Ladislao Mart¨ªnez, pionero del ecologismo pol¨ªtico
El fundador de Aedenat (actualmente Ecologistas en Acci¨®n) lider¨® la lucha contra la privatizaci¨®n del agua en la Comunidad de Madrid
Ladislao Mart¨ªnez, referente en el mundo ecologista, falleci¨® ayer en Madrid y dej¨® muda a mucha gente: a su familia, a sus hermanos de tantas luchas verdes, a sus alumnos y colegas del instituto de Vallecas, a los compa?eros con los que inici¨® una enorme y exitosa movilizaci¨®n contra la privatizaci¨®n del Canal de Isabel II de Madrid, a los nuevos y viejos camaradas con los que se reencontr¨® en Podemos, a los pol¨ªticos de izquierda a los que asesoraba... Porque Ladis (nacido en Garcinarro, Cuenca, hace 56 a?os) era m¨¢s que un ecologista. Ladis era un l¨ªder social. Y muy buena gente.
¡°Empec¨¦ con el tema de las centrales nucleares, a principios de los ochenta¡±, explicaba a este diario hace dos a?os: ¡°Mi padre le¨ªa el peri¨®dico cuando iban a instalar Zorita, en 1968, y se maravillaba. Dec¨ªa que nos dar¨ªan la luz gratis¡±. Fund¨® Aedenat, hoy convertida en Ecologistas en Acci¨®n. Su muerte sorprendi¨® a la organizaci¨®n en un congreso confederal en Navarra, que se interrumpi¨® con un aplauso de minutos con el auditorio puesto en pie.
Contaba que sol¨ªa emprender batallas sin muchas posibilidades de ¨¦xito, pero gracias a sus conocimientos era un adversario tenaz y consigui¨® alguna sonada victoria, como la de organizar en 2012 un movimiento multitudinario que hizo inviable la privatizaci¨®n del agua en Madrid.
Siempre milit¨® en grupos de izquierda y aunque tuvo ofertas para pasar a la pol¨ªtica nunca dej¨® su plaza de profesor de Qu¨ªmica en un instituto en Vallecas. All¨ª se mov¨ªa como pez en el agua y se enorgullec¨ªa cuando consegu¨ªa inculcar a sus estudiantes amor por el medio ambiente. Ayer, entre tantos amigos y personalidades de movimientos sociales, hab¨ªa en el tanatorio de la M-30 de Madrid grupos de alumnos suyos llorando desconsolados.
Era consecuente y si sub¨ªa en tu coche y pon¨ªas el aire acondicionado suger¨ªa con una sonrisa que mejor bajases la ventanilla. Cuando lider¨® la exitosa marea azul contra la privatizac¨®n del agua en Madrid alg¨²n enemigo se tom¨® la molestia de rastrear sus posesiones. Pese a que le encontraron 15 hect¨¢reas de secano heredadas a medias con sus hermanos en el pueblo le tacharon de terrateniente. Ni perdi¨® la sonrisa ni habl¨® con inquina de quienes movieron aquello.
Entr¨® en Podemos, donde conflu¨ªan tantos movimientos en los que se hab¨ªa implicado. Como siempre, estaba hasta arriba de actividad cuando en junio tuvo un problema f¨ªsico que le dej¨® tocado, jodido, enfadado y triste. ¡°Me di cuenta de que algo me pasaba cuando leyendo un art¨ªculo sobre cambio clim¨¢tico me costaba seguir el hilo¡±, me explic¨® hace un mes. Le hab¨ªa llamado sin saber qu¨¦ ocurr¨ªa, solo para saber de su vida. Me explic¨® que la recuperaci¨®n iba m¨¢s lenta de lo que le habr¨ªa gustado, que estaba leyendo a ?lvaro Mutis y que le costaba, que se hab¨ªa trabado dando una charla de diez minutos sobre energ¨ªa. A ¨¦l, que era capaz de debatir durante horas con datos sin mirar un papel, eso le frustraba. ¡°?Te he dejado planchado, eh, querido amigo?¡±, repet¨ªa. Quienes le conoc¨ªan contaban ayer que desde entonces iba a las asambleas y se sentaba detr¨¢s y hablaba poco. Aquella vez nos emplazamos para un caf¨¦ que ahora s¨ª tendr¨¢ que esperar, querido amigo.
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