El negocio de la proclamaci¨®n

Se mire donde se mire, ah¨ª est¨¢n las caras de Felipe y Letizia. Tazas, abanicos, botellas de vino, llaveros... Todos llevan ya el rostro de los nuevos Reyes. En Madrid Souvenirs, en ?pera, las dependientas no dan abasto. La fila de clientes llega hasta la puerta.

?¡ª ?La tienes en rosa? Soy muy presumida...

Mercedes S¨¢nchez, de familia republicana, ha recorrido todas las tiendas de regalos que ha visto a su paso para encontrar una camiseta con la imagen de los nuevos monarcas. Al final ha dado con ella en una tienda que apenas lleva abierta una semana. ¡°A mis 60 a?os, me hace ilusi¨®n vivir este momento hist¨®rico¡±, comenta mientras le echa un vistazo a otros objetos dise?ados para la ocasi¨®n. Los imanes, 3 euros; un plato grande, 11,95; y las sudaderas, a 24,95.

Los vendedores madrile?os no han dudado en aprovechar la ocasi¨®n para hacer su agosto. ¡°Encargamos el dise?o en cuanto supimos que don Juan Carlos abdicaba. Todo ha sido en tiempo r¨¦cord¡±, explica Miguel Garc¨ªa, responsable de otra tienda de recuerdos. El empresario asegura que la mayor¨ªa de los compradores son personas mayores. Pero hay excepciones. ?lvaro roza los 20 a?os y tambi¨¦n anda buscando lo ¨²ltimo en merchandising real. Su mejor amigo es un apasionado de la historia y, como vive en Estados Unidos, quiere enviarle algunos recuerdos.

Los comerciantes no son los ¨²nicos que sacan tajada de esta jornada. Carmen N¨²?ez y su marido no son mon¨¢rquicos ac¨¦rrimos, pero pensaron que si colgaban una bandera de Espa?a en el balc¨®n lograr¨ªan atraer a quien s¨ª lo es. Y su estrategia ha dado resultado. La pareja ha llegado a un acuerdo con un matrimonio de Sevilla que buscaba una terraza en Gran V¨ªa para ver pasar a don Felipe. ?El precio? 1.000 euros. La suma incluye pasar all¨ª la noche. ¡°Cuando se casaron Felipe y Letizia hubo una vecina que sac¨® 3.000 euros. La econom¨ªa era otra¡±, comenta la mujer.

Cobro 1.000 euros por alquilar el balc¨®n. En la boda, una vecina sac¨® 3.000. Es la crisis¡±

En la plaza de Oriente, los residentes discrepan. Concha Pelayo sabe que podr¨ªa ganar mucho dinero a costa de sus privilegiadas vistas: el balc¨®n del Palacio Real ¡ªel ¨²nico punto del recorrido donde se podr¨¢ ver a don Juan Carlos junto a su hijo¡ª le pilla justo enfrente. ¡°Mi hijo es periodista y, por solidaridad, dejo que pasen los medios a realizar alguna toma. Pero sin cobrar¡±. Dos pisos m¨¢s arriba, Victoria Navarro no se resiste ante la posibilidad de llevarse un pellizco: ¡°No ten¨ªa pensado alquilarlo, pero si me das 5.000 euros es tuyo¡±.

Otros como Alain Fetis, un franc¨¦s que lleva m¨¢s de tres d¨¦cadas viviendo en la calle de Bail¨¦n, propone una cosa distinta. Este jubilado del sector hostelero ha estado d¨ªas repartiendo cuartillas con fotos hechas desde la terraza de su casa, esperando que alguien se interese por su balc¨®n, aunque sostiene que no tiene intenci¨®n de ganar un duro con ello. ¡°Quiero que venga una cadena de televisi¨®n, preferiblemente extranjera, para que haga promoci¨®n del turismo espa?ol. O alguien que, a cambio, le ofrezca un trabajo a mi hija; es psic¨®loga¡±.

Ajeno a este negocio, Eduardo Calvo templa su sed en la barra del m¨ªtico restaurante Lhardy. El abogado tiene su despacho en la Puerta del Sol, donde los quiosqueros han querido sumarse a la moda de la bandera. Calvo tambi¨¦n ha sacado la suya al balc¨®n. ¡°Cada dos por tres exhiben all¨ª las ense?as republicanas. Pues yo ahora aprovecho y pongo la m¨ªa¡±, apunta. La due?a del establecimiento, Milagros Novo, asegura que por all¨ª han pasado hasta seis generaciones de Borbones. La primera fue Isabel II. La hostelera ya ha reservado un hueco en la pared del comedor donde colgar una fotograf¨ªa firmada por los nuevos monarcas.