Prisi¨®n para seis polic¨ªas por la muerte de un hombre en Cartagena
Los seis polic¨ªas acusados de matar a un hombre alegan un accidente Se les imputa el homicidio de un hombre en Cartagena que llam¨® al 091 para pedir auxilio Los efectivos aseguran que se produjo ¡°un forcejeo cuando trataba de huir¡±
Diego P¨¦rez, de 43 a?os, el menor de seis hermanos, un parado de larga duraci¨®n con brotes ocasionales de esquizofrenia que sobreviv¨ªa con una peque?a ayuda social y los recados que iba haciendo en el barrio de Las Seiscientas ¡ªuna de las zonas m¨¢s deprimidas de Cartagena¡ª, pidi¨® ayuda a la polic¨ªa dos veces la noche del 11 de marzo. La primera sobre las 21:30 horas. Cont¨® al 091 que le amenazaban unos vecinos con muy mala prensa en el bloque. En la segunda, a las 4:30 de la madrugada, repiti¨® sus temores. A partir de ah¨ª se le perdi¨® la pista. Hasta que 14 d¨ªas m¨¢s tarde un grupo de senderistas encontr¨® su cuerpo flotando en la cala Cortina, a unos tres kil¨®metros de su casa. La versi¨®n oficial apunt¨® que los agentes lo hab¨ªan dejado en su vivienda. Una salida rutinaria m¨¢s a un barrio conflictivo. La titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 4 de Cartagena ha decretado prisi¨®n provisional, incomunicada y sin fianza para los seis polic¨ªas.
La autopsia al cad¨¢ver no es tan condescendiente: revela sucesivos golpes en la cabeza propinados por m¨¢s de una persona a un hombre indefenso
Los dos polic¨ªas que acudieron a socorrerlo est¨¢n hoy acusados de homicidio. Igual que otras dos parejas de guardia que patrullaron el turno de noche de la desaparici¨®n. Los seis fueron detenidos el pasado lunes por compa?eros suyos y hoy han prestado declaraci¨®n ante la juez de Instrucci¨®n n¨²mero 4 de Cartagena, Mar¨ªa Antonia Mart¨ªnez. Los dos ¨²ltimos d¨ªas los han pasado incomunicados en cinco comisar¨ªas de Murcia. Durante los interrogatorios policiales del lunes y el martes, ofrecieron una ¨²nica versi¨®n. Seg¨²n han confirmado fuentes de la investigaci¨®n a EL PA?S alegaron que hab¨ªan llevado a la v¨ªctima a esa playa alejada del centro urbano para intentar tranquilizar al hombre. Y que una vez all¨ª se produjo ¡°un forcejeo cuando trataba de huir¡± que caus¨® su muerte. Los investigadores no dan cr¨¦dito a esa explicaci¨®n y defienden que se trata de una versi¨®n pactada por los j¨®venes. De momento, no ha trascendido si en la declaraci¨®n judicial de hoy, que comenz¨® poco despu¨¦s de las nueve de la ma?ana, repitieron esos argumentos.
El departamento de Asuntos Internos y la polic¨ªa judicial de la misma comisar¨ªa de Cartagena llevaba meses tras la pista de esos seis agentes. Desde que un testigo asegur¨® haber visto a Diego subir al coche zeta delante de su vivienda. Los investigadores colocaron micr¨®fonos en tres veh¨ªculos policiales y grabaron horas de conversaciones a los agentes ahora detenidos. Cada noche, hac¨ªan tres llamadas a otros tantos dispositivos telef¨®nicos camuflados en los Citro?n C4 con los que sal¨ªan de ronda los ya entonces sospechosos. El pasado septiembre, uno de los agentes descubri¨® un micro entre el techo y el parasol del coche. Dos sindicatos policiales lo denunciaron ante la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Murcia y en los tribunales. Los mandos alegaron que formaba parte de un sumario secreto.
Una c¨¢mara de tr¨¢fico capt¨® a los tres coches camino de la cala la noche de los hechos. Los registros de las antenas de telefon¨ªa localizaron all¨ª a los seis agentes. El relato que contaron aquella madrugada al regresar del servicio en Las Seiscientas se desmoron¨®.
Los investigadores colocaron micr¨®fonos en tres veh¨ªculos policiales y grabaron horas de conversaciones a los agentes ahora detenidos
En la comisar¨ªa de Cartagena, desde que el lunes se precipitaron los arrestos con un ambicioso despliegue ¡ªcortes de calles incluidos¡ª los m¨¢s de 300 agentes oscilan entre la incredulidad y el estupor. Los detenidos son seis polic¨ªas j¨®venes, con fama de buenos chicos en el Cuerpo, que nunca hab¨ªan sido expedientados. Muchos de sus compa?eros, los que los tratan m¨¢s directamente, aseguran que tal vez ¡°se les fue la mano¡±.
La autopsia al cad¨¢ver no es tan condescendiente: revela sucesivos golpes en la cabeza propinados por m¨¢s de una persona a un hombre indefenso.
Una vez muerto, alguien lanz¨® su cuerpo al mar.
Los autores del informe policial atribuyen a los agentes detenidos seis homicidios y esperan que su declaraci¨®n ante la juez sirva para repartir los papeles en el crimen: autores materiales, c¨®mplices, encubridores, si los hubiese.
En el bar Castillo de Cartagena, su hermano Enrique sigue con la boca abierta. El lunes por la tarde le telefone¨® un periodista del diario local La Verdad para contarle que seis polic¨ªas hab¨ªan sido arrestados por la muerte de su hermano. No dio cr¨¦dito ¨¦l ni el resto de la familia, convencidos como estaban de que a Diego lo hab¨ªa matado un vecino. Desde entonces, Enrique solo pide que ¡°caiga sobre ellos todo el peso de la ley¡±. Repite frases hechas en entrevistas de prensa, radio y televisi¨®n: ¡°Caiga quien caiga, ya sean polic¨ªas o ciudadanos corrientes¡±. Su pareja y sus dos hijas asienten con la cabeza. El director general de Polic¨ªa, Ignacio Cosid¨® lanza mensajes parecidos y promete contundencia si se demostrase que hay manzanas podridas: ¡°Se actuar¨¢ con toda contundencia ante cualquier error o hecho grave¡±. La juez tiene ahora la ¨²ltima palabra.
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