La felicidad de trabajar de ocho a tres
Una empresa de 9.000 empleados que ha instaurado la jornada intensiva constata su ¨¦xito
Martes. Dan las 15.00 en el reloj. Miles de personas empiezan a salir de un edificio en un barrio a las afueras de Madrid. Parece la pausa para comer; en realidad, es la salida del trabajo. No es un d¨ªa festivo ni un horario especial de Navidad. En esta oficina es lo cotidiano. Ocurre a diario desde 2008. Ese a?o Iberdrola acord¨® con su plantilla, unos 9.000 trabajadores, universalizar la jornada intensiva: trabajar de 7.15 a 14.50 con 45 minutos de flexibilidad a la hora de entrar o salir todos los d¨ªas del a?o. ¡°La medida pod¨ªa beneficiar a los trabajadores y era buena para la compa?¨ªa¡±, dice Ram¨®n Castresana, director de recursos humanos de la compa?¨ªa. Seis a?os despu¨¦s, Castresana, que estuvo al frente de ese cambio, defiende la decisi¨®n con cifras: ¡°Hemos mejorado la productividad y ganado m¨¢s de medio mill¨®n de horas de trabajo anuales. Hemos reducido en un 20% el absentismo y un 15% los accidentes laborales¡±. A pesar de esos n¨²meros y aunque la empresa cervecera Damm acaba de arrancar un programa semejante, la el¨¦ctrica sigue siendo una excepci¨®n en Espa?a en el sector privado.
Conciliaci¨®n y salario emocional
- La jornada continua reduce gasto de las empresas y, de media, aumenta la productividad un 6%, seg¨²n la investigaci¨®n Productividad y empleo elaborada por la Universidad de Zaragoza.
- Los espa?oles salen una media de dos horas m¨¢s tarde del trabajo que el resto de europeos, concluye un estudio de la Comisi¨®n Nacional de Horarios.
- El salario emocional hace referencia a la percepci¨®n que tiene el trabajador con respecto a su empresa. Si esta le cuida, ser¨¢ mayor. La flexibilidad y la conciliaci¨®n aumentan ese salario emocional. Las compa?¨ªas que aplican este tipo de pol¨ªticas aumentan su productividad un 19%, seg¨²n el Bar¨®metro de Conciliaci¨®n Edenred-IESE 2012. Adem¨¢s, los empleados se sienten cuatro veces m¨¢s comprometidos con la empresa y con su trabajo.
- Debido a la crisis, las empresas han recortado el presupuesto dedicado a conciliaci¨®n; se aprecia una reducci¨®n de hasta un 40% de las inversiones, seg¨²n datos del observatorio demogr¨¢fico y consultor¨ªa PeopleMatters.
"Por la ma?ana, llegas con otra mentalidad¡±, cuenta Teresa Roch, de 31 a?os y que trabaja en el departamento de recursos humanos. Tras un tiempo trabajando en Escocia, entr¨® en Iberdrola en julio de 2013. ¡°En Glasgow llegaba a la oficina y no paraba hasta la hora de comer. Muchos compa?eros lo hac¨ªan delante del ordenador y aprovechaban para mirar el correo, el peri¨®dico¡ Despu¨¦s de la hora de salida nadie se quedaba haciendo horas extra¡±, recuerda. En Espa?a, es diferente: se llega, se saluda, se lee el peri¨®dico, se toma un caf¨¦ con alg¨²n compa?ero y se sale m¨¢s tarde. ¡°Hay que llenar las horas, porque nadie es capaz de estar diez horas produciendo¡±, a?ade Roch, que entr¨® en la compa?¨ªa con el horario intensivo ya instaurado. ¡°Por eso se buscan distracciones¡±.
Paz Montes, de 47 a?os, en el departamento de suministro, vivi¨® el cambio. Una d¨¦cada despu¨¦s de comenzar a trabajar en la el¨¦ctrica asisti¨® a la reforma del convenio colectivo. ¡°La propuesta fue de la empresa¡±, recuerda. ¡°Se vivi¨® con cierto escepticismo. Pens¨¢bamos que pretend¨ªan eliminar el formato intensivo de verano. Cuando nos dijeron que su prop¨®sito era extenderlo, fue una sorpresa¡±. Pero no por ser grata, la medida se iba a librar de las cr¨ªticas. Primero, las de los sindicatos: se quejaban de que esta propuesta implicaba un aumento anual de 15 horas laborales. Luego, las de algunos directivos, que ten¨ªan miedo de salir del despacho y que no hubiera nadie; una especie de fobia a la oficina solitaria. Y por ¨²ltimo, las de algunos trabajadores que no sab¨ªan c¨®mo gestionar un tiempo al que no estaban acostumbrados.
"Un empleado que est¨¢ m¨¢s contento rinde m¨¢s¡±, dice un responsable
¡°Cuando llevas 30 a?os con un tipo de horario, cuesta¡±, apunta Castresana. ¡°Es un cambio de cultura laboral importante¡±. ¡°?Puedo no hacer la jornada intensiva?¡±, lleg¨® a plantear alg¨²n empleado. Pilates, nataci¨®n, ingl¨¦s¡ Al poco de concentrar el trabajo, en los pasillos se comenz¨® a hablar de actividades extralaborales. ¡°No s¨¦ si alguien se lleg¨® a apuntar a alguna¡±, bromea Montes. Al poco, nadie quer¨ªa ni o¨ªr hablar de pasar la tarde frente al ordenador. ¡°La adaptaci¨®n fue fant¨¢stica¡±, dice el director de recursos humanos. ¡°Y no gener¨® ning¨²n tipo de coste para la empresa¡±. ¡°Los empleados se han concienciado de que tienen que aprovechar bien el tiempo para sacar el trabajo y salir a su hora¡±, a?ade. ¡°Evitan interrupciones y concentran el esfuerzo. El resultado: la productividad es mayor¡±.
Nuestra vida est¨¢ marcada por el tiempo. Adem¨¢s del horario laboral, que articula el d¨ªa, nos marca el ritmo vital la manera en la que organizamos nuestro tiempo libre (horario personal) as¨ª como el horario de la sociedad: aquellas horas en las que se puede comprar, ir al cine o cenar en un restaurante. ¡°En Espa?a, al tener m¨¢s horas de luz y la posibilidad de realizar actividades casi a cualquier hora, la gente no tiene tanta prisa por irse a su casa¡±, opina Castresana. ¡°Se trata de un modelo muy arraigado; la sociedad est¨¢ acostumbrada a horarios muy largos. Por eso, pasamos muchas horas en la oficina y no siempre trabajando¡±. Es com¨²n calentar la silla: llegar antes que el jefe y marcharse despu¨¦s. Ocho de cada diez trabajadores dijo trabajar horas de m¨¢s en 2012, seg¨²n un estudio de la empresa de recursos humanos Randstad. Y el 76% de los que alargaban su jornada reconoc¨ªa no hacerlo por carga laboral sino por puro presentismo. ¡°A nosotros nos ha cambiado la mentalidad¡±, apunta Roch. ¡°Si cumplimos, podemos irnos pronto¡±.
"Cambiar el horario cuesta al principio", admiten desde recursos humanos
Casi la ¨²nica queja que se puede sonsacar a los empleados en relaci¨®n con el horario es que alg¨²n d¨ªa su salida se retrasa. ¡°Cuando acabas a las seis de la tarde, si algo se complica, las probabilidades de salir a las ocho son elevadas¡±, dice Montes. ¡°En cambio, si tu jornada acaba a las tres, aunque te alargues sigues saliendo pronto. Desde que hicimos el cambio, puedo contar con los dedos de la mano las veces que me he quedado hasta tarde. Saber que dispones de tiempo para ti te da un cambio de perspectiva. Vengo a trabajar m¨¢s contenta y m¨¢s tranquila¡±. ¡°Si los empleados est¨¢n m¨¢s contentos, sin darse cuenta trabajan m¨¢s¡±, a?ade Castresana. Desde Rational Time, consultora sobre la organizaci¨®n del tiempo, lo corroboran: ¡°Una mala gesti¨®n de los horarios laborales y la carencia de medidas de flexibilidad puede acarrear un impacto negativo importante en las empresas¡±.
Ocho de cada diez trabajadores en Espa?a alargaron la jornada en 2012
¡°Conciliar es armonizar tu vida profesional con la personal¡±, dice Montes. Es madre de dos hijos. El primero lo tuvo con el horario habitual; el segundo, tras el cambio. ¡°A nivel de estr¨¦s, al segundo casi ni lo not¨¦¡±, recuerda. ¡°No ten¨ªa que hacer malabares con el tiempo¡±. Al igual que algunos de sus compa?eros, ella come en la oficina y sale un poco m¨¢s tarde. ¡°Nos permiten adaptar el horario a nuestra vida¡±, dice. Los trabajadores controlan su tiempo, y eso les da sensaci¨®n de libertad.¡°Notamos la envidia de la gente¡±, dice con sobreactuada seriedad Teresa Roch. Opina que este modelo deber¨ªa extenderse al resto de empresas: ¡°Creo que mucha gente trabajar¨ªa mejor as¨ª¡±. Varias compa?¨ªas han pedido informaci¨®n sobre las medidas que se han aplicado en la el¨¦ctrica. ¡°En 2015 vamos a firmar el nuevo convenio y no tenemos ninguna duda: nuestro compromiso sigue adelante¡±, asegura Castresana. ¡°Creo que las nuevas generaciones de trabajadores acabar¨¢n presionando para que se promuevan acuerdos semejantes y esto se generalice¡±, concluye. Va siendo hora de despedirse. Llevan mucho tiempo fuera de su puesto de trabajo. A todos les queda alguna tarea pendiente. Y todos quieren irse a las tres de la tarde.
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