Concierto para piano del PP

El discurso de Mariano Rajoy a su partido fue seguido por la prensa gracias a un monitor de plasma marca Nec, modelo Plasmasync 50mp2, el mismo con el que hace dos a?os se esbozaron las l¨ªneas maestras del PP frente al caso B¨¢rcenas. En la web de la empresa este modelo se vende con la imagen de una mujer en pantalla y mucha gente fuera aplaudi¨¦ndola. Es probable que se trate del modelo exclusivo para ovaciones a l¨ªderes televisados, uno de esos avances tecnol¨®gicos que estimulan el sistema l¨ªmbico y provoca reacciones agradables en el espectador. A veces Rajoy daba la impresi¨®n de poder salir y dar un abrazo a los periodistas para volver a su misteriosa dimensi¨®n. El monitor, en el centro de la sala, es una imagen ic¨®nica de la comunicaci¨®n pol¨ªtica. Empieza a tener vida propia. Apagado ya es como si E.T. cerrase los ojos.

La junta directiva del PP es un ¨®rgano extra?o, multitudinario, que se re¨²ne entre ovaciones

La junta directiva del PP es un ¨®rgano extra?o, multitudinario, que se re¨²ne entre ovaciones. Ahora mismo es el ¨²nico lugar de Madrid en que se pueden juntar 600 personas a darse la raz¨®n sin que la polic¨ªa los identifique. Despu¨¦s, en cuanto se dispersan, comienzan las interpretaciones simb¨®licas de cada palabra del l¨ªder, como si en el discurso de lo obvio se agazapasen teor¨ªas complej¨ªsimas del pensamiento pol¨ªtico, tales como si hay que echar a Cospedal. Una de las cosas de Rajoy que m¨¢s mueve a la nostalgia es ese discurso dirigido siempre a un mundo perdido y semioculto en el que las cosas se se?alaban con el dedo. Cuanto m¨¢s simple se vuelven las frases de Rajoy m¨¢s interpretaciones encuentran los marianistas, convencidos de que el l¨ªder, como John Lennon, no puede decir una cosa porque le da la gana. Eso a ¨¦l, que cultiva el enigma, termina por desquiciarle, de ah¨ª su ¡°esto es lo que es¡±, ¡°las cosas son as¨ª¡± o su hist¨®rico ¡°s¨ª, o no¡±. Ha esquematizado tanto el mensaje que terminar¨¢ en un estado anterior al castellano, una especie de deconstrucci¨®n ling¨¹¨ªstica que lo llevar¨¢ en una jaula al despacho de Chomsky.

Una de las cosas de Rajoy que m¨¢s mueve a la nostalgia es ese discurso dirigido siempre a un mundo perdido

La llamada revolucionaria a lo obvio, que empez¨® con un demoledor ¡°hay que distinguir lo importante de lo que no es¡± consigui¨® sujetar a su partido en momentos de zozobra: seguir¨¢ en coma al menos hasta el 24 de mayo. El PP sali¨® de la junta directiva muy reforzado en su rumbo, que nadie sabe cu¨¢l es. A las puertas de G¨¦nova era imposible no levantar la mirada y cruzarse con un hombre recto como un roble, concentrado en lo que se le estaba contando por el pinganillo. Ya se sabe que si uno se encuentra con un hombre con cable detr¨¢s de la oreja hay dos posibilidades: que te eche de la discoteca o que te meta en el Gobierno. El pinganillo es uno de los grandes misterios del poder: no hay forma de saber si alguien te est¨¢ levantando por el cuello mientras escucha un concierto para piano de Chopin. En la sede del PP, sin embargo, los hombres cableados fueron entrando uno a uno con la mirada en trance, y tras depositarse en sus asientos, aplaudieron y se marcharon de acuerdo con una forma de hacer pol¨ªtica, que es tambi¨¦n una forma de hacer pa¨ªs.