Soy ped¨®filo, busco ayuda
Tratar a las personas que se sienten atra¨ªdas por menores ayuda a evitar que cometan abusos. Dos pacientes relatan su experiencia
La primera se?al fue que ¡°con los ni?os conocidos se le iba la mano¡±. Cuando el adolescente al que llamaremos Sergi ten¨ªa 16 a?os, su madre encontr¨® por casualidad unas fotos que hab¨ªa bajado de Internet. Im¨¢genes de menores desnudos, mucho m¨¢s peque?os que ¨¦l. ¡°Nada pornogr¨¢fico, nada expl¨ªcito... Pero ves que aquello no es sano, no puede serlo¡±, dice su madre. ¡°Tratas de meterle miedo, le rega?as. Nuestro hijo es un chico cari?oso, ayuda en casa y cede el asiento en el autob¨²s... Le dijimos, te queremos ayudar, le preguntamos, ?te gustan los ni?os?, ?de d¨®nde viene esta atracci¨®n?, ?por qu¨¦ lo haces? Pero ¨¦l solo respond¨ªa: ¡®No lo s¨¦. No lo s¨¦¡±. La afable pareja de clase media cuenta su historia en la consulta del terapeuta barcelon¨¦s que ha devuelto la alegr¨ªa a su hijo adolescente. ¡°El problema este, cuanto antes se aborde mucho mejor¡±, dicen. ¡°Pero hay un tab¨² enorme... No sabes d¨®nde buscar ayuda¡±.
Cuando Sergi ten¨ªa 16 a?os, sus padres encontraron las fotos de menores desnudos. ¡°El problema este, cuanto antes se aborde mejor¡±, dicen
Los casos de abusos a menores repugnan a la sociedad. Sin embargo, no todos los ped¨®filos los cometen ¡ªlo que los convertir¨ªa adem¨¢s en pederastas¡ª, y muchos quieren dejar de hacerlo. Por ello, la comunidad cient¨ªfica, sobre todo en Alemania y Canad¨¢, est¨¢ apostando por lo que llaman ¡°prevenci¨®n primaria¡±: ofrecen terapia gratuita para ped¨®filos que la quieran, financiada p¨²blicamente, cuyo objetivo es evitar los abusos antes de que ocurran, ayudando al potencial agresor a controlar, eliminar o prevenir su parafilia sexual.
En Espa?a no existe nada parecido. De 40 sex¨®logos contactados por este peri¨®dico en busca de ped¨®filos que acudan voluntariamente a terapia, la mayor¨ªa coincidieron en que muy pocos buscan ayuda voluntariamente. ¡°En parte porque no es f¨¢cil encontrarla...¡±, opina el catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, Enrique Echebur¨²a. ¡°Aqu¨ª los ¨²nicos programas de tratamiento se hacen en la c¨¢rcel y la inmensa mayor¨ªa de los ped¨®filos que llegan a las consultas privadas vienen referidos de prisi¨®n¡±. ¡°No basta con rasgarse las vestiduras cuando ya se ha abusado de un ni?o¡±, a?ade Josep Mar¨ªa Farr¨¦, jefe de Psiquiatr¨ªa del Hospital Quir¨®n Dexeus. ¡°Para prevenir el abuso tienes que ocuparte de quien puede convertirse en agresor. Pero, desgraciadamente, este pa¨ªs no est¨¢ preparado para ello¡±.
En Alemania existe desde hace una d¨¦cada el Proyecto Dunkelfeld ¡ªque significa ¡®campo oscuro¡¯, porque quiere llegar a los lugares donde no llega la ley¡ª. Est¨¢ financiado por el Ministerio de Justicia y de Familia ¡°ya que el objetivo principal es proteger a los ni?os¡±, dice Till Amelung, uno de los terapeutas. El fin est¨¢ claro; la forma rompe clich¨¦s. El programa se anuncia con un v¨ªdeo donde aparecen hombres enmascarados, un m¨¦dico, un ejecutivo, uno con pinta de profesor. ¡°Es obvio lo que debes pensar de los que son como yo¡±, dice la voz en off. ¡°Yo tambi¨¦n lo pensaba. Enfermo. Pervertido. Escoria¡±. El ¨²ltimo se quita la m¨¢scara: ¡°En terapia he aprendido que nadie tiene la culpa de su inclinaci¨®n sexual, pero todos somos responsables de nuestros actos¡±. El 5 de noviembre el Proyecto Dunkelfeld lanz¨® un programa para pacientes de entre 12 y 18 a?os con quienes esperan que la terapia sea m¨¢s efectiva. La idea es que los a?os de aislamiento y secreto solo empeoran las cosas y muchos acaban autojustific¨¢ndose.
?Se nace, se hace, se cura, se pal¨ªa?
El manual de la Asociaci¨®n Estadounidense de Psiquiatr¨ªa establece como criterios para diagnosticar un "trastorno ped¨®filo" tener impulsos sexuales relacionados con prep¨²beres de forma recurrente durante m¨¢s de seis meses y haber actuado sobre ellos o sentir malestar (culpa, ansiedad) por tenerlos. El origen de la parafilia no se conoce. James Cantor, investigador del Centro de Salud Mental de Toronto (Canad¨¢), lleva una d¨¦cada recopilando datos sobre pederastas y compar¨¢ndolos con otros agresores sexuales. "Se investiga muy poco este tema y el apoyo gubernamental es escaso", dice por correo. Tras escanear el cerebro de 127 agresores, la mitad pederastas, descubri¨® en estos una alteraci¨®n de la materia blanca, que rodea la materia gris. Cantor habla de un "cortocircuito en la mente del ped¨®filo". Para ¨¦l es una "orientaci¨®n" con la que se nace y que no se puede cambiar. Cree, sin embargo, que la mayor¨ªa no son violentos y que la terapia les permite controlar la conducta.
Paul Fedoroff, director de la Cl¨ªnica de conducta sexual de Ottawa (Canad¨¢), opina lo mismo desde la premisa opuesta. Considera la pedofilia un "inter¨¦s" que se puede "curar y prevenir". Sus argumentos: ha tratado a miles "con un ¨ªndice de reincidencia cercano a cero". Su programa, p¨²blico y gratuito, recibe cada vez m¨¢s pacientes. "En gran parte por el esfuerzo que hemos hecho por aparecer en los medios", cuenta por correo.
Cuando los padres de Sergi encontraron las fotos, el chico ya iba a un psic¨®logo porque ten¨ªa problemas para relacionarse. Sus padres le comentaron el hallazgo: ¡°No le dio importancia, lo minimiz¨®, ¡®cosas de cr¨ªos¡¯, te lo dice un profesional, as¨ª que te lo crees¡±. Sin embargo, un tiempo despu¨¦s encontraron m¨¢s im¨¢genes y su hijo mayor les cont¨® que en una ocasi¨®n Sergi hab¨ªa toqueteado a un ni?o peque?o. Era un conocido, no estaban solos y no fue violento. El cr¨ªo dijo, ¡°Ey, no me toques¡± y se march¨®. ¡°Hasta aqu¨ª hemos llegado¡±, pensaron los padres. ¡°No podemos permitir que siga por esos derroteros, hay que buscar a un especialista¡±.
Tras ratrear la web dieron con Xavier Pujols, del Instituto de Sexolog¨ªa de Barcelona, que ha tratado a siete ped¨®filos en 13 a?os con la terapia familiar de Clo¨¦ Madanes (due?a de un centro en California que ha ayudado a 72 adolescentes ped¨®filos). Consiste en 20 pasos, el primero, ¡°reconocer lo que se ha hecho¡±. La familia ha estado un a?o en tratamiento. ¡°El primer d¨ªa ya salimos los tres con una sonrisa¡±, recuerdan. Fue aqu¨ª donde el chico acept¨® lo que le pasaba, donde relat¨® que hab¨ªa sufrido acoso escolar durante a?os en secreto ¡ªel origen del problema, seg¨²n su terapeuta¡ª, donde pidi¨® disculpas a su familia y a su v¨ªctima. Donde confes¨® que hab¨ªa pensado en ¡°quitarse de en medio¡±. El recuerdo quiebra la voz de sus padres: ¡°Quiz¨¢s nuestra historia ayude a otros, tiene que haber miles pasando por lo mismo¡±.
Pablo acepta hablar sobre su pedofilia en un chat usando un nombre ficticio y acompa?ado de su terapeuta en Sevilla. Como a los padres de Sergi, le mueve que su testimonio sirva a otros. ¡°A m¨ª la terapia me ha devuelto la vida¡±, repite. Lleg¨® a ella por mandato judicial. Ten¨ªa ¡°treinta y muchos¡± cuando le denunciaron por tocar los genitales a una ni?a de su entorno. Como no ten¨ªa antecedentes, el juez le oblig¨® a buscar ayuda. Si reincid¨ªa, ir¨ªa a la c¨¢rcel. ¡°Un par de psic¨®logos me dijeron que no sab¨ªan tratarme y eso no me molestaba, pero una terapeuta me ech¨® a voces de su consulta, me llam¨® sinverg¨¹enza, me dijo que a quien hab¨ªa que tratar era a los pobres ni?os con los que yo hab¨ªa hecho algo, y que como mujer y madre le parec¨ªa inaceptable que yo pidiese ayuda¡±. ¡°Entiendo que no somos casos f¨¢ciles, ?pero qu¨¦ hacemos?¡±, escribe Pablo en el chat. ¡°Yo no he elegido esto¡±.
Entre lo mucho que no sabemos de la pedofilia ¡ªsorprendentemente, trat¨¢ndose de algo que preocupa tanto¡ª es c¨®mo se origina. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre si el ped¨®filo nace o se hace, aunque algunas investigaciones recientes apuntan a un origen fisiol¨®gico (se nace as¨ª y no se puede cambiar). Los datos sugieren tambi¨¦n que muchos ped¨®filos han sufrido abusos en la infancia pero que ello no es causa necesaria ni suficiente para desarrollar el trastorno.
¡°A m¨ª la terapia me ha devuelto la vida", escribe Pablo en el chat. ¡°No somos casos f¨¢ciles, ?pero qu¨¦ hacemos? Yo no he elegido esto¡±
De los cuatro a los ocho a?os un adulto oblig¨® a Pablo a hacerle felaciones. ¡°Lo viv¨ª con miedo, con extra?eza, con sorpresa¡±, recuerda. ¡°No me gust¨®, pero como no me gustaban otras cosas. Quiz¨¢s di por hecho que era as¨ª y punto. Luego, cuando yo jugaba con otros ni?os les ense?aba eso que me hab¨ªan ense?ado¡±. ¡°Ahora entiendo que nunca he tenido sexualidad de ni?o¡±, dice. ¡°El adulto que abus¨® de m¨ª me la rob¨®¡±.
Cuando un lego investiga durante meses el tema de la pedofilia, entra con un pu?ado de certezas y sale con un saco de dudas. Tambi¨¦n con alg¨²n clich¨¦ de menos: en torno a la mitad de los condenados por pederastia no son ped¨®filos, es decir, no abusaron de ni?os por sentirse principalmente atra¨ªdos por ellos, sino por otras razones como la oportunidad o el abuso de alcohol o drogas.
La literatura cient¨ªfica es extensa, compleja, a veces contradictoria, otras, incierta. El gran escollo es que la mayor parte de lo que sabemos es gracias a estudios con muestras peque?as de poblaci¨®n reclusa o con antecedentes. Por ejemplo, la pedofilia es b¨¢sicamente un trastorno masculino, pero tambi¨¦n se cree que los abusos femeninos podr¨ªan estar infrarrepresentados en las estad¨ªsticas penitenciarias.
No sabemos apenas nada sobre los ped¨®filos que, cometiendo abusos, no han entrado en el sistema judicial, ni sobre aquellos que nunca han actuado. Se llaman a s¨ª mismos ¡°ped¨®filos virtuosos¡±. Se reunen en foros online (sobre todo estadounidenses) para apoyarse mutuamente y formar a terapeutas. No quieren delinquir y consideran que el sexo con ni?os est¨¢ mal (incluido el uso de pornograf¨ªa).
Bob Radke es portavoz del portal B4uact.org (que significa ¡°antes de que act¨²es¡±). ¡°Nunca he cometido un abuso, tengo fantas¨ªas, pero eso es todo lo que son¡±, explica por correo. ¡°Los foros no previenen el abuso, pero puede que la comunicaci¨®n s¨ª lo haga. Atreverse a ir a terapia es dif¨ªcil y cuesta encontrar un psic¨®logo dispuesto a escucharte. Les pedimos que tengan una mente abierta; nadie en sus cabales desea sentirse atra¨ªdo por menores. Yo nac¨ª as¨ª. Si podemos hablar sobre lo que sentimos seremos m¨¢s felices, y no imagino a una persona feliz haciendo da?o a otra¡±.
En la comunidad cient¨ªfica tampoco hay consenso sobre c¨®mo tratar a los ped¨®filos o hasta qu¨¦ punto se puede. La terapia m¨¢s com¨²n es la cognitivo conductual, acompa?ada o no de pol¨¦micos f¨¢rmacos inhibidores de la libido. Los terapeutas s¨ª coinciden en que el ped¨®filo que busca proactivamente ayuda tiene la mitad del camino hecho. Pablo asiente: ¡°Para que la terapia funcione, hay que quererla, no hacerla por reducciones de condena y cosas as¨ª. Y tengo claro que si hubiese recibido ayuda de adolescente, todo esto no habr¨ªa pasado¡±.
¡°En la adolescencia empec¨¦ a sentirme un bicho raro¡±, cuenta. ¡°No estaba c¨®modo bebiendo alcohol, escuchando la m¨²sica de los de mi edad... as¨ª que segu¨ª rode¨¢ndome de ni?os m¨¢s chicos. El problema no era que me gustasen las ni?as; es que nunca dejaron de gustarme. Todos se flipaban por las tetas y a m¨ª me daban igual¡±.
Desde hace tres a?os Pablo tiene novia. Se lo ha contado todo. ?C¨®mo se explica algo as¨ª? Es la ¨²nica pregunta que pide no responder
La prevalencia de la pedofilia no est¨¢ clara. Seg¨²n los investigadores del Proyecto Dunkelfeld, el 1% de los hombres son ped¨®filos (otros estudios lo elevan hasta el 5%). Piense en uno de ellos. Es improbable que haya imaginado a un adolescente angustiado por algo que empieza a descubrir en su interior y que no puede compartir con nadie. Sin embargo, se sabe que la pedofilia, como todos los despertares sexuales, suele surgir en la adolescencia y venir acompa?ada de ansiedad, culpa, verg¨¹enza, aislamiento e ideas suicidas.
El Pablo adolescente se acostumbr¨® a vivir ¡°metido en s¨ª mismo¡±. Pero entre los 18 y los 20 se dio cuenta de que hab¨ªa cruzado una l¨ªnea. ¡°Fue un momento atroz. Tom¨¦ conciencia de que pod¨ªa estar haciendo da?o, aunque yo nunca he sido violento, ni en esto ni en nada¡±. Tuvo entonces su primer intento de suicidio, con pastillas. El segundo, cort¨¢ndose las venas, ocurri¨® cuando le denunciaron. ¡°Lo que me pasaba ¡ªya no me pasa¡ª es que para m¨ª era irresistible limitar mis demostraciones afectivas a los ni?os. Me saltaba un l¨ªmite que todo el mundo tiene, me pon¨ªa mentalmente como si fuese un ni?o m¨¢s. Las cosas que hacen, ense?arse los genitales, a tocarse entre ellos, yo las segu¨ªa haciendo una vez abandonada la ni?ez¡±. ¡°Ellos lo hac¨ªan con inocencia¡±, dice Pablo. ¡°Pero yo me sent¨ªa un ni?o con cuerpo de adulto. Contaminado... Como uno en una playa nudista que finge naturalidad pero va a echar el ojo. Hac¨ªa un teatro¡±.
Terapia para ped¨®filos
Pablo lleva cinco a?os en terapia, mucho m¨¢s de lo que recomend¨® el juez. ¡°Estamos hablando de transformar lo m¨¢s profundo de la personalidad¡±, explica su psic¨®logo, Jos¨¦ Luis S¨¢nchez de Cueto, del Colectivo de Salud Avansex. ¡°Empezamos con el control de las conductas, luego trabajamos la ansiedad y ahora estamos reconstruyendo el sentido de la vida¡±. ¡°Yo estoy limpio con la sociedad¡±, dice Pablo, ¡°pero quiero estar tambi¨¦n limpio conmigo mismo¡±. Piensa seguir en terapia. Paga 55 euros la sesi¨®n semanal y tiene que asistir desde otra provincia. ¡°Pero esto no tiene precio, estoy comprando vitalidad¡±, dice. Siente que se est¨¢ ¡°transformando¡±, y en esa transformaci¨®n la pedofilia ¡°est¨¢ desapareciendo¡±. ¡°Gracias a la terapia nunca he reca¨ªdo de conducta; de fantas¨ªa s¨ª, pero las fantas¨ªas no delinquen¡±.
Desde hace tres a?os Pablo tiene novia. Al principio fueron a varias sesiones juntos porque no consegu¨ªa erecciones con ella. Un par de meses despu¨¦s, aconsejado por su terapeuta, se lo cont¨® todo. ?C¨®mo se explica algo as¨ª? Es la ¨²nica pregunta que pide no responder: ¡°Ella lo pas¨® fatal¡ No me hagas recordarlo, por favor, fue m¨¢s duro que la denuncia, el juicio e incluso el intento de suicidio¡±. ¡°Cuando me denunciaron sent¨ª mucha verg¨¹enza, pero curiosamente una parte de m¨ª se sinti¨® liberada¡±. Salir del secreto fue su segunda oportunidad. ¡°Yo creo que un d¨ªa esto va a ser un triste recuerdo¡±, dice. Pablo se alegra cuando en las noticias aparece la detenci¨®n de un pederasta o una red de pornograf¨ªa infantil. ¡°Yo no me considero un monstruo, pero eso no quiere decir que no los haya. El problema es que la sociedad solo ve lo m¨¢s aparatoso. Yo asumo mi responsabilidad y entiendo el da?o que hice porque a m¨ª tambi¨¦n me lo hicieron. Estoy tratando de reconciliarme con mi vida y alg¨²n d¨ªa me gustar¨ªa llegar a ser feliz¡±.
¡°Les ense?amos a vivir sin ser un peligro¡±
"Hacerse adulto no es f¨¢cil para nadie. Para ti quiz¨¢s sea a¨²n m¨¢s dif¨ªcil. Tus amigos se enamoran de estrellas, de famosos o de las chicas de la clase de al lado. A ti en cambio te gustan los ni?os. Eres el ¨²nico que sabes que eres distinto". El mensaje, sacado de un v¨ªdeo online, forma parte de la campa?a alemana Sue?as con ellos, que busca tratar a ped¨®filos adolescentes que est¨¢n descubriendo su problema. La iniciativa, financiada por el Ministerio de Familia alem¨¢n, forma parte del Proyecto Dunkelfeld, que desde 2005 ha tratado a 323 ped¨®filos adultos (154 siguen en terapia) en las 10 cl¨ªnicas repartidas por el pa¨ªs. "La mayor¨ªa de ellos cuentan que sus impulsos surgieron durante la adolescencia y que vivieron a?os de secretismo, aislamiento, culpa y baja autoestima", explica Till Amelung, uno de los terapeutas. El programa es la punta de lanza de un cambio de paradigma, m¨¢s emp¨¢tico, en torno a la pedofilia, que entiende que hay que ayudar al ped¨®filo a ayudarse a s¨ª mismo, a¨²n a costa de protegerlo. "No es un cambio f¨¢cil, pero puede ser uno que ponga a salvo a muchos menores", dice Amelung.
El nuevo proyecto, para adolescentes de 12 a 18 a?os, busca enfrentar el problema antes de que se arraigue. El a?o pasado hubo una prueba piloto con 20 j¨®venes. ¡°Est¨¢n llenos de p¨¢nico y angustia¡±, dice Andreas Peter, portavoz del proyecto. ¡°Desean una cura inmediata, pero no existe. Lo que ofrecemos es que aprendan a vivir sin ser un peligro para s¨ª mismos ni para otros¡±. El apoyo de los padres es fundamental durante el a?o de tratamiento, de base cognitivo conductual, que busca aceptar el problema, controlar los est¨ªmulos (no usar pornograf¨ªa, no merodear, limitar el contacto con menores) y desarrollar la autoestima. A diferencia de la que ofrecen para adultos, es individual y no incluye f¨¢rmacos para reducir la libido.
¡°La terapia est¨¢ basada en la que se usa para convictos por agresi¨®n sexual, pero a nosotros nos lo confiesan todo¡±, explica Amelung. La confidencialidad es clave. En Alemania, los terapeutas no est¨¢n obligados a denunciar lo que se dice en las sesiones. ¡°Nuestro principal objetivo es siempre proteger a los ni?os¡±, explica Amelung. ¡°Cuando un paciente supone un riesgo, buscamos f¨®rmulas alternativas a la denuncia como avisar a los padres o evitar que el ped¨®filo tenga acceso al menor¡±. En Espa?a, ¡°te¨®ricamente hay que denunciar¡±, seg¨²n el catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Enrique Echebur¨²a. ¡°Pero si el abuso ocurri¨® en el pasado no inmediato, si fue espor¨¢dico, el agresor est¨¢ buscando ayuda y es consciente de que est¨¢ mal... Habr¨ªa que usar el sentido com¨²n, valorarlo, siempre primando la protecci¨®n del menor¡±.
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