Sin pol¨ªtica de Estado para Euskadi

En los tres encuentros que el lehendakari Urkullu ha mantenido con el presidente Rajoy, el inquilino de La Moncloa siempre le ha reconocido la l¨®gica de sus propuestas para terminar de modo ordenado con las secuelas del terrorismo etarra, tras su cese definitivo: planes sobre v¨ªctimas y v¨ªas de reinserci¨®n para presos que rechazan la violencia. Rajoy nunca ha defendido la estrategia de la inacci¨®n como alternativa. Le ped¨ªa a Urkullu tiempo y compresi¨®n ante las embestidas del entramado pol¨ªtico-medi¨¢tico que alienta a la ¡°oficialidad¡± de las v¨ªctimas. Un entramado atento a cualquier medida de flexibilizaci¨®n penitenciaria y cr¨ªtico con Rajoy por no haber promovido la ilegalizaci¨®n de la izquierda abertzale a la que se comprometi¨® en la oposici¨®n a Zapatero y que, el 24 de enero, le vuelve a retar con otra manifestaci¨®n en Madrid.

En su ¨²ltimo encuentro, en septiembre, Urkullu le dio a Rajoy de plazo hasta fin de a?o para responder a sus propuestas. La respuesta la ha dado el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez, con su sobreactuaci¨®n pol¨ªtica durante la detenci¨®n de los 12 abogados de los presos etarras y con su injerencia pol¨ªtica en el debate del Tribunal Supremo sobre si computar o no las penas de los presos etarras redimidas en Francia en cumplimiento de la normativa europea. El lehendakari, seg¨²n su entorno, tiene ya la certeza de que Euskadi, tras el cese definitivo del terrorismo, ha dejado de ser cuesti¨®n de Estado para Rajoy y ha anunciado que no pedir¨¢ m¨¢s encuentros con el presidente.

Fern¨¢ndez, en vez de explicar al Gobierno vasco las claves de las detenciones de los abogados, habitual con un aliado, sobreactu¨® como portavoz pol¨ªtico desplazando al juez, con una escenograf¨ªa medi¨¢tica similar a la etapa en que ETA actuaba. Los abogados en vez de ser llamados a declarar fueron detenidos y esposados por la Guardia Civil. Pocas horas despu¨¦s, el juez los pon¨ªa en libertad sin fianza, pero con cargos.

Tambi¨¦n Fern¨¢ndez ha exhibido m¨²sculo ante el debate del Tribunal Supremo sobre el c¨®mputo o no de las penas cumplidas en Francia al poder implicar la reducci¨®n de la prisi¨®n de 56 presos etarras. Su injerencia pol¨ªtica tuvo una censura, in¨¦dita, del Consejo General del Poder Judicial a un ministro por acusar de ¡°prevaricaci¨®n¡± a los jueces que, en primera instancia, permitieron la excarcelaci¨®n de algunos presos al validar las penas cumplidas en Francia.

Con la introducci¨®n de una enmienda a la ley de transposici¨®n de la norma europea, que el PP ha hecho excepcional para los presos etarras, ha logrado que la pasada semana el Supremo rectifique su decisi¨®n anterior con una profunda divisi¨®n entre sus magistrados ¡ªnueve contra seis¡ª , con el riesgo de que los tribunales europeos den otro palo a la justicia espa?ola como con la doctrina Parot.

Esta exhibici¨®n de ¡°firmeza¡± ante un terrorismo pr¨¢cticamente extinguido va dirigida no solo a apaciguar a la c¨²pula de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo (AVT) y sus apoyos ante la marcha del d¨ªa 24. Va dirigida a su electorado nacional para apretar filas ante una dif¨ªcil campa?a electoral. Rajoy ya no solo apuesta por la inacci¨®n para evitarse problemas. Ha metido en la agenda de campa?a el final de ETA, constata el Gobierno vasco. La acusaci¨®n, el s¨¢bado en un acto en Vitoria, de Arantza Quiroga, l¨ªder del PP vasco, a Urkullu de ¡°tener enredos con ETA¡±, ante Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, es otro dato a?adido.

El PP se ha puesto un l¨ªmite a su campa?a. No se atreve a promover la ilegalizaci¨®n de la izquierda abertzale por sus consecuencias imprevisibles. Sabe que mientras sea legal dispone de una garant¨ªa frente al terrorismo etarra. As¨ª, el 10 de enero, grupos ultrarradicales fueron contenidos por Sortu, que ha condenado los conatos de violencia de estos meses. Sabe tambi¨¦n Rajoy que Urkullu y el PNV no se van a echar al monte porque haya ninguneado sus planes.

El principal perjudicado de esta pol¨ªtica es el PP vasco, desdibujado desde la dimisi¨®n de Antonio Basagoiti. Pero a Rajoy eso le importa menos que la utilizaci¨®n pol¨ªtica del final de ETA a escala nacional con una imagen de ¡°firmeza¡±. Su estrategia tiene otra consecuencia: la realimentaci¨®n del victimismo de la izquierda abertzale que trata de tapar su responsabilidad en el inmovilismo. Ah¨ª est¨¢ la segunda manifestaci¨®n masiva en una semana, en San Sebasti¨¢n, contra la ¡°represi¨®n¡± del Gobierno. Tambi¨¦n afianza su apuesta inmovilista a la espera de que, tras las elecciones, cambie el Gobierno.

Pero la izquierda abertzale tiene la principal responsabilidad al no haber presionado suficientemente al colectivo de presos para que asuma la legalidad penitenciaria y a lo que queda de ETA para que se desarme. El tiempo juega, adem¨¢s, en su contra porque la amenaza real del terrorismo yihadista ha desplazado totalmente la preocupaci¨®n por las secuelas del fin de ETA.