¡°He pasado un infierno indescriptible, los peores 4.000 d¨ªas de mi vida¡±
Entrevista con el hombre que lleva 11 a?os en prisi¨®n por violaciones que no ha cometido Reino Unido confirma ahora que el ADN hallado no era suyo, sino de un asesino brit¨¢nico
Romano Liberto van der Dussen lleva 4.268 d¨ªas y sus noches atormentado por la palabra violador. Le han llamado monstruo, depredador sexual, hijo de puta, mierda, bestia. Le han dicho que no merece vivir. Durante los 11 a?os y medio que este holand¨¦s ha pasado encerrado en prisiones espa?olas ha recibido de sus compa?eros incontables palizas, insultos, amenazas ¡ª¡°vas a morir, perra¡±¡ª. Ha pasado meses aislado en una celda sin ver a nadie para salvaguardar su integridad f¨ªsica. La vida no es f¨¢cil en la c¨¢rcel, pero lo es a¨²n menos si est¨¢s dentro por haber violado a mujeres indefensas. En la ¨¦tica del talego, ese crimen no se admite.
Sin embargo, el holand¨¦s nunca intent¨® violar a tres mujeres en Fuengirola (M¨¢laga) en la madrugada del 10 de agosto de 2003, delitos por los que fue condenado a 15 a?os y medio de c¨¢rcel. Lo hizo un brit¨¢nico llamado Mark Dixie. La polic¨ªa espa?ola lo sabe desde 2007 y Reino Unido acaba de confirmarlo con una nueva muestra de ADN del ingl¨¦s. No solo eso. El propio Dixie ha reconocido ahora que probablemente est¨¦ relacionado con esas agresiones sexuales y ha ofrecido su colaboraci¨®n. Pero, a pesar de todo, Van der Dussen contin¨²a en prisi¨®n.
El caso est¨¢ ahora en manos del Tribunal Supremo, tras interminables diligencias y comprobaciones que han tardado ocho a?os en llevarse a cabo. ¡°Mientras tanto, mi vida ha sido destrozada¡±, relata en buen castellano Van der Dussen a EL PA?S en la c¨¢rcel de Palma de Mallorca, donde cumple pena en estos momentos. Entr¨® en prisi¨®n con 30 a?os. Ahora tiene 42.
El holand¨¦s recuerda su historia en un locutorio de la c¨¢rcel mallorquina. Es domingo, d¨ªa de visita, y alrededor hay un enjambre de ni?os hablando con sus padres presos. A ¨¦l casi nunca va a verle nadie. Su madre muri¨® y su padre, enfermo, vive en Holanda. Van der Dussen est¨¢ solo. Vestido con una camiseta Nike y unas bermudas, a¨²n podr¨ªa pasar por un turista joven. Su rostro, sin embargo, es una mezcla extra?a de tristeza, ira, incredulidad y exasperaci¨®n.
Ha pasado por siete prisiones en 11 a?os y medio. Siempre hab¨ªa l¨ªos, problemas con su condici¨®n de violador, y ten¨ªan que trasladarlo. M¨¢laga, Granada, Murcia, Valencia, Castell¨®n, Alicante, Palma... Ha recorrido toda la costa de prisi¨®n en prisi¨®n. Espera que esta sea la ¨²ltima, pero ya no est¨¢ seguro de nada.
¡°Mi vida ha sido destrozada¡±, dice Romano van der Dussen en prisi¨®n
¡ªLlevo 11 a?os en la c¨¢rcel por delitos que no comet¨ª. He pasado un infierno indescriptible, los peores 4.000 d¨ªas de mi vida. Durante este tiempo he visto personas apu?aladas, otras que se han suicidado, violaciones por una deuda impagada... Todo esto me ha provocado da?os irreparables. Estoy bajo tratamiento psiqui¨¢trico. Tomo psicof¨¢rmacos para tratar el estr¨¦s postraum¨¢tico y tengo m¨²ltiples trastornos psicol¨®gicos. He perdido hasta mi propia dignidad como persona ?C¨®mo voy a creer en la justicia?
El holand¨¦s llega al locutorio lleno de papeles. Ha tenido mucho tiempo para estudiar detenidamente su expediente. Cuando fue encarcelado apenas hablaba el idioma, pero usaba un diccionario para entender el C¨®digo Penal, La Ley de Enjuiciamiento Criminal, la Ley del Tribunal Constitucional... Once a?os despu¨¦s, habla un m¨¢s que correcto espa?ol.
¡ªEmpec¨¦ a leerme las leyes porque estaba convencido de que no se hab¨ªan hecho bien las cosas. Una buena investigaci¨®n policial y judicial no acaba con un inocente en prisi¨®n. Poco a poco me fui dando cuenta de distintas irregularidades, de que no hab¨ªa tenido una buena defensa letrada, de que las identificaciones que hicieron las v¨ªctimas no se hab¨ªan llevado a cabo correctamente, de que no se hab¨ªan investigado todas las pruebas... Pero procesalmente ya era tarde. Una vez que te condenan, demostrar tu inocencia es muy complicado.
Esta historia comenz¨® para ¨¦l el 2 de septiembre de 2003. En esa ¨¦poca, viv¨ªa en la localidad malague?a de Benalm¨¢dena en casa de unos amigos que no le cobraban alquiler. Hab¨ªa trabajado en una helader¨ªa, pero esta cerr¨® y ¨¦l se qued¨® sin empleo. Cobraba el paro en Holanda y con ese dinero se apa?aba. No hab¨ªa tenido una vida f¨¢cil. Sus padres, incapaces de hacer frente a sus obligaciones familiares, pidieron ayuda a los servicios sociales holandeses cuando ¨¦l ten¨ªa ocho a?os. Los ve¨ªa de tanto en tanto, pero pas¨® toda su infancia y adolescencia internado en centros de protecci¨®n. De all¨ª sali¨® con 17 a?os y una fuerte adicci¨®n al ¨¦xtasis y la coca¨ªna.
¡ªPas¨¦ por varias cl¨ªnicas de desintoxicaci¨®n. Me fue bien, y durante una ¨¦poca llegu¨¦ incluso a trabajar una larga temporada en un hotel del aeropuerto. Cuando llegu¨¦ a Espa?a, estaba limpio.
Aquel 2 de septiembre de 2003, unos agentes de polic¨ªa le arrestaron cerca de la playa. M¨¢s tarde le informaron de la acusaci¨®n: era el sospechoso principal de haber agredido sexualmente a tres mujeres en Fuengirola durante la noche del 10 de agosto entre las 4.30 y las seis de la madrugada. El modus operandi hab¨ªa sido el mismo en todos los casos: el atacante se acercaba a la chica, la golpeaba violentamente, con pu?etazos incluidos, y trataba de violarla. El hombre no pudo consumar ninguno de los intentos de violaci¨®n por la aparici¨®n de alg¨²n coche o vecino, pero las tres mujeres, de 19, 29 y 33 a?os, quedaron aterrorizadas.
Los recuerdos de las v¨ªctimas y de una testigo eran de un hombre de complexi¨®n fuerte, pelo acaracolado o rizado... Pero para dos de ellas era rubio; para otras dos, casta?o oscuro. Para una, ten¨ªa el pelo largo; para otras dos, corto. Una dec¨ªa que med¨ªa 1,75; otra, que m¨¢s o menos 1,85... En todo caso, parec¨ªa que se trataba de la misma persona por las similitudes en los ataques y la enorme cercan¨ªa en el espacio y en el tiempo de las agresiones.
La sentencia condenatoria no hac¨ªa referencia a las muestras de ADN que lo exculpaban
La polic¨ªa comenz¨® a investigar el caso y a ense?ar ¨¢lbumes de posibles sospechosos a las v¨ªctimas. Van der Dussen aparec¨ªa en uno de ellos. Hab¨ªa tenido algunos altercados callejeros que desembocaron en antecedentes policiales por resistencia a la autoridad y por una pelea con su novia. Nunca fue condenado, pero su rostro qued¨® en esos ¨¢lbumes. Se los ense?aron a una de las mujeres y no reconoci¨® a nadie. Doce d¨ªas m¨¢s tarde, sin embargo, el 22 de agosto, ella y otra de las v¨ªctimas s¨ª identificaron ¡°sin ning¨²n g¨¦nero de duda¡± al holand¨¦s. Lo hizo tambi¨¦n una testigo que hab¨ªa visto al atacante desde su balc¨®n.
Una de las mujeres dud¨® m¨¢s tarde. En una rueda de reconocimiento en el juzgado, el 1 de octubre, dijo que Van der Dussen era m¨¢s bajo que el agresor y que no estaba totalmente segura de que hubiera sido ¨¦l. Pero, en el juicio, dos v¨ªctimas y una testigo se mostraron convencidas de que el holand¨¦s era el atacante. La tercera v¨ªctima sufr¨ªa de estr¨¦s postraum¨¢tico y amnesia y no recordaba nada.
Con esas identificaciones, y a pesar de que el ADN hallado en una de las agresiones sexuales no coincid¨ªa con el suyo, Van der Dussen fue condenado por la Audiencia Provincial de M¨¢laga a 15 a?os y medio de prisi¨®n por tres agresiones sexuales, lesiones y robo con violencia. La sentencia no hace referencia a los restos de ADN hallados en el intento de violaci¨®n de la primera v¨ªctima, ni argumenta el porqu¨¦ esta prueba exculpatoria no se tom¨® en consideraci¨®n. El condenado ha dado, durante a?os, vueltas y m¨¢s vueltas a esa resoluci¨®n.
¡ªNunca entend¨ª c¨®mo me sentenciaron habiendo ADN que me exculpaba. Tampoco fue normal el reconocimiento en rueda, en el que, sin cumplir lo que exige la ley, me metieron a m¨ª, con mi aspecto de extranjero, junto a espa?oles morenos que no se me parec¨ªan en nada. Adem¨¢s, yo present¨¦ tres testigos que pod¨ªan acreditar d¨®nde estaba esa noche, pero nadie les llam¨® a declarar: ni la polic¨ªa, ni la fiscal¨ªa, ?ni siquiera mi abogado! Y, finalmente, cuando la polic¨ªa recuper¨® el bolso y la cartera de dos de las v¨ªctimas, que se hab¨ªa llevado el atacante, no tomaron las huellas dactilares de esos objetos. Son cosas que nunca podr¨¦ entender. Supongo que es tranquilizador tener un culpable, aunque no sea el verdadero.
Van der Dussen siente que estaba condenado antes de que comenzara el proceso.
¡ªYo no estaba muy preocupado porque cre¨ª que estas cosas no pasaban; que era imposible, en un pa¨ªs del primer mundo, acabar en la c¨¢rcel por un delito que no hab¨ªas cometido. Entiendo que el resto de los presos no creyeran en mi inocencia. Me dec¨ªan: ¡®si no has hecho nada, ?por qu¨¦ est¨¢s aqu¨ª?'.
?l reconoce abiertamente sus altercados previos con la polic¨ªa, y sabe por qu¨¦ aparec¨ªa en sus ¨¢lbumes fotogr¨¢ficos de sospechosos.
Ha recibido palizas, insultos y amenazas de muerte en siete c¨¢rceles espa?olas
¡ªMe hab¨ªa metido en alg¨²n l¨ªo, s¨ª, aunque nunca fui condenado. No era un santo, es cierto. Pero eso no me convierte en un depredador sexual. Jam¨¢s agred¨ª a esas mujeres. Nunca lo habr¨ªa hecho. Mi madre sufri¨® una violaci¨®n cuando ten¨ªa 14 a?os y nunca lo super¨®. Era cat¨®lica y no quiso abortar. Mi hermanastra es fruto de esa agresi¨®n sexual y mi madre vio siempre la cara de su violador en la de su hija. He vivido ese trauma muy de cerca.
Van der Dussen nunca volvi¨® a ver a su madre. Ella no aguantaba la idea de tener a un hijo violador y jam¨¢s vino a visitarlo a Espa?a. Muri¨® hace unos a?os de c¨¢ncer.
¡ªEn ese momento, cuando ya se encontraba muy mal, pidi¨® poder despedirse de m¨ª a trav¨¦s de videoconferencia, pero no fue posible. No pude decirle que la quer¨ªa much¨ªsimo y que no hab¨ªa agredido a ninguna chica. Falleci¨® sin que yo pudiera demostrar mi inocencia.
Tres a?os despu¨¦s de la detenci¨®n y encarcelamiento de Van der Dussen, otro crimen, aparentemente sin relaci¨®n alguna con ¨¦l, se resolv¨ªa a 2.000 kil¨®metros de M¨¢laga. Una modelo de 18 a?os, Sally Ann Bowman, hab¨ªa sido violada y asesinada en Londres en septiembre de 2005. Mark Philip Dixie, un hombre con m¨²ltiples antecedentes por violentas agresiones sexuales, violaciones y robo, fue arrestado un a?o despu¨¦s y condenado a 34 a?os de prisi¨®n. En 2006, tras la detenci¨®n, su perfil gen¨¦tico pas¨® a la base de datos Veritas de Interpol... y la polic¨ªa espa?ola constat¨® que encajaba con la violaci¨®n de Fuengirola en la que se hab¨ªa hallado ADN y por la que fue condenado Van der Dussen.
Un informe de la polic¨ªa cient¨ªfica de 23 de marzo de 2007 inform¨® al juzgado encargado del caso del hallazgo y se?al¨® que, seg¨²n sus datos, era 54 millones de veces m¨¢s probable que ese ADN fuera una mezcla de Mark Dixie y la v¨ªctima de Fuengirola que de cualesquiera otras dos personas elegidas al azar. De todas formas, recomendaban ampliar los marcadores gen¨¦ticos de Dixie pidiendo una nueva muestra a Reino Unido.
¡ªEn ese momento vi el cielo abierto. Pens¨¦ que finalmente empezaba a clarificarse la verdad y que ese iba a ser el desenlace de la pesadilla; que unas pruebas cient¨ªficas iban a demostrar mi inocencia de una vez y descubrir al verdadero culpable.
Pero la sencilla petici¨®n de la polic¨ªa espa?ola ha tardado ocho a?os en cumplimentarse. Todo han sido problemas entre el juzgado de Fuengirola, la Audiencia Provincial de M¨¢laga, las comisiones rogatorias a Reino Unido... Hasta que el letrado de Van der Dussen no acudi¨® al Supremo en 2011 para pedir la revisi¨®n de la condena, nadie se tom¨® en serio el caso ni tuvo prisa en averiguar si hab¨ªa un inocente en prisi¨®n.
Lo que dice la nueva muestra gen¨¦tica
Cuando el brit¨¢nico Mark Dixie fue detenido en Londres en 2006 por asesinato y violaci¨®n, su perfil gen¨¦tico pas¨® a la base de datos de Interpol. Se supo entonces que coincid¨ªa con los restos de ADN hallados en una de las violaciones del 10 de agosto de 2003 en la localidad malague?a de Fuengirola, la ¨²nica en la que se encontr¨® material gen¨¦tico.
El ADN hallado era una mezcla de la v¨ªctima y de un var¨®n desconocido. Ese var¨®n desconocido no era el sospechoso investigado, Romano van der Dussen, seg¨²n acredit¨® la polic¨ªa cient¨ªfica por escrito. Pero este dato exculpatorio no se tuvo en cuenta en la sentencia y el holand¨¦s fue condenado.
En 2007, la polic¨ªa espa?ola emiti¨® un nuevo informe: era 54 millones de veces m¨¢s probable que el ADN hallado fuera una mezcla del brit¨¢nico Dixie y de la v¨ªctima de la violaci¨®n que de cualesquiera otras dos personas. Pero, como en el perfil de Interpol faltaban algunos marcadores, se recomendaba que se solicitara a Reino Unido una nueva muestra gen¨¦tica de Mark Dixie.
Esta prueba con todos los marcadores gen¨¦ticos acaba de llegar a Espa?a, ocho a?os despu¨¦s, y corrobora, seg¨²n un experto forense consultado por este peri¨®dico, que el ADN hallado en Fuengirola es compatible con el perfil de Dixie. No lo es con el de Van der Dussen.
El alto tribunal no dio la raz¨®n al holand¨¦s, pero s¨ª pidi¨®, el 14 de febrero de 2012, que se agilizara el proceso con Londres. Tres a?os despu¨¦s, el pasado 26 de febrero, finalmente, el informe brit¨¢nico ha llegado al juzgado de Fuengirola. Y, como se esperaba, los nuevos marcadores de Mark Dixie son tambi¨¦n coincidentes con el material gen¨¦tico hallado en la violaci¨®n.
El informe ha llegado adem¨¢s acompa?ado de otro documento: la declaraci¨®n de un funcionario de prisiones que habl¨® con Dixie. El preso le dijo que ¡°puede que estuviera involucrado¡± en el delito de violaci¨®n cometido en Espa?a, y que ¡°no quer¨ªa que hubiera alguien cumpliendo una pena en prisi¨®n por algo que no hab¨ªa hecho¡±. Por ello, dijo que ¡°estar¨ªa encantado de colaborar con cualquier investigaci¨®n referente a este asunto¡±.
Con estos nuevos papeles, el abogado de Van der Dussen, Silverio Garc¨ªa Sierra, ha acudido de nuevo al Supremo. Los us¨® primero para pedir en el juzgado permisos de salida para el preso, pero han sido denegados. Ahora, el alto tribunal tiene de nuevo el asunto en sus manos. ¡°Yo solo sigo en este caso porque creo en la inocencia de este hombre¡±, dice Garc¨ªa Sierra, a quien le toc¨® de oficio tramitar un recurso de amparo ante el Constitucional del holand¨¦s y ha continuado despu¨¦s con ¨¦l por pura convicci¨®n. ¡°No te puedes creer c¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n¡±. En el locutorio de la c¨¢rcel de Palma, Van der Dussen se despide tras 40 minutos de charla. Pregunta si es normal que la justicia tarde tanto.
¡ªSolo estoy a la espera del desenlace de esta pesadilla. Espero que se aclare todo y que el responsable de los hechos pague por ello. Nada ni nadie podr¨¢ reparar el da?o que se me ha causado con este c¨²mulo de irregularidades, pero no me quedan fuerzas ni para tener rencor. Lo ¨²nico que quiero es que esto termine de una vez.
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