¡°En Europa nos tratan como a animales porque les asustamos¡±
Los inmigrantes transportados en un cami¨®n de la basura relatan su odisea
En el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barranco Seco, Gran Canaria, han habilitado el comedor para que los inmigrantes llegados la pasada semana a una playa de Maspalomas (Gran Canaria) puedan relatar su odisea. Es un cuarto fr¨ªo, con mesas alargadas y bancos a sus pies. Se llega a ¨¦l por un largo pasillo, de aspecto carcelario, no obstante fue el centro fue una antigua prisi¨®n. Desde esa estancia cuentan lo vivido el pasado 5 de noviembre , cuando permanecieron tirados al sol en la arena durante cinco horas sin ser atendidos por temor a que alguno de ellos pudiera estar contagiado de ¨¦bola. ¡°Parec¨ªa que los asust¨¢bamos, ?Por qu¨¦ nos tratan en Europa como animales?¡±, dice uno de ellos con los ojos bien abiertos. A su lado, los compa?eros de traves¨ªa asienten resignados.
¡°No sabemos por qu¨¦...¡±, se lamenta en franc¨¦s otro joven, visiblemente airado por estar encerrado en lo que a ¨¦l le parece ¡°una prisi¨®n¡±. Fue ¨¦l mismo que alz¨® los brazos en se?al de protesta mientras los fot¨®grafos retrataban su salida duna arriba en el remolque de un cami¨®n que habitualmente se utiliza para retirar residuos de las playas. Viky llega de Costa de Marfil. All¨ª logr¨® completar sus estudios superiores y habla franc¨¦s con soltura. Admite que en su pa¨ªs no le faltaba la comida en la mesa, pero que huy¨® por ¡°la situaci¨®n pol¨ªtica, que no es buena, hay mucha tensi¨®n¡±. Habla de las consecuencias del conflicto entre los partidarios del atual presidente, Alaska Ouattara, y quienes echan de menos a su antecesor, Laurent Gbagbo, juzgado en la Haya. El conflicto gener¨® un mill¨®n de refugiados que llegaron a la frontera de Liberia, como Viky y su familia que no conf¨ªan en la pacificaci¨®n. Liberia es tambi¨¦n uno de los pa¨ªses asolados por el virus del ¨¦bola.
Vicky explica que cuando sali¨® de all¨ª rumbo a Europa todav¨ªa no hab¨ªa llegado la enfermedad. Y que por el camino pas¨® dos a?os en Marruecos antes de subirse a la patera camino de Espa?a. Lleg¨® a Gran Canaria y ahora est¨¢ en el CIE sin creer que la van a repatriar: ¡°Dicen que nos van a expulsar, pero a m¨ª otros africanos que han venido no me hablaron de esta c¨¢rcel¡±, asegura.
Marie procede de Nigeria. Es callada y se encuentra a¨²n aturdida por un viaje ¡°muy duro¡±. Su marido logr¨® llegar antes que ella a la pen¨ªnsula. En su periplo hasta Maspalomas extravi¨® su n¨²mero de tel¨¦fono y ahora no sabe c¨®mo contactar con ¨¦l para decirle que sigue viva.
El lunes, cuatro d¨ªas despu¨¦s de su azarosa llegada, el grupo se pudo cambiar de ropa, ayudado por la Federaci¨®n de Asociaciones Africanas de Canarias.
En la revisi¨®n m¨¦dica que pasaron los volvieron a atender con mascarillas aunque ninguno ten¨ªa fiebre ni s¨ªntomas de enfermedad, como qued¨® escrito en las revisiones anteriores. La juez que les tom¨® declaraci¨®n en San Bartolom¨¦ de Tirajana, los atendi¨® a trav¨¦s de una ventanita, a seis metros de distancia. Est¨¢ embarazada y tem¨ªa contagiarse, desconfiada de la informaci¨®n oficial.
El Centro de Internamiento de Barranco Seco tiene un ¨ªndice de expulsi¨®n relativamente bajo, tras el plazo m¨¢ximo de estancia legal, que es de 60 d¨ªas. Solo la cuarta parte de los que llegan (el 26,4%, seg¨²n informan fuentes policiales) son enviados de regreso a sus pa¨ªses. Otra juez, la que tutela el CIE, Victoria Rosell, pide reflexionar sobre ¡°si ese porcentaje inferior al 30% de expulsiones efectivas hace necesaria la privaci¨®n de libertad o si en muchos casos se puede evitar¡±.
En el CIE no est¨¢n todos los 21 inmigrantes que llegaron. Un menor sigue en un centro de acogida inmediata y otro est¨¢ en el Hospital Insular de Gran Canaria. Tiene un corte profundo causado por la h¨¦lice de la patera, al intentar bajarse de la embarcaci¨®n. A otro inmigrante le cuesta caminar. Cojea visiblemente y se queja de un golpe en la cadera. Lo han llevado varias veces al centro hospitalario. Tanto como el dolor, igual que al resto lo martillea una pregunta: ¡°?Es verdad que nos van a expulsar?¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.