?La hora de Duran Lleida?

Cuando en Catalu?a empez¨® el llamado "proceso soberanista", Aznar dijo que antes se romper¨ªa Catalu?a que Espa?a. Por ahora tiene algo de raz¨®n: se est¨¢ rompiendo el sistema de partidos. Por un lado, el declive del PSC empez¨® con el tripartito y el desgraciado asunto del nuevo Estatuto. Ahora Iceta intenta recomponerlo: no lo tiene f¨¢cil. Por otro lado, CiU empez¨® a desviarse de su ambig¨¹edad tradicional cuando hacia 2011 empez¨® a pedir lo imposible, el concierto fiscal al modo vasco-navarro, y a?adi¨®: "si no lo conseguimos, ejerceremos el derecho a decidir y proclamar la independencia". Error fatal al exigir algo imposible, empeorado al invocar un derecho inexistente. Elecciones y sondeos empezaron a mostrar CiU perd¨ªa apoyos por todos lados.

A esta ya precaria situaci¨®n, la autoinculpaci¨®n de Jordi Pujol est¨¢ resultando demoledora. Del disimulo con el cual la Catalu?a oficial trataba las fundadas sospechas sobre la corrupci¨®n de la familia Pujol se est¨¢ pasando al extremo contrario: pronto nadie les saludar¨¢ por la calle si es que se atreven a salir de su casa. Todos est¨¢n tomando distancias, una situaci¨®n parecida a 1975, tras la muerte del dictador, cuando tantos franquistas, activos o pasivos, proclamaban que nunca lo hab¨ªan sido.

El reci¨¦n estrenado secretario general de Converg¨¨ncia, y segundo de Mas en el partido, el muy independentista Josep Rull, ha declarado que el partido debe refundarse. Sabemos por otras experiencias que si un partido llega a semejante conclusi¨®n es que est¨¢ en ca¨ªda libre. Y, efectivamente, todo parece indicar que as¨ª es. De repente, lo que domina en la opini¨®n p¨²blica es que la confesi¨®n de Jordi Pujol esconde la verdad, es s¨®lo la espuma de una trama de corrupci¨®n sumergida en una ola m¨¢s profunda. Hay que esperar y ver, pero las expectativas son devastadoras, la descomposici¨®n de CiU puede acelerarse.

No hay duda que, por ahora, en la pol¨ªtica catalana el ganador neto de estos quince ¨²ltimos a?os ha sido ERC. Buena parte del voto independentista de CiU ya ha pasado a sus filas. Pero tambi¨¦n es cierto que un componente num¨¦ricamente muy importante del votante convergente est¨¢ formado por catalanistas moderados, socialmente conservadores y poco amantes de las aventuras, que nunca votar¨¢n a ERC. ?Ad¨®nde ir¨¢n sus votos una vez Converg¨¨ncia pase a ser irrelevante?

Quiz¨¢s caben dos posibilidades. La primera que los votos se dispersen hacia la abstenci¨®n o hacia otros partidos, por ejemplo, hacia el PSC, C's o PP. La segunda que se cree un nuevo polo de catalanistas moderados y conservadores, unificados en torno a Duran Lleida. As¨ª ERC habr¨ªa culminado su labor destructora. Antes del 9 de noviembre puede haberse formado un nuevo sistema de partidos en Catalu?a.