El ejemplo de los jueces
La Justicia est¨¢ actuando con independencia en casos pol¨ªticamente comprometidos
Muchas veces no hace falta reformar la Constituci¨®n, ni siquiera las leyes, para que las instituciones pol¨ªticas funcionen mejor. Basta, simplemente, con que los titulares de cargos p¨²blicos act¨²en con la competencia y eficacia necesarias para llevar a cabo sus funciones. Otra cosa es que para cumplir mejor estas funciones sea conveniente cambiar las normas. Pero con la legislaci¨®n actual, sin esperar a que se modifique, el mero buen ejercicio de un cargo p¨²blico ya supone un avance. Esto es lo que se desprende de ciertas recientes decisiones judiciales.
Desde un sector muy extendido de la opini¨®n p¨²blica se ha estado dando por sentado que los jueces y magistrados estaban politizados y, cuando conven¨ªa, eran un mero instrumento de los partidos pol¨ªticos. Que en los medios de comunicaci¨®n se asignase a los jueces su condici¨®n de conservadores o progresistas para explicar la raz¨®n de sus resoluciones todav¨ªa contribu¨ªa m¨¢s a la sospecha. Todo ello pon¨ªa en cuesti¨®n las bases mismas del Estado de derecho, ya que se vulneraban, como m¨ªnimo, dos de sus principios m¨¢s fundamentales: la separaci¨®n de poderes y la independencia judicial.
Los tribunales han resistido a las presiones. Este pa¨ªs no funciona tan mal como dicen algunos
Como es sabido, en un sistema parlamentario, como es el nuestro, el Gobierno necesita el apoyo de una mayor¨ªa de las C¨¢maras, con lo cual la separaci¨®n entre estos dos poderes es muy d¨¦bil y el control pol¨ªtico que el Parlamento ejerce sobre el Gobierno es bastante ineficaz. De ah¨ª que sea muy importante el control de constitucionalidad y de legalidad del poder que ejercen los tribunales. Si el control pol¨ªtico es insuficiente, al menos el ejecutivo est¨¢ sometido al control jur¨ªdico.
Pues bien, en recientes casos pol¨ªticamente muy comprometidos la Justicia est¨¢ dando ejemplo de independencia. Ah¨ª la separaci¨®n de poderes parece funcionar. Recordemos algunos.
En primer lugar, el de la hermana y el cu?ado del Rey, bastante ins¨®lito en el derecho comparado, a pesar de los esc¨¢ndalos del mismo tipo, y algunos m¨¢s graves, generados en otras monarqu¨ªas europeas. En segundo lugar, el de Jordi Pujol y familia, un personaje que es mucho m¨¢s que un expresidente de la Generalitat. En tercer lugar, la llamada Operaci¨®n P¨²nica, en la que se ha encausado judicialmente a importantes alcaldes y otros altos cargos del partido del Gobierno bas¨¢ndose en investigaciones policiales. En cuarto lugar, la admisi¨®n a tr¨¢mite de la querella contra Artur Mas. En quinto lugar, el documento de los jueces de la Sala Segunda del Tribunal Supremo denunciando presiones p¨²blicas del Gobierno en el asunto de la reducci¨®n de las penas a miembros de ETA. Podr¨ªamos seguir, ustedes conocen otros casos similares.
?Han cambiado las leyes? No: los jueces han resistido a las presiones y est¨¢n cumpliendo con su deber. Este pa¨ªs no funciona tan mal como dicen algunos.
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