El caos en Nepal dificulta la repatriaci¨®n de la espa?ola fallecida

El caos en Nepal tras el terremoto del pasado 25 de abril est¨¢ dificultando la repatriaci¨®n de la espa?ola fallecida, Roser Palau, de 37 a?os, hallada este martes en el valle del Langtang, una de las ¨¢reas m¨¢s afectadas por la cat¨¢strofe. La mujer, una catalana que viajaba sola, se encontraba haciendo senderismo en esta zona cuando fue sorprendida por el se¨ªsmo. Un d¨ªa antes del terremoto envi¨® un correo electr¨®nico diciendo que estar¨ªa un tiempo en una zona de monta?a sin cobertura. Palau sali¨® el 25 de abril a las siete y media de la ma?ana a dar una vuelta porque no quer¨ªa ir en grupo, seg¨²n ha explicado su padre, que ha a?adido que desde entonces ya no supieron m¨¢s de ella. Est¨¢ previsto que el avi¨®n con sus restos mortales llegue este mi¨¦rcoles a Espa?a.

"Llegar¨¦ a Nepal a principios de abril", respond¨ªa a unos amigos Roser Palau en su Facebook con un gui?o en el mes de febrero pasado. Ella se encontraba entonces en Indonesia. Aficionada al quiromasaje, ten¨ªa como uno de sus lemas: "La vida es la mejor escuela". En la plenitud de su esp¨ªritu aventurero, es la primera v¨ªctima espa?ola del se¨ªsmo que azot¨® el pa¨ªs asi¨¢tico.

En la misma zona, un equipo de 16 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) esper¨® este martes cinco horas en un hangar de la base militar de Katmand¨² un helic¨®ptero que jam¨¢s lleg¨® a despegar para llevarlos al valle de Langtang, ¡°Hacemos todo lo que podemos con los medios de que disponemos¡±, afirm¨® este martes en el aeropuerto de Katmand¨² el primer ministro nepal¨ª, Sushil Koirala. Su Gobierno ha recibido numerosas cr¨ªticas sobre la gesti¨®n del desastre y de las operaciones de ayuda humanitaria. Durante d¨ªas, numeroso material de primeros auxilios se ha acumulado en el peque?o aeropuerto de Katmand¨², el ¨²nico en Nepal acondicionado para recibir vuelos internacionales y la ¨²nica v¨ªa para recibir ayuda r¨¢pida en este pa¨ªs encerrado entre monta?as.

Problemas log¨ªsticos y burocr¨¢ticos han retrasado la entrada de esos env¨ªos y su reparto a los damnificados, que han tardado d¨ªas en recibir asistencia en las zonas m¨¢s aisladas del pa¨ªs. El fin de semana la ONU se declar¨® ¡°extremadamente preocupada¡± por los retrasos en aduanas para autorizar la entrada de los env¨ªos y lanz¨® un llamamiento a Koirala para que redujera los requisitos burocr¨¢ticos.

La desorganizaci¨®n se extiende tambi¨¦n al ¨¢mbito militar. La Fuerza A¨¦rea india ha aportado helic¨®pteros para la operaci¨®n de asistencia, pero el mando corresponde al Ej¨¦rcito nepal¨ª. Muchas autoridades, muchas misiones de asistencia y pocas aeronaves.

Desde media ma?ana los militares espa?oles se encontraban preparados para subir a lo que ya son los restos de Langtang, la capital del valle, que ha quedado completamente destruida por una monstruosa avalancha causada por el terremoto. Una primera avanzadilla con perros hab¨ªa partido a primera hora. Pero bajo un sol de fuego el helic¨®ptero que les hab¨ªan prometido no se materializaba, y los planes de vuelo que les comunicaban los militares nepal¨ªes cambiaban una y otra vez. Se les comunic¨® que volar¨ªan directamente a Langtang. Despu¨¦s que no, ir¨ªan primero a Duche, al pie del valle y desde all¨ª a Langtang. M¨¢s tarde el plan volv¨ªa a ser ir directamente a Langtang. Repartidos en dos vuelos, posiblemente tres. No, definitivamente en dos vuelos. Saldr¨ªan a las once y media. A la una y media...

Al fin, los seis primeros miembros del equipo embarcaron en el helic¨®ptero, junto con 450 kilos de material, a las tres de la tarde. Solo faltaba el piloto. Estaba comiendo. Una hora m¨¢s tarde, los militares encabezados por el capit¨¢n Jaime Graus recib¨ªan orden de descender del aparato y regresar. La misi¨®n se hab¨ªa abortado. Se hab¨ªa hecho tarde para volar. Se avecinaba, adem¨¢s, una tormenta seg¨²n advert¨ªa el equipo de guardias civiles ya presentes en el valle. El helic¨®ptero se utiliz¨® finalmente para recoger al resto del operativo espa?ol de rescate, compuesto por una decena de guardias civiles, tres efectivos de la UME y perros ante el peligro de tormenta.