨¦s de la l¨®gica dimisi¨®n de Rubalcaba y la de otros que tambi¨¦n se han sentido interpelados por el resultado, el problema se trasladaba enseguida a otro lugar, al dichoso procedimiento a partir del cual emprender la renovaci¨®n: si hab¨ªa que dotar de prioridad al congreso o a las primarias, si votar¨¢n los delegados o los militantes, y cu¨¢l haya de ser el calendario respectivo. La cuesti¨®n es de enjundia, porque una disputa p¨²blica sobre los procedimientos vicia impl¨ªcitamente la legitimidad del resultado. Y, sin embargo, detr¨¢s del desacuerdo no hay solo un inter¨¦s estrat¨¦gico de algunos de los posibles candidatos, es parte tambi¨¦n del mismo proceso de renovaci¨®n. Se busca cambiar las formas como parte de una nueva relaci¨®n entre el partido, sus militantes y la sociedad; es un movimiento m¨¢s en la l¨ªnea del cambio que se desea emprender, superar un modelo de organizaci¨®n ex¨¢nime.
Este ya era un debate en marcha en el PSOE antes de las elecciones, que ahora el efecto Podemos probablemente convierta en una obsesi¨®n. Entre otras razones, porque los partidos nunca han encontrado una soluci¨®n satisfactoria al dilema clausura/apertura, ni siquiera en tiempos de las redes sociales. Ah¨ª est¨¢ una de las grandes dificultades que, junto con la renovaci¨®n de las ideas y la adecuada elecci¨®n de un nuevo liderazgo, acechan al partido. Con el agravante de que deber¨¢ hacerlo bajo el golpe psicol¨®gico que significa la fragmentaci¨®n de la izquierda y que el PP ya no es su ¨²nico adversario, ahora la competencia principal se le ha trasladado a la izquierda y hacia el eje nacionalista.
Todo apunta a que estamos ante un fin de r¨¦gimen, el que acab¨® asent¨¢ndose despu¨¦s de la Transici¨®n, pero ignoramos qu¨¦ lo pueda sustituir. Ya no nos sirven las viejas rutinas y convenciones, hay que empezar a reinventarlo todo. Pero ?hacia d¨®nde?, ?cu¨¢les deben ser los contornos de la ¡°nueva pol¨ªtica¡±? En el caso del PSOE, tiene la dificultad a?adida de que un partido con pretensiones de gobierno no puede evitar apoyarse sobre la solidez de su organizaci¨®n y la formulaci¨®n de propuestas cre¨ªbles y realistas, aunque se vistan con gui?os ut¨®picos. No todo se centra en la transformaci¨®n de las formas o los procedimientos. Bienvenidos sean los cambios del partido en su relaci¨®n con la sociedad, que es un factor imprescindible, pero tanto o m¨¢s importante es cu¨¢l sea el proyecto que tiene para ella y c¨®mo puede liderar sus aspiraciones y apaciguar sus temores. Estamos todav¨ªa en el Km 1 de lo que se vislumbra como un largo y sinuoso camino.
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