¡®Redada¡¯ contra la polic¨ªa en Magaluf
La justicia investiga supuestas extorsiones a comerciantes Cuatro agentes han sido detenidos
Una red de polic¨ªas dedicada a la supuesta protecci¨®n de determinados negocios est¨¢ siendo investigada por presuntas extorsiones y complicidades clandestinas con clanes de empresarios en una esquina de Mallorca, Magaluf, en Calvi¨¤. Es un im¨¢n, una marca de atracci¨®n morbosa para el esc¨¢ndalo y los conflictos.
El jefe de la Polic¨ªa Local de Calvi¨¤, Jos¨¦ Antonio Navarro y dos de sus 144 guardias han ca¨ªdo bajo sospecha judicial y han pisado la c¨¢rcel, preventivamente, tras las denuncias documentadas, con v¨ªdeos y emails, de unos comerciantes. Los dos polic¨ªas (el jefe de la unidad canina Miquel Pellicer y su colaborador Antonio Santos) salieron en libertad e imputados tras 12 d¨ªas de reclusi¨®n. Esta semana pasada ha ca¨ªdo otro alfil de la trama, el jefe de la Polic¨ªa de Marratx¨ª, Antonio Ledesma, que era oficial en Calvi¨¤. A los dos d¨ªas fue puesto en libertad, tras haber ¡°colaborado¡±, seg¨²n su abogado.
¡°Se ha destapado una cruda guerra empresarial¡±, reconoce un investigador de este caso bajo secreto. ¡°Aparece la supuesta implicaci¨®n de algunos agentes de polic¨ªa que habr¨ªan extorsionado y amenazado a propietarios de locales no amigos para favorecer a otros¡±.
En Magaluf hay ¡°gran voracidad econ¨®mica¡± y ¡°conflictos soterrados¡± por favoritismos, seg¨²n Pepe Tirado portavoz de la Asociaci¨®n de Comerciantes y Empresas de Servicios Tur¨ªsticos. ?l cree que el exjefe preso Navarro ¡°se ha comido el marr¨®n de otros¡±, que es una ¡°v¨ªctima¡± de una trampa en una guerra de clanes.
La investigaci¨®n ser¨¢ prolija, sobre patrimonios y posible trasvases de fondos de origen sucio. La fiscal¨ªa supone que Navarro y Ledesma est¨¢n ligados a empresarios de Magaluf, a los que proteg¨ªan. Les tramitaban permisos de trabajadores a trav¨¦s de una gestor¨ªa que ambos controlaban. Se cree que ten¨ªan una iguala, un sueldo fijo. La pista est¨¢ en los emails de estos negocios paralelos que aport¨® un clan de la competencia que se siente perjudicado.
Una juez Carmen Gonz¨¢lez, dura y herm¨¦tica orden¨® el encarcelamiento preventivo de los polic¨ªas. Las imputaciones son por negociaciones prohibidas a funcionarios, amenazas, extorsiones y omisi¨®n del deber de perseguir el delito.
El exjefe Navarro es un hombre gris y tranquilo, licenciado en Derecho y que daba cursos policiales de deontolog¨ªa. Algunos de los comerciantes de la zona le ven como ¡°un sheriff que ha acabado en la c¨¢rcel mientras que ahora mandan los forajidos (que le denunciaron). Es el mundo al rev¨¦s¡±. Del otro jefe implicado, Ledesma exjefe de Marratx¨ª se sabe que vive al lado del mar, en un apartamento que fue registrado durante cinco horas.
La calle Punta Ballena se presenta como un lugar sin ley. All¨ª funciona una factor¨ªa de dinero por el consumo masivo de alcohol y excesos prohibidos. Ahora se ha destapado una supuesta mafia policial, dos jefes de cuerpos locales y dos guardias han sido detenidos e imputados. Uno sigue preso.
En las madrugadas de verano ruge un volc¨¢n en una calle, Punta Ballena, invadida por m¨¢s de 10.000 j¨®venes clientes, turistas brit¨¢nicos, muchos beodos en pleno desenfreno. En 500 metros, apenas nadie habla espa?ol. Es un dominio de propietarios y clientes ingleses.
Calvi¨¤ es una mina con 53.000 habitantes [19.000 extranjeros]. Tiene 59.500 camas tur¨ªsticas. En verano triplica su poblaci¨®n, con otras plazas residenciales alegales. Punta Ballena es un negocio-r¨ªo: bares, tiendas de licores, sex-shop y discotecas que operan a tope cinco de los 12 meses
De d¨ªa, desierto, de madrugada llega la masa. La pugna por el bebedor es agresiva. Se busca al cliente en la playa, se le caza con una tropa de tiqueteros. Se incita al consumo de alcohol, con retos y copas de regalo.
El fiscal anticorrupci¨®n, Miguel ?ngel Subir¨¢n, sibilino y en¨¦rgico interrogador, est¨¢ bregado en desentra?ar ama?os policiales. Quiere tirar del hilo sobre eventuales conexiones de tramas de agentes en distintos municipios tur¨ªsticos que parece que son tolerantes o exigentes, a la carta.
La mecha del actual esc¨¢ndalo fue la difusi¨®n, este verano, de un v¨ªdeo privado que documentaba una felaci¨®n en serie por parte de una chica en ¡°una excursi¨®n et¨ªlica¡± programada en pub de Punta Ballena. El local donde se grab¨® y la empresa que organiz¨® el evento fueron sancionados duramente, amenazados con un a?o de cierre, una hecatombe financiera. El v¨ªdeo situ¨® a Magaluf otra vez en los medios internacionales.
El foco informativo sobre Punta Ballena por el v¨ªdeo pornogr¨¢fico provoc¨® la visibilidad sobre los habituales negocios raros: estupefacientes, m¨²sica sin tope, alcohol sin l¨ªmites y otras actividades ligadas a la prostituci¨®n. La mano dura oficial hizo estallar las viejas disputas entre competidores y se afloraron las probables complicidades con polic¨ªas municipales.
Otra cinta de v¨ªdeo, ¨¦sta con quince meses de antig¨¹edad, de mayo de 2013, sali¨® oportunamente a la luz, poco despu¨¦s de llegar a la mesa de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. La filtr¨® un denunciante. Destapa un probable montaje de dos polic¨ªas locales contra un empresario de Magaluf. Esta pieza incriminatoria fue captada por cuatro c¨¢maras de seguridad que mont¨® la v¨ªctima en su local de Punta Ballena.
La grabaci¨®n muestra como un agente coloca una bolsa de droga en un sof¨¢ del establecimiento privado para que despu¨¦s la localice un perro husmeador antinarc¨®ticos que dirige un segundo polic¨ªa. Sin embargo, en el informe de inspecci¨®n que firmaron ambos agentes no se rese?¨® que hab¨ªan hallado droga en el local. ¡°Fue una amenaza, para demostrar lo que son capaces de hacer¡±, observa una de las personas que conoce el meollo de la investigaci¨®n. La defensa aduce que era un ejercicio de adiestramiento del perro polic¨ªa aunque se us¨® un se?uelo de droga al margen del control oficial.
¡°Esto lleva ocurriendo muchos a?os¡±, comenta Alejandro Jara, un empresario que tiene m¨¢s de siete locales en Calvi¨¤ y que ha sido uno de los que ha puesto en manos de la justicia el asunto de la aparente corrupci¨®n policial. Los denunciantes afirman que los agentes ignoran los locales que los tienen ¡°comprados¡±, a los que no molestan mientras que al resto ¡°los fr¨ªen¡±, detalla Jara.
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