Lo que Espa?a aprendi¨® del ¨¦bola
La crisis ha obligado al Gobierno a revisar pr¨¢cticas sanitarias o de informaci¨®n
Es un examen que nadie pens¨® que hubiera que pasar. El contagio de una auxiliar de enfermer¨ªa en suelo espa?ol por tratar a un misionero repatriado enfermo de ¨¦bola puso a prueba al sistema sanitario, y tambi¨¦n a las m¨¢ximas autoridades sanitarias y pol¨ªticas. El fracaso de las segundas ha quedado eclipsado por el ¨¦xito de la curaci¨®n de Teresa Romero. Con la mujer fuera de peligro y a punto de ser dada de alta, se ponen en evidencia las rectificaciones que han motivado una crisis del ¨¦bola que nadie previ¨®.
Protocolos. Hasta el contagio de la auxiliar, los protocolos internacionales calificaban a los sanitarios que trataban a pacientes de ¨¦bola como contactos de bajo riesgo. Bastaba con que se tomaran la temperatura dos veces al d¨ªa e informaran en caso de fiebre. Fiebre alta. Romero llam¨®, pero como no superaba el umbral de los 38,6 grados ¡ªquiz¨¢ porque estaba tomando paracetamol, un antit¨¦rmico¡ª, el protocolo no se activ¨® hasta que la enfermedad se manifest¨® con todos los s¨ªntomas y, por consiguiente, el riesgo de contagio. El protocolo se modific¨®. Todos los contactos directos de pacientes con ¨¦bola, entre ellos los sanitarios, pasan a ser considerados de alto riesgo. El umbral de fiebre para definir un caso como sospechoso pasa a 37,7 grados.
Centro especializado. El hospital Carlos III tuvo que adecuarse en apenas unas horas para recibir al primer misionero repatriado, Miguel Pajares, en agosto. La sexta planta, con habitaciones especiales de aislamiento, llevaba meses cerrada porque la Comunidad de Madrid hab¨ªa desmantelado este antiguo centro de referencia de enfermedades infecciosas para convertirlo en una suerte de geri¨¢trico para pacientes con largas estancias. Tras la muerte del segundo misionero, Manuel Garc¨ªa Viejo, el consejero de Sanidad madrile?o anunci¨® que el Carlos?III no volver¨ªa a atender un caso de ¨¦bola porque estaba previsto llevarlos al hospital militar G¨®mez Ulla. Sin embargo, cuando Romero se contagi¨®, fue trasladada al Carlos III, como todos sus contactos de alto riesgo. En plena crisis, la Comunidad no solo cambi¨® su discurso ¡ªel presidente regional admiti¨® que si el Gobierno lo ped¨ªa, y lo pagaba, dejar¨ªa este hospital como centro de infecciosos¡ª, sino que hizo obras de urgencia para crear mejores habitaciones de aislamiento. El futuro del centro sigue en el aire.
Con un ojo puesto en ?frica
Han pasado siete meses desde que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud decret¨® la alerta por ¨¦bola en marzo. Y casi tres desde la repatriaci¨®n del primero de los dos misioneros fallecidos por el virus en Espa?a, Miguel Pajares. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dijo el viernes que adem¨¢s de tomar medidas en pa¨ªses occidentales es necesario "atacar el problema" en ?frica occidental. A?adi¨® que el ¨¦bola "tiene un impacto directo en la econom¨ªa y en la seguridad de nuestros vecinos africanos".
M¨¦dicos Sin Fronteras solicit¨® tambi¨¦n el viernes un impulso a los tratamientos y vacunas para los profesionales que trabajan en ?frica con "m¨¢s inversi¨®n e incentivos" a la investigaci¨®n, el desarrollo y la producci¨®n, seg¨²n se?al¨® el director m¨¦dico de la ONG, Bertrand Draguez, en declaraciones recogidas por la agencia Europa Press.
La orden de San Juan de Dios, a la que pertenec¨ªan los dos misioneros espa?oles fallecidos por el virus del ¨¦bola, lleva desde agosto preparando la reapertura del hospital San Jos¨¦ de Monrovia (Liberia), donde se contagi¨® Pajares. "Queremos reforzar el equipo con personal sanitario experto en enfermedades infecciosas y t¨¦cnicamente preparados para afrontar el ¨¦bola", explica un alto representante de la orden. "La situaci¨®n sanitaria de estos pa¨ªses es dram¨¢tica, la gente muere de parto, de malaria, de patolog¨ªas banales, sin que haya suficientes estructuras sanitarias abiertas. Pero hay que prevenir por todos los medios nuevos contagios antes de reabrir
Equipos de protecci¨®n. El m¨¦dico de urgencias del hospital de Alcorc¨®n Juan Manuel Parra trat¨® durante horas a Romero, ya enferma, con un EPI (equipo de protecci¨®n individual) corto de mangas. Tras conocerse el contagio de la auxiliar, todos los hospitales solicitaron buzos adecuados. A muchos no se les han podido servir las cantidades solicitadas por problemas de suministro. Incluso en el Carlos III, donde los profesionales m¨¦dicos ¡ªno as¨ª los de enfermer¨ªa, cuyo Consejo General ha criticado su calidad¡ª aseguran que el equipo siempre cumpli¨® los est¨¢ndares de bioseguridad, se mejoraron partes del traje, como las calzas.
Formaci¨®n. ¡°Dos personas en un escenario se pon¨ªan los trajes mientras el resto mir¨¢bamos desde el patio de butacas¡±. As¨ª explic¨® ¡ªel 7 de octubre, un d¨ªa despu¨¦s del ingreso de Romero¡ª c¨®mo era el curso de formaci¨®n el representante del sindicato Satse en el Carlos III, Juan Jos¨¦ Cano. Dur¨® ¡°20 minutos¡± y no hubo simulacros. El 15 de octubre, con la crisis abierta, se ¡°reforz¨® el entrenamiento¡± de los profesionales del Carlos III que ya ten¨ªan formaci¨®n previa, seg¨²n Crist¨®bal Belda, director de la Escuela Nacional de Sanidad. Duraban seis horas, de las que dedicaron cinco a ¡°ponerse y quitarse¡± el traje. Lo hicieron 369 personas, con ayuda de personal sanitario militar. El 19 de octubre comenz¨® un segundo curso, a¨²n en marcha, abierto a las autonom¨ªas y organismos como Salvamento Mar¨ªtimo. Es formaci¨®n para formadores. Duran tres d¨ªas y tienen un 65% de contenido ¡°pr¨¢ctico¡±, seg¨²n Belda. Durante 13 horas, los alumnos se visten y desvisten. Permanecen hasta una hora y 40 minutos con el traje puesto. ¡°Cuando se sienten c¨®modos, pueden trabajar con el traje m¨¢s de una hora; los primeros d¨ªas apenas aguantan 10 minutos¡±, a?ade Belda. Lo han hecho 110 personas.?Comunicaci¨®n. Los m¨¢ximos responsables de la crisis han mostrado un perfil p¨²blico que, en el caso de la ministra Ana Mato, no ha contribuido a generar confianza y, en el del consejero de Sanidad, Javier Rodr¨ªguez, ha indignado a muchos. Sus perlas: ¡°No tengo ning¨²n apego al cargo, soy m¨¦dico y tengo la vida resuelta¡±. ¡°Para explicar a uno c¨®mo quitarse o ponerse un traje no hace falta un m¨¢ster¡±. ¡°Tan mal no deb¨ªa estar para ir a la peluquer¨ªa¡±.La ministra protagoniz¨® una primera rueda de prensa sin informaci¨®n. Fue relegada a un segundo plano cinco d¨ªas despu¨¦s, cuando el Gobierno cre¨® un comit¨¦ de crisis que inclu¨ªa un equipo cient¨ªfico. Para entonces, la psicosis estaba instalada entre muchos sanitarios y vecinos de Alcorc¨®n. El Gobierno trat¨® de comunicar mejor: cre¨® una web, una cuenta de Twitter y dio ruedas de prensa en las que hablaban t¨¦cnicos. Rectific¨®, aunque sin alcanzar la transparencia prometida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.