El instituto de Arancha era un polvor¨ªn
Los padres del Ciudad de Ja¨¦n alertaron por escrito de que los ¡°incidentes¡±terminar¨ªan en los informativos. El suicidio por acoso de una alumna les ha dado la raz¨®n
Los globos aguardaban en la sala de actos junto con las orlas. En los armarios, los trajes de fiesta que tanto hab¨ªa costado pagar... El viernes 22 de mayo todo estaba preparado en el instituto Ciudad de Ja¨¦n para la fiesta de graduaci¨®n de los alumnos de bachillerato. Tendr¨ªa que haber sido un d¨ªa de gloria para el barrio de Orcasur (en Usera, al sur de la capital). La fiesta por el t¨ªtulo preuniversitario de un pu?ado de chavales del barrio es motivo de orgullo en una de las zonas de la capital m¨¢s arrasadas por la crisis, donde casi la mitad de los residentes no tienen estudios primarios.
La fiesta se transform¨® en duelo. Las bachilleres Ana¨ªs y Roc¨ªo recuerdan as¨ª las palabras de uno de sus profesores: ¡°No va a haber graduaci¨®n. No os podemos contar m¨¢s. Os enterar¨¦is por las noticias de lo que ha pasado¡±. Intentaron que no trascendiera pero el motivo pronto corri¨® como la p¨®lvora. Arancha, una alumna t¨ªmida de 16 a?os con retraso madurativo, se hab¨ªa suicidado esa misma ma?ana tras denunciar el acoso de un compa?ero.
Los profesores tienen un banco de alimentos y fomentan la convivencia
Los bachilleres hab¨ªan preparado una carta de despedida. ¡°Aqu¨ª hemos conocido a personas por las que ahora mismo dar¨ªamos la vida. (...) Echaremos de menos saltar a primera hora esos charcos de la entrada, esos bocatas, esos partidos, la ca¨ªda de un techo, esos ba?os tan mixtos...¡±.
El Ciudad de Ja¨¦n se construy¨® hace 40 a?os en Orcasur, el proyecto urban¨ªstico de vivienda social m¨¢s grande de Espa?a. En esa ¨¦poca solo el 11% de sus casas dispon¨ªan de agua corriente. Hoy un pasillo de cemento en medio de un descampado es el acceso al centro. ¡°?Cualquier d¨ªa arde la maleza mientras el distrito de Usera devuelve dinero de servicios sociales porque dice que no hace falta! ?No podr¨ªan desbrozar esto?¡±, se indigna Germ¨¢n Suela, de la asociaci¨®n de padres del instituto. Las familias y el sindicato Comisiones Obreras llevan dos a?os denunciando por escrito las carencias del centro.
La lista de peticiones tiene 30 puntos: m¨¢s espacio en las aulas, ventilaci¨®n, dos polic¨ªas tutores, un conserje, dos administrativos, educadores de animaci¨®n ¡°para evitar conflictos¡±, un segundo orientador ¡ªtienen una para unos 1.100 alumnos, cuando la media que recomienda la Unesco es de uno para 250¡ª, m¨¢s suministro el¨¦ctrico, un gimnasio, ordenadores... Educaci¨®n precisa que se ha gastado 350.000 euros este a?o en mejorar sus instalaciones y que su ratio de orientadores est¨¢ en la media. En Espa?a hay uno por cada 1.800 estudiantes.
¡°Cuando no nos dan el cambio de destino, apretamos los dientes y a seguir¡±
Los padres reclaman, sobre todo, que baje el n¨²mero de estudiantes. Han pasado de 700 a m¨¢s de 1.100 desde 2008. Educaci¨®n recuerda que se cumplen ¡°escrupulosamente¡± las ratios por clase y que tienen un estudiante menos por profesor que la media.
Pero los padres replican que se achicaron las aulas cuando hab¨ªa menos alumnos y ahora dif¨ªcilmente caben las mesas. Adem¨¢s, su centro est¨¢ calificado como de dif¨ªcil desempe?o y acoge a un nutrido grupo de chicos con necesidades especiales.
En diciembre las familias se reunieron con el viceconsejero de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid. Aseguran que no atendieron sus peticiones. El jueves, con el centro en medio de la diana medi¨¢tica tras el esc¨¢ndalo del suicidio de Arancha, volvieron a hacerlo tras hacer p¨²blicas dos nuevas cartas de protesta. Cartas en las que reflejaban problemas parecidos a los que ya le contaron a la inspecci¨®n educativa en abril: ¡°Raro es el d¨ªa que no hay amenazas, faltas de disciplina, altercados o que tenga que venir la polic¨ªa por incidentes graves (...) quiz¨¢ de los pr¨®ximos incidentes nos enteremos por los informativos¡±.
El caso de Arancha supuso el primer protocolo abierto en el centro por acoso. Pero su suicidio no fue el primero. Hace seis a?os, se quit¨® la vida otro chico con problemas f¨ªsicos y retraso madurativo. Se juntaba con los m¨¢s rebeldes para sentirse arropado, pero era objeto de mofas. Su muerte no trascendi¨® y el grado de acoso escolar no parece tan claro. Para algunos los problemas los arrastraba del barrio.
El personal vincula los episodios violentos con problemas que los chicos traen de casa ¡ªmucho paro y familias desestructuradas¡ª. ¡°A poco que se toquen, se monta. Empujones, insultos...¡±, cuenta uno de sus 90 profesores.
Tras el suicidio de Arancha, dos profesores se han cogido una baja. ¡°Los otros no, pero deber¨ªamos, esto es un polvor¨ªn¡±, lamenta uno de los que se quedan. La mayor¨ªa pide cambio de destino cada a?o y lo logran tres o cuatro. El resto sigue batallando por sus alumnos: ¡°Apretamos los dientes, y a seguir¡±. Por sus chicos hicieron cinco paros a principio de curso y consiguieron un ¡°profesor y medio¡± m¨¢s (el medio significa a media jornada). Tambi¨¦n han montado un banco de alimentos que surte a 18 familias. Este curso hab¨ªan empezado a copiar un exitoso modelo de un instituto vecino que convierte a alumnos en mediadores en situaciones de conflicto.
El centro prepara otra lista de peticiones para la consejer¨ªa. El viernes pasado, Educaci¨®n llam¨® al instituto para informar de c¨®mo hab¨ªa transcurrido la reuni¨®n del viceconsejero con los padres. Una profesora asegura que es m¨¢s de lo que han conseguido nunca. Y lo atribuye al suceso: ¡°?Tiene que morir una ni?a para que nos hagan caso?¡±.
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