Jueces y corruptos
La investigaci¨®n puede acabar en un s¨ª es, no es, sino todo lo contrario. Es decir: nada. Corporativismo puro y duro
Si alguien no solo tiene que ser honrado sino parecerlo m¨¢s que nadie son los jueces. El espect¨¢culo que est¨¢n dando una buena porci¨®n de jueces madrile?os, con el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid Francisco Jos¨¦ Vieira al frente, al descubrirse que la empresa que debe modernizarles les paga dietas por asesorarles por cuenta de la Comunidad, es penoso. Lo m¨¢s probable es que el llamado ¡°promotor de acci¨®n disciplinaria¡± nombrado por el Consejo General del Poder Judicial para esclarecer los hechos concluya con un s¨ª es, no es, sino todo lo contrario. Es decir: nada. Corporativismo puro y duro.
Vieira, junto al singular Emilio Fern¨¢ndez Castro, se enfrent¨® al magistrado Su¨¢rez Robledano cuando se trataba de dilucidar si se anulaban o no del sumario de la operaci¨®n G¨¹rtel las escuchas ordenadas por Baltasar Garz¨®n que, como se sabe, fue el juez que inici¨® la instrucci¨®n del m¨¢s escandaloso caso de corrupci¨®n pol¨ªtica que ha habido en Espa?a, sin que los verdaderos responsables hayan dado explicaci¨®n alguna. Su¨¢rez Robledano, un magistrado conservador, mantuvo la dignidad del poder judicial. Gracias a esa anulaci¨®n que propiciaron esos otros dos magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, el Tribunal Supremo termin¨® condenando a Garz¨®n por un delito de prevaricaci¨®n y le expulsaron de la carrera judicial. En cambio, no se sigui¨® actuaci¨®n alguna contra Antonio Pedreira ni contra Su¨¢rez Robledano, el primero porque les dio pena debido a su enfermedad y el segundo porque les tra¨ªa sin cuidado.
El problema era el de unos jueces, Garz¨®n o Pedreira, que se atrevieron a investigar las finanzas de un partido
As¨ª se escribe la justicia en Espa?a cuando la pol¨ªtica, en sus estratos m¨¢s altos, se interfiere en su camino. Si el lector coge el libro El caso B¨¢rcenas, de Ernesto Ekaizer, en su p¨¢gina 119 se dice lo siguiente: ¡°El 23 de marzo de 2010, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid anuncia que ha decidido anular por dos votos contra uno todas las grabaciones, excepto una, realizadas en la c¨¢rcel de Soto del Real por orden del juez Garz¨®n y prorrogada por el juez Pedreira. Dos votos, el de Vieira y el de Fern¨¢ndez Castro, contra uno, de Su¨¢rez Robledano, que presenta un voto particular en el que justifica la grabaci¨®n de las conversaciones. Aunque los jueces no entran en la existencia del delito de prevaricaci¨®n, Trillo est¨¢ euf¨®rico. Dice que es una prueba de lo que ¨¦l sostiene¡±.
?Y qu¨¦ es lo que Trillo sosten¨ªa entonces? Tambi¨¦n lo cuenta Ekaizer un poco m¨¢s adelante: ¡°Yo creo¡±, dice Trillo, ¡°que aqu¨ª el papel fundamental es el de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Lo tenemos bajo control. Tengo una relaci¨®n personal con Vieira. El problema es la instrucci¨®n del juez Pedreira¡±. Efectivamente, el problema era el de unos jueces, Garz¨®n o Pedreira, que se atrevieron a investigar las finanzas de un partido. En la c¨¢rcel acab¨® ¡°el sargento V¨¢zquez¡±. Los oficiales y generales estaban a resguardo. Cuando los jueces se dejan tentar por pr¨¢cticas corruptas o por corruptelas se pierde la confianza en ellos.
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