Autogoles
Introducir el derecho de secesi¨®n en la Constituci¨®n ser¨ªa lo contrario a una soluci¨®n
Se ha convertido en un lugar com¨²n entre pol¨ªticos nacionalistas catalanes advertir que una vez dado el paso hacia el soberanismo, no puede haber vuelta atr¨¢s. Y que, como dijo el s¨¢bado pasado Oriol Junqueras, ¡°los tiempos se han acelerado y el autonomismo no tiene presente ni futuro¡±. No el centralismo sino el autonomismo, que tras haber hecho posible el m¨¢s extenso autogobierno catal¨¢n de la historia moderna pasa a ser considerado el enemigo principal. La ambig¨¹edad ha muerto, proclaman los conversos.
Tambi¨¦n en el Pa¨ªs Vasco, en octubre de 1997, se dio por enterrado el Estatuto de Gernika por quienes propugnaban romper el pacto del PNV con los socialistas para sustituirlo por un acuerdo soberanista con Herri Batasuna. Lo hizo el entonces m¨¢ximo dirigente del sindicato nacionalista ELA, un poder f¨¢ctico capaz de condicionar al Gobierno de Vitoria m¨¢s que cualquier partido. Como ahora en Catalu?a la Asamblea Nacional Catalana, que se considera con derecho a dictar instrucciones al presidente de la Generalitat.
La advertencia sobre el irreversible giro soberanista estuvo a punto de verificarse a trav¨¦s del Pacto de Lizarra, pero no prosper¨® y hoy el Estatuto sigue vigente, y el lehendakari Urkullu condiciona cualquier iniciativa de ampliaci¨®n del autogobierno al consenso transversal de la plural sociedad vasca; y a que se plantee como reforma de ese Estatuto y no como ruptura del mismo o de la Constituci¨®n.
Ese equilibrio es visto por algunos (en los dos extremos del arco pol¨ªtico) como prueba de ambig¨¹edad y le desaf¨ªan a que diga de una vez si quiere o no la independencia. Lo mismo le reclamaban a Mas cuando en abril de 2011 se abstuvo en la votaci¨®n de una propuesta parlamentaria que planteaba una hoja de ruta hacia la independencia. Muchos de los contrarios al soberanismo que le ped¨ªan claridad a?orar¨¢n ahora aquella ambig¨¹edad.
La contundencia en la entonaci¨®n no siempre garantiza el acierto. En particular si quienes la practican son personas conocidas por sus ideas contrarias a la independencia. Ejemplo v¨¢lido para Catalu?a y Pa¨ªs Vasco: los opuestos a la separaci¨®n pero partidarios resueltos de la autodeterminaci¨®n. O los que argumentan que la soluci¨®n consiste en una reforma a fondo de la Constituci¨®n que incluya el derecho a la separaci¨®n. Falsa salida porque la tendr¨ªan que votar todos los espa?oles, la mayor¨ªa de los cuales estar¨ªa en contra, y porque tampoco satisfar¨ªa la demanda de muchos catalanes de decidir (ellos solos) sobre el futuro pol¨ªtico de Catalu?a.
Una variante de contundencia contraproducente es la de quienes llevan su indignaci¨®n contra el PP a excesos como afirmar que la sentencia sobre el Estatut fue un ¡°golpe de Estado¡±. (¡°No te pido que pares las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera¡±, le dijo Di St¨¦fano a un portero del Valencia cuando entrenaba a ese equipo).
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