¡°Querido santo padre: tambi¨¦n cometieron abusos con un amigo m¨ªo¡±
El joven de Granada escribi¨® al Papa temiendo que varios curas abusaran de otros menores
¡°Querido santo padre: (¡) tengo 24 a?os y soy miembro supernumerario del Opus Dei¡±. Con estas palabras, precedidas del nombre completo de la v¨ªctima (que se omite porque era menor de edad cuando sucedieron los hechos), empieza la carta que, antes del verano, escribi¨® un joven de Granada al papa Francisco y a cuyo texto ¨ªntegro ha tenido acceso EL PA?S. Lo que nunca imagin¨® el remitente es que el propio Papa le iba a telefonear a su m¨®vil para pedirle perd¨®n ¡°en nombre de la Iglesia de Cristo¡±, expresarle su solidaridad ante el ¡°sufrimiento¡± que hab¨ªa vivido durante su adolescencia como monaguillo de una parroquia de Granada, san Juan Mar¨ªa de Viannei, y asegurarle que se iban a depurar responsabilidades. Cuando la v¨ªctima, dentro de su coche, estaba detenido en un sem¨¢foro a las 17.23 horas del 10 de agosto, al otro lado de un tel¨¦fono de n¨²mero desconocido alguien dijo: ¡°?Hablo con el se?or¡?¡± ¡°S¨ª, soy yo, ?qui¨¦n llama?¡± ¡°Buenas tardes, hijo, soy el padre Jorge¡±. ¡°No conozco a ning¨²n padre Jorge¡±, respondi¨® el conductor, de pelo rubio y ojos claros. El papa se llama Jorge Mario Bergoglio. ¡°Hijo, ser¨¦nate, soy el papa Francisco¡±. El joven se qued¨® helado. Fue cuando el Papa le pidi¨® disculpas, entre otras cosas, ¡°por este grav¨ªsimo pecado y grav¨ªsimo delito¡±, dijo.
Francisco hab¨ªa le¨ªdo su carta, cuyo contenido es sobrecogedor y que ha destapado el caso de un sospechoso y nutrido grupo de sacerdotes de Granada, muy amigos entre s¨ª, que captaban a monaguillos para la parroquia con el pretexto de infundirles una vocaci¨®n religiosa pero que, en realidad, escond¨ªan un submundo de pr¨¢cticas sexuales desenfrenadas no exentas de org¨ªas y masturbaciones colectivas. Pero con menores de por medio. Un juez de Granada ha abierto diligencias, que est¨¢n bajo secreto, por agresiones sexuales continuadas en el tiempo.
El origen de esta investigaci¨®n es la carta enviada al papa Francisco, aunque posteriormente la v¨ªctima acab¨® acudiendo a una comisar¨ªa y ampliando y detallando los hechos que describe en su misiva.
El joven empieza diciendo al Papa que por su vida han pasado ¡°nueve sacerdotes¡± que le han ¡°causado mucho da?o¡± a ¨¦l y, al menos, a ¡°otras cuatro personas¡± que, explica, ¡°han debido pasar el mismo tormento que yo¡±. Y detalla los nombres completos de cuatro curas. En concreto se refiere al supuesto cabecilla del clan, R. M., al que define como ¡°el director¡±, y luego aporta las identidades de F. J. (uno de los jueces eclesi¨¢sticos de la di¨®cesis) y el de los tambi¨¦n sacerdotes M. M., A. M. y el de J. C. M. Tras la intervenci¨®n papal, el Arzobispado de Granada abri¨® una investigaci¨®n can¨®nica y apart¨® a tres de estos sacerdotes de sus oficios religiosos. ¡°Entre estos sacerdotes¡±, recuerda en la carta la v¨ªctima, ¡°hay dos parejas de hermanos¡±. Todos ellos, a?ade, ¡°venden una fraternidad y filiaci¨®n poco com¨²n entre sacerdotes¡±.
La misiva contiene pasajes muy duros y dram¨¢ticos. Cuenta el joven que empez¨® a acudir a la citada parroquia, en la que hizo catequesis y la comuni¨®n cuando solo contaba ¡°siete a?os de edad¡±. Tiene otro hermano y sus padres viven en los aleda?os del templo. Toda esa actividad parroquial foment¨®, se?ala el entonces menor, ¡°mi relaci¨®n, confianza y cercan¨ªa con R.¡± (en alusi¨®n al considerado jefe del clan, integrado por los citados nueve curas, y dos seglares, y conocido en Granada como Los Romanones).
Bergoglio pidi¨® disculpas ¡°por este grav¨ªsimo pecado y grav¨ªsimo delito¡±
Esa confianza se tradujo pronto en el inicio de visitas, ¡°los domingos por la tarde¡±, a una casa situada en la calle Pav¨ªa de Granada, en el barrio del Zaid¨ªn, y propiedad de uno de los miembros del clan, en la que, entre otras, sol¨ªan reunirse y, en ocasiones, supuestamente, organizar org¨ªas, en medio de proclamas a favor del sexo sin distinci¨®n. ¡°Porque el amor es libre y eleva el esp¨ªritu¡±, sol¨ªa decirle el cabecilla para justificar todo tipo de pr¨¢cticas sexuales. Con exhibicionismo incluido.
¡°Hasta los 16 a?os¡±, escribi¨® el joven al Pont¨ªfice, ¡°mantuve un compromiso estable con la parroquia (¡) pero de ir solo a misa, tambi¨¦n empec¨¦ a visitar con frecuencia la casa parroquial. All¨ª pasaba fines de semana completos: estudiaba, estaba con ellos¡ Esto me supuso constantes discusiones con mis padres, que no entend¨ªan por qu¨¦ pasaba tanto tiempo en la parroquia¡±.
Se han abierto diligencias por agresiones sexuales continuadas
A juzgar por su misiva, las reprimendas familiares no le hicieron desistir. Y, lejos de disminuir, creci¨® su apego por la parroquia. ¡°R. (el cabecilla y p¨¢rroco principal de la iglesia) me convenci¨® de que si exist¨ªa la posibilidad de que yo tuviese vocaci¨®n, deb¨ªa participar mucho m¨¢s de la vida entre ellos e ir dejando poco a poco a mi familia. (¡) Siguiendo sus consejos, dej¨¦ la casa de mis padres con 17 a?os y me fui a vivir a la casa parroquial con R. y dos laicos¡±, cuyos nombres tambi¨¦n facilita al Papa. Se trata de S. Q. y M. F. Las diligencias judiciales est¨¢n bajo secreto sumarial y en periodo de investigaci¨®n y se omiten los nombres para no perjudicar las pesquisas. Para convencerle de que deb¨ªa separarse de su familia, el jefe del clan le reiteraba que solo acceden a la vocaci¨®n aquellos que se atreven a dejar ¡°al padre, la madre y la tierra por el reino de los cielos¡±.
Cuanta el denunciante que, a los 17 a?os, tras haber estado alg¨²n tiempo con ellos, ¡°descubr¨ª¡±, explica al Papa, ¡°la gran farsa que este hombre [se refiere al cabecilla] tiene montada¡±. Nunca durmi¨® solo. ¡°Jam¨¢s tuve cama propia en la casa parroquial, ten¨ªa que dormir en su cama a diario¡±, detalla en su carta. Y tampoco tuvo cama propia en los otros inmuebles fuera de la parroquia a los que iba con ellos los domingos.
La v¨ªctima cuenta que pasaba los fines de semana en la casa parroquial
El juez que instruye este asunto investiga un total de 19 casas, pisos y chal¨¦s distribuidos por la provincia de Granada y perteneciente a los miembros del clan. Dos de ellos sumaron a esa opulenta comunidad de bienes una herencia en dinero y pisos tasada en unos tres millones de euros y que leg¨®, en 2009, a estos curas una farmac¨¦utica de la localidad granadina de ?rgiva, cuyos vecinos siguen todav¨ªa sorprendidos por las artima?as que desplegaron algunos miembros del clan para persuadir a la entonces anciana sin descendencia de que ellos deb¨ªan ser los albaceas de sus propiedades cuando ella muriera. Cuando lleg¨® la herencia, el remitente de la carta papal ya hab¨ªa huido de la parroquia (hoy es profesor universitario, y, pese a todo, a¨²n conserva su fe); aunque en su misiva muestra su presentimiento de que, tras su marcha, otros menores hayan podido correr igual infortunio. En algunas de las viviendas del clan (entre ellas, adem¨¢s, un d¨²plex en el municipio costero de Salobre?a y un chal¨¦ ubicado en la falda de Sierra Nevada, en Pinos Genil), se produjeron los abusos sexuales que indaga el juez.
¡°Descubr¨ª la gran farsa que este hombre tiene montada¡±, dice
¡°Las pr¨¢cticas sexuales m¨¢s frecuentes iban desde masajes a masturbaciones y besos en la boca¡±, cuenta el joven a Francisco. ?l las mantuvo con al menos tres de los sacerdotes y un seglar, cuyos nombres concreta en su carta al Papa. En la que, ¡°por verg¨¹enza¡±, seg¨²n fuentes de su entorno, apenas entra en detalles (luego ante la polic¨ªa s¨ª los dio, y de ellos se desprenden graves delitos de agresi¨®n sexual a un menor, ya que los investigadores sostienen que en estos juegos sexuales, y dada la condici¨®n de minor¨ªa de edad del denunciante, exist¨ªa una situaci¨®n de abuso de autoridad de los curas fruto de la dependencia creada). ¡°Al resto de sacerdotes no los vi participar, pero s¨ª que estaban informados de lo que se hac¨ªa en la habitaci¨®n de este hombre¡±. Se refiere a R., principal urdidor de las actividades sexuales, en las que, supuestamente, tambi¨¦n pudieron intervenir chicas. Alude a dos que ¨¦l conoce, pero no lo afirma con rotundidad.
¡°Durante aquel tiempo sent¨ª que me volv¨ªa loco: siempre me hab¨ªan gustado las mujeres y me encontr¨¦ que estaba viviendo una sexualidad entre hombres que adem¨¢s eran sacerdotes que se supone que deb¨ªan vivir bajo los principios de la castidad y el celibato apost¨®lico¡±.
¡°He llevado este asunto con absoluta prudencia para no desgastar a la Iglesia¡±
¡°Querido santo padre¡±, contin¨²a el denunciante, ¡°hoy soy profesor (¡), pero por culpa de este sacerdote he desarrollado un trastorno de ansiedad generalizado (¡) Al terminar la selectividad en el a?o 2008 dej¨¦ la parroquia y la relaci¨®n con R. (¡) Me consta que tambi¨¦n cometieron abusos con un amigo m¨ªo, pero se march¨® al ver lo que suced¨ªa all¨ª. Vio la luz y pudo escapar de todo eso. Querido santo padre, este tema es de una gravedad considerable. Desde que me fui con 18 a?os y hasta ahora que tengo 24, jam¨¢s pens¨¦ que informar¨ªa de esto a nadie, pero me preocupa que estas pr¨¢cticas se est¨¦n haciendo tambi¨¦n con una amiga m¨ªa (¡) S¨¦ que esta carta puede ser motivo de esc¨¢ndalo. No busco nada para m¨ª, pero s¨ª me preocupa que estos se?ores puedan estar arruinando la vida de otros j¨®venes. Mil veces he deseado contarlo todo a mis padres¡ pero no lo he contado a nadie. He llevado este asunto con absoluta prudencia para no desgastar a la Iglesia y a tantos ministros que hacen tanto bien a las almas. (¡) Querido santo padre, entiendo que es inaceptable que estas personas puedan estar haciendo da?o a ni?os y ni?as¡ Le ruego que no permanezca impasible ante esto (¡) Jam¨¢s he querido llevarlo a los tribunales, pero estoy dispuesto a hacerlo si es necesario¡±.
Es inminente la cita del juez a los cuatro principales implicados
Tras esta carta, el denunciante recibi¨® dos llamadas del Papa, la antes citada y otra posterior dici¨¦ndole que se llegar¨ªa hasta el final y que no le parec¨ªa bien del todo que solo tres curas hubiesen sido apartados del ejercicio en el expediente abierto por la Archidi¨®cesis de Granada. Ahora, este asunto lo lleva un juez y es inminente que cite a declarar a los cuatro principales implicados, empezando por el considerado como presunto jefe del clan.
investigacion@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Papa Francisco
- Caso Romanones
- Granada
- Iglesia Cat¨®lica espa?ola
- Curas
- Papa
- Abuso menores
- Agresiones sexuales
- Clero
- Andaluc¨ªa
- Espa?a
- Iglesia cat¨®lica
- Cristianismo
- Religi¨®n
- Abusos sexuales
- Delitos sexuales
- Delitos
- Justicia
- Menores
- Grupos sociales
- Sociedad
- Abusos sexuales iglesia cat¨®lica Espa?a
- Violencia sexual
- El Pa¨ªs Investigaci¨®n