La gran ruptura
Nadie puede bloquear el acceso de autores nuevos y agendas inusuales
Las sociedades pol¨ªticas tienen una din¨¢mica muy particular que debemos entender bien para no hacer an¨¢lisis equivocados. Las fuerzas pol¨ªticas tradicionales ¡ªdel establishment, el mainstream o ¡°la casta¡±¡ª, tienen en com¨²n que su pretensi¨®n es administrar el principio de realidad, del que hacen lecturas en principio diferentes. La derecha y la izquierda disputan en este campo. En los momentos de crisis esa diferencia se reduce, como es l¨®gico, ya que las crisis disminuyen las opciones y obligan a administrar con sobriedad las promesas. Cuando esto ocurre, las sociedades se desorientan, se irritan y aparecen fen¨®menos en los que ya no se trata tanto de qu¨¦ elegir entre las posibilidades existentes como de impugnar la paleta de opciones que se nos presentan. Aparece una nueva diferenciaci¨®n e irrumpen fuerzas que se desentienden del principio de realidad y pretenden gestionar ¨²nicamente el principio de placer.
Esto es lo que, a mi juicio, se ha puesto de manifiesto en las recientes elecciones europeas y que explicar¨ªa el ¨¦xito de una fuerza pol¨ªtica que se autodefine como gente que puede frente a quienes administran las limitaciones. Las partidos cl¨¢sicos han gobernado y van a gobernar, por lo que saben de los l¨ªmites del gobierno y hasta qu¨¦ punto pasan factura las promesas incumplidas; pueden incluso detestar al adversario, pero son tambi¨¦n conscientes de que terminar¨¢n teniendo que contar con ¨¦l para no pocas cosas; saben que representan a la gente pero que no son la gente, porque en una democracia s¨®lo podemos pretender hablar en nombre del pueblo de manera representativa, es decir, sin monopolizarlo, en medio de una pluralidad de voces, constantemente expuestos a la verificaci¨®n de tal autoridad.
Pienso que esta es la gran novedad, la nueva ruptura (aunque no in¨¦dita en la historia de la pol¨ªtica, ni mucho menos): la escisi¨®n de la responsabilidad y la posibilidad. Frente a lo que suele repetirse, no es tanto una rebeli¨®n fruto del desencuentro entre las ¨¦lites sordas y las masas inocentes que desprecian a sus representantes, como parecen acreditar todas aquellas encuestas que se?alan a la clase pol¨ªtica como el principal de nuestros males. Estos nuevos actores llenan el escenario de un lenguaje que contrasta con el calculado acartonamiento de los discursos tradicionales, lo que ejerce un indudable atractivo sobre buena parte del electorado. Pero, sobre todo, aparecen una multitud de promesas que son tanto m¨¢s atractivas cuanto m¨¢s desprovistas est¨¢n de un plan de viabilidad. Acusarles de biso?ez es una forma de desprecio que no tiene ning¨²n sentido en el espacio abierto de una sociedad democr¨¢tica; la ¨²nica inexperiencia que les define es que no saben lo dif¨ªcil que resulta ser reelegidos y esta experiencia es lo que proporciona madurez a los actores pol¨ªticos.
La aparici¨®n de lo nuevo es algo tan antiguo como la humanidad. S¨®lo la falta de memoria explica nuestro desconcierto o excesivo entusiasmo ante esta ruptura que forma parte del viejo ciclo de nuestras democracias. Esa historia humana impredecible nos ense?a que a todo lo que irrumpe le espera tambi¨¦n la contradicci¨®n, acech¨¢ndola como al resto de los mortales. La historia contin¨²a y el sucederse de las promesas y las decepciones es su motor. Por eso, bienvenidas sean a la pol¨ªtica las promesas audaces, porque nuestros sistemas pol¨ªticos requieren esas sacudidas que ponen de manifiesto que nadie puede bloquear el acceso de autores nuevos y agendas inusuales. Es mejor que est¨¦n trabajando en las instituciones pol¨ªticas que indignados en sus m¨¢rgenes. Porque la pol¨ªtica es un camino que tarde o temprano nos conduce a todos a la realidad, de la que haremos siempre interpretaciones diversas, pero que, en tanto que entorno que nos condiciona y compartimos con otros, es siempre algo limitante. La pol¨ªtica es el lugar donde cada uno administramos como podemos esa frustraci¨®n.
Daniel Inneraty es Catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica y Social, Investigador "Ikerbasque" en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y profesor visitante en la London School of Economics.
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