Ciudadanos: la gran crecida
El partido de Albert Rivera ha integrado al Centro Democr¨¢tico Liberal y desbordado a UPyD
El hundimiento de la placa tect¨®nica del bipartidismo ha abierto una falla de dimensiones todav¨ªa desconocidas en el centro pol¨ªtico. Es una brecha imantada a derecha e izquierda, un espacio nuevo que se expande a gran velocidad y parece llamado a constituirse en la cuarta pata del futuro tablero pol¨ªtico. ¡°No hay nada m¨¢s fuerte que una idea a la que le ha llegado su turno¡±, debe de celebrar estos d¨ªas el presidente de Ciudadanos-Partido de la Ciudadan¨ªa, Albert Rivera. Esa m¨¢xima de V¨ªctor Hugo permite explicar el asombroso ascenso de una formaci¨®n que en solo dos meses ha ganado ocho puntos en intenci¨®n de voto hasta situarse en la cota del 12% al 14%. Aunque el suelo del espectro pol¨ªtico contin¨²a movi¨¦ndose y todo est¨¢ en el aire, hay que dar por hecho que tambi¨¦n en el espacio del centro ha surgido una versi¨®n regeneradora y con identidad propia, capaz de sacudir y hacer temblar al Partido Popular, conquistar el voto abstencionista y atraer al votante de izquierda.
?Ciudadanos tiene su coraz¨®n en la izquierda y su cabeza en la derecha? De la misma manera que Podemos ha arrastrado o desestabilizado a los colectivos situados a la izquierda del PSOE, Ciudadanos (C¡¯s) ha integrado al Centro Democr¨¢tico Liberal y desbordado ya a UPyD, que lleva tiempo labrando en los mismos territorios ideol¨®gicos. Podemos y Ciudadanos comparten una marcha arrolladora alimentada con los mismos combustibles de la corrupci¨®n pol¨ªtica, los recortes en los servicios p¨²blicos y la colonizaci¨®n partidista de las instituciones, pero se trata de movimientos discordantes destinados a marchar en paralelo. Aunque no falten los militantes que se declaran de izquierdas ¡ªel partido sigue con su definici¨®n fundacional de centro izquierda¡ª, Ciudadanos prefiere ser identificado por su posici¨®n en la l¨ªnea divisoria que separa lo viejo de lo nuevo, lo caduco de lo innovador. Han declarado proscritas las etiquetas derecha-izquierda, rojos y azules, pero reivindican muy mucho su car¨¢cter progresista y laicista, en contraposici¨®n a la derecha tradicional espa?ola.
¡°Somos un partido laico, partidario de la separaci¨®n clara entre Iglesia y Estado. Yo estoy a favor de que la Iglesia pague, como todo el mundo, el IBI [Impuesto de Bienes e Inmuebles] y defiendo que la religi¨®n es un asunto privado, como lo es el aborto y la eutanasia¡±, destaca David Lopera, 40 a?os, licenciado en Empresariales, administrador financiero, coordinador de C?s en X¨¤tiva (Valencia). ¡°Antes que nada, soy progresista y librepensador. No creo que diga cosas muy distintas a las que pensaba en los a?os ochenta, cuando milit¨¦ en IU¡±, declara Nicol¨¢s de Miguel, 51 a?os, licenciado en Historia y empleado de Administraci¨®n de Osakidetza, (Servicio Vasco de Salud) en San Sebasti¨¢n. Europe¨ªsta convencido, no admite m¨¢s patria ¡°que la de los ciudadanos libres e iguales¡± y cree que es hora de cerrar el Estado auton¨®mico y de instaurar un federalismo no asim¨¦trico, similar al estadounidense o al alem¨¢n.
Este ej¨¦rcito de voluntarios militantes que emerge de la falla generada en el centro tiene un marchamo identitario y un genio pol¨ªtico diferente al de Podemos, pese a que ambos fen¨®menos enarbolan la bandera del cambio, pretenden modificar el estado de cosas e invertir el orden establecido. Una diferencia clave es que el militante de C?s que ahora da un paso al frente para, en la gran mayor¨ªa de los casos, estrenarse en la pol¨ªtica activa no es, por lo general, uno de los grandes damnificados de la crisis. Ha visto mermadas sus condiciones de vida y se siente defraudado y estafado por el comportamiento del Gobierno y su gesti¨®n de la crisis, pero tiene trabajo y una situaci¨®n aceptable. Su comportamiento no responde tanto a una actitud reactiva, de b¨²squeda del voto de castigo, como de la adhesi¨®n a un ideario que le resulta convincente. El perfil es el de una persona moderada que cree o acepta como inevitable la econom¨ªa de mercado y apuesta por un cambio tranquilo por la v¨ªa del consenso y la reforma. Digamos que reserva el esp¨ªritu contestatario y los rescoldos revolucionarios, si los tuvo, a la regeneraci¨®n de la vida pol¨ªtica y de las estructuras e instituciones del pa¨ªs. El prototipo de votante de Ciudadanos es una persona urbana con estudios universitarios y edad comprendida entre los 25 y los 54 a?os.
¡°He hecho surf desde peque?o y he viajado con mi tabla por medio mundo: EE?UU, Brasil, Indonesia, Per¨², Marruecos¡ Comprend¨ª que no tenemos nada que envidiar a esos pa¨ªses y empec¨¦ a preguntarme por qu¨¦ Espa?a, con sus recursos, su cultura, su arquitectura, su historia, sus paisajes, no est¨¢ entre los pa¨ªses de vanguardia del mundo. Llegu¨¦ a la conclusi¨®n de que los actores principales de este desprop¨®sito son la nefasta clase pol¨ªtica que tenemos, las grandes corporaciones empresariales que se sirven de la corrupci¨®n para conseguir sus objetivos a costa de degradar el sector p¨²blico y nosotros mismos, los ciudadanos normales, que hemos permanecido al margen de la pol¨ªtica¡±, indica Carlos P¨¦rez Gonz¨¢lez, economista, empleado del BBVA en Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz). ¡°Votaba al PP hasta que me di cuenta de que su corrupci¨®n es sist¨¦mica y que han politizado a la justicia en su provecho¡±, se?ala este hombre de 34 a?os, casado y con un hijo. Dice que la ¨²nica forma de arreglar Espa?a es el activismo pol¨ªtico de la mano de propuestas alternativas sensatas y regeneradoras. A su juicio, el bipartidismo puede ser representado con la imagen del tongo deportivo: ¡°Son como dos equipos de f¨²tbol que simulan disputar un partido, cuando en realidad se limitan a cumplir el gui¨®n de las apariencias¡±.
Es la misma idea que Carmen Picaza, abogada del turno de oficio en Albacete, remacha con esta frase trabajada: ¡°PP-PSOE parecen totalmente opuestos, pero se parecen mucho m¨¢s de lo que parece¡±. Tiene 40 a?os, madre de tres hijos, es antigua votante del PP y no oculta su indignaci¨®n por las tasas judiciales y la pol¨ªtica contraria a la justicia universal y gratuita que atribuye a su antiguo partido. ¡°?Qu¨¦ nos diferencia del PP y del PSOE? Lo que m¨¢s nos diferencia es que nosotros estamos sin mochila, ligeros de equipaje¡±, dice. En las agrupaciones de Ciudadanos, esta ser¨ªa, seguramente, la elegida como mejor respuesta. La segunda mejor respuesta la proyecta David Caballero, empresario de telefon¨ªa m¨®vil de Elche, 32 a?os y padre de una ni?a de tres: ¡°Somos social liberales progresistas, no solo liberales como el PP. Buscamos algo distinto. Nosotros s¨ª tenemos en cuenta a la gente que lo est¨¢ pasando mal¡±.
?Ciudadanos es ese Podemos de la derecha que echa en falta el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu? Nadie de entre los consultados para este reportaje acepta ese encasillamiento pese a que las encuestas indican que C?s crece, sobre todo, por el centro derecha. Aunque en el conjunto de Espa?a es percibido como partido de centro, gran parte de los catalanes lo clasifica en la extrema derecha. Y es que el nacionalismo catal¨¢n, como el vasco, ha conseguido que aquellos de sus compatriotas que se oponen directamente a sus designios sean marcados con el sello del radicalismo espa?olista. En la pesada mochila que le cargan al bipartidismo, incluyen las rocas de la corrupci¨®n ¡ªla de B¨¢rcenas y la del ERE andaluz, a partes iguales¡ª; el ¡°dedazo¡± de Rajoy, el sectarismo partidista que se antepone sus intereses a los generales, la servidumbre obligada de la militancia por la falta de democracia interna y la mediocridad pol¨ªtica y personal que atribuyen con enorme desenvoltura a buena parte de los actuales dirigentes.
¡°Si no hac¨¦is pol¨ªtica, otros lo har¨¢n por vosotros. Venid, pero sin mochila¡±, les aleccion¨® Albert Rivera cuando el partido, creado hace ocho a?os en Barcelona en contraposici¨®n al nacionalismo catal¨¢n, opt¨® por dar el gran salto adelante y expandirse por toda la geograf¨ªa espa?ola. Profesionales y t¨¦cnicos de formaci¨®n superior, empresarios, estudiantes, trabajadores de mediana cualificaci¨®n del sector servicios, altos cargos directivos¡ aceptaron el mensaje y llevados por la voluntad de cambiar las cosas fundaron las primeras agrupaciones, fiados al verbo y al estilo natural de este l¨ªder joven, de aire saludable y buena planta, todav¨ªa desconocido para un tercio de los espa?oles. Meses despu¨¦s, la ilusi¨®n inicial ha dado paso al entusiasmo y ahora hay incluso un punto de euforia controlada en las reuniones que, a falta de sedes, llevan a cabo en bares o locales p¨²blicos. Desde que las encuestan apuntan insistentemente al alza, las convocatorias ¡ª¡°quedadas de caf¨¦ informativo¡± frecuentemente sustituidas por una ronda de ca?as¡ª se multiplican en las ciudades, al igual que el n¨²mero de militantes: m¨¢s de 2.200 ya en Madrid, casi tantos como en Catalu?a.
Universitarios urbanitas de entre 25 y 54 a?os conforman su electorado
Sin dejar de mirar a la eventual uni¨®n con UPyD, siempre enunciada y nunca consumada, el ¡°partido de los muy cafeteros¡± vive un momento dulce. Dicen que se sienten respetados, apreciados y hasta admirados cuando salen a la calle a repartir sus folletos. ¡°En lugar de mirarnos mal, insultarnos o tirarnos tomates, como har¨ªan con otros partidos, disfrutamos de la simpat¨ªa y el aliento de la gente. Nosotros podemos acercarnos a todo el mundo sin producir miedo ni rechazo¡±, subraya Luis Miguel Rodr¨ªguez Garz¨®n, 67 a?os, jubilado, antiguo responsable de Publicidad del diario Ideal de Granada y hoy militante entusiasta. ¡°Un d¨ªa me dije que ya estaba bien de protestar delante de la tele y de arreglar el mundo tomando ca?as y por primera vez en mi vida decid¨ª meterme en un partido pol¨ªtico. Yo mismo me sorprendo de que me est¨¦ pasando esto. Ciudadanos me ha devuelto la ilusi¨®n. Estoy encantado. Por una vez que me meto en pol¨ªtica, va y acierto¡±, comenta exultante.
Como le ocurri¨® en su momento a la propia UPyD y le ocurre tambi¨¦n a Podemos, una de las tareas m¨¢s enojosas de los responsables de las agrupaciones de Ciudadanos consiste en detectar a la pl¨¦yade de oportunistas y arribistas que buscan coger la ¡°ola buena¡± pol¨ªtica del momento para alcanzar una cota de poder, un puesto retribuido. ¡°A algunos tengo que decirles que esto no es el Inem. Que, efectivamente, hay que coger la lej¨ªa y la fregona para retirar a los corruptos, pero que se trata de sustituirlos por gente que quiera trabajar por los dem¨¢s¡±, apunta Jos¨¦ Canedo, cartero en Santiago de Compostela. Form¨® parte en su d¨ªa de UPyD y hoy milita en Ciudadanos, camino que han emprendido tambi¨¦n otros militantes. ¡°Estemos con las siglas que estemos, las personas que pensamos igual terminaremos por unirnos y, si no es por arriba, ser¨¢ por abajo¡±, subraya Jes¨²s de L¨®zar de Grado, de 62 a?os, economista, asesor de empresas en Soria, padre de dos hijos.
¡°Este es un momento hist¨®rico, crucial, para que los que hemos estado de espectadores seamos protagonistas. En Espa?a, se est¨¢ gestando un cambio hist¨®rico¡±, enfatiza Mar¨ªa Luisa Alonso Garc¨ªa, 40 a?os, madre de una ni?a de cuatro, especialista en Comunicaci¨®n Social, vecina de Logro?o. Al igual que la gran mayor¨ªa de militantes y simpatizantes de C¡¯s, es la primera vez que milita y est¨¢ entusiasmada. ¡°Cada vez que Albert habla sube el pan. Solo hace seis meses que se cre¨® la agrupaci¨®n y ya somos m¨¢s de 50 militantes. Todo lo que nos queda es crecer¡±.
De acuerdo con las encuestas, los votantes de Ciudadanos pertenecen, al igual que los de UPyD, a la clase media alta y a las nuevas clases medias urbanas que han visto que sus expectativas en calidad de vida se reduc¨ªan con la crisis y no conf¨ªan en los actuales dirigentes pol¨ªticos. Buena parte de ellos procede del PP (hasta el 38%), y el resto de la abstenci¨®n, de los nuevos votantes, del PSOE y UPyD.
La gran crecida de Ciudadanos se ha concentrado hasta ahora en las ciudades, particularmente en los n¨²cleos urbanos de m¨¢s de 400.000 habitantes, pero no parece que las aguas se hayan remansado, ni que la marea se haya detenido. Aunque los obreros y los agricultores no figuran pr¨¢cticamente entre los perfiles de votantes que detectan las encuestas, poco a poco empiezan a pasar por la web de Ciudadanos ¡ªla electr¨®nica y las redes sociales son sus aut¨¦nticas sedes¡ª gentes que se conectan desde zonas rurales. El nuevo partido y su l¨ªder cuentan con la prima de los jugadores no contaminados, la ventaja que ahora aporta la condici¨®n de novedoso o in¨¦dito entre gentes tan escandalizadas por el actual estado de cosas que abominan de todo lo conocido.
En ese terreno figurado de la pureza virginal, la ilusi¨®n y la esperanza, Ciudadanos compite directamente con Podemos. Ambos se reconocen en la cr¨ªtica compartida del bipartidismo y en la misi¨®n de regenerar, refrescar, el sistema, pero les separan grandes barreras ideol¨®gicas y program¨¢ticas. ¡°Podemos es un partido nuevo con ideas viejas. Si su modelo es Venezuela, el nuestro puede ser Dinamarca: un Estado del bienestar no asfixiante y compatible con la econom¨ªa de mercado, pero lo suficientemente fuerte como para prestar los servicios b¨¢sicos¡±, recita de corrido Jes¨²s de L¨®zar. ¡°Estamos en las ant¨ªpodas de Podemos. Soy partidario de la libertad de empresa y de los medios de comunicaci¨®n, del fomento del m¨¦rito y el esfuerzo, de una pol¨ªtica fiscal justa que no descargue todo el peso en clases medias sujetas a la nomina. Conozco Venezuela y no quisiera eso para mi pa¨ªs. Quiero que Espa?a juegue en la Champions y la Liga de las estrellas y que nuestra educaci¨®n deje de estar en los puestos bajos¡±, plantea Eduardo Gonz¨¢lez Jim¨¦nez, ingeniero industrial, analista del Cabildo de Gran Canaria, 40 a?os, padre de una ni?a. ¡°Mi experiencia en Latinoam¨¦rica ¡ªdonde he conocido otros Podemos¡ª me dice que estos movimientos pueden desbancar del poder a una clase social y sustituirla por otra, pero son incapaces de resolver los problemas de fondo¡±, abunda el doctor en Psicolog¨ªa y profesor en la Universidad de Valladolid, Jes¨²s Ortego, de 47 a?os.
No hay nada estable, nada es seguro, tras la convulsi¨®n tect¨®nica que sacude la pol¨ªtica espa?ola. Las r¨¦plicas y contrarr¨¦plicas se suceden. Ah¨ª, en el espacio de centro, residen los tres o cuatro millones de votos que hacen que la balanza de la mayor¨ªa electoral se incline hacia el PP o hacia el PSOE.
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