La cruzada de Maroto
Los adversarios del alcalde de Vitoria le tildan de populista por sus cr¨ªticas a los inmigrantes
Javier Maroto (Vitoria, 1972), alcalde de su localidad natal desde 2011, siempre ha defendido el endurecimiento del acceso a las ayudas sociales de emergencia. Ahora est¨¢ en el foco de la pol¨¦mica por declarar que los magreb¨ªes se aprovechan del sistema de ayudas p¨²blicas. Pero este discurso no es nuevo sino recurrente en ¨¦l, desde que siendo cabeza de lista del PP a la alcald¨ªa enarbol¨® el compromiso de erradicar la ¡°bolsa de fraude social¡±: ¡°Voy a exigir que se eleve a cinco a?os el periodo m¨ªnimo de empadronamiento [para acogerse a las prestaciones] porque es un clamor social¡±, dijo a este diario antes de asumir el bast¨®n de mando, cuando a los inmigrantes se les ped¨ªan seis meses de empadronamiento.
En su entorno aseguran que a Maroto ¡°le obsesiona tomar el pulso de la calle, palpar las preocupaciones de sus vecinos¡±. Sus adversarios pol¨ªticos, en cambio, le acusan de populista y de defender posiciones que solo buscan la rentabilidad electoral. Licenciado en Econ¨®micas y Empresariales por la Universidad de Deusto, trabaj¨® en empresas vinculadas a las nuevas tecnolog¨ªas hasta que en 1999 se sum¨® al equipo con el que Alfonso Alonso, hoy portavoz del PP, lleg¨® a la alcald¨ªa de Vitoria. Fue ocho a?os concejal de Hacienda, y como regidor no ha abandonado su cruzada contra ¡°la mala gesti¨®n del Gobierno vasco en la concesi¨®n de ayudas sociales¡±.
¡°La sociedad no debe admitir que alguien sin deseos de integraci¨®n, incluso [con deseos] de confrontaci¨®n, o que quiere vivir sin trabajar, pueda beneficiarse de un sistema que les alimenta y no les exige nada a cambio¡±. Son declaraciones de un Maroto, ya investido alcalde, que hace un a?o ve¨ªa as¨ª su ciudad: ¡°Vitoria ha estado a punto de ser una bomba de relojer¨ªa porque durante 20 a?os ha sido la ciudad de las ayudas para todo el mundo sin papeles¡±.
La intransigencia que Maroto ha mantenido en esta materia, o ante el aborto, choca frontalmente con decisiones de corte m¨¢s tolerante en otras cuestiones, como el matrimonio gay. Se alej¨® de la l¨ªnea dura del PP al apoyar la retirada del recurso de inconstitucionalidad contra esa ley, ha celebrado bodas entre homosexuales y permiti¨® que con ocasi¨®n del D¨ªa del Orgullo Gay se pintase un paso de peatones con la bandera arco¨ªris.
Maroto habla alem¨¢n y es un fan¨¢tico de Eurovisi¨®n. Activo en las redes sociales y siempre pendiente de las reclamaciones vecinales, tampoco se ha arrugado ante su partido cuando defendi¨® el cierre de la central nuclear de Garo?a, en contra del criterio de Industria. Pero no ha dado su brazo a torcer en la pol¨ªtica de subsidios a los inmigrantes: ¡°No tiene sentido que el sistema permita vivir sin trabajar cobrando 900 euros sacados de los impuestos de todo el mundo¡±, dice. Tambi¨¦n se opuso a la apertura de mezquitas en la capital alavesa (hay siete en la ciudad). Las asociaciones que trabajan con inmigrantes le tachan de ¡°xen¨®fobo¡± y ¡°reaccionario¡±, y piden que el Ayuntamiento repudie a su m¨¢ximo representante declar¨¢ndole persona non grata.
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