Espabilados

Pablo Iglesias y Pedro S¨¢nchez han coincidido en que su prioridad es sacar al PP de las instituciones mediante pactos, pero no a cualquier precio. Ese criterio fue traducido en el comit¨¦ federal socialista del pasado s¨¢bado en pautas como votar investiduras pero sin entrar en Gobiernos de coalici¨®n; o como renunciar a desbordar al PP cuando casi alcanza la mayor¨ªa absoluta, o hay una gran diferencia de votos, o ser¨ªa precisa una alianza de tres o m¨¢s formaciones heterog¨¦neas para sumar la mayor¨ªa necesaria. Estas autolimitaciones supondr¨¢n en autonom¨ªas y ayuntamientos importantes dar luz verde a que siga el PP.

Lo cual es mal visto por sectores socialistas para los que el objetivo de desalojar al PP del poder donde sea posible es una obligaci¨®n pol¨ªtica y moral. Ese desalojo requerir¨ªa en casi todos los casos un pacto con Podemos, con o sin el refuerzo de IU. Pacto que seg¨²n las encuestas es el preferido por los votantes de ambos partidos, pero que provoca reticencias en las respectivas direcciones.

En el caso de Podemos se ha visto claramente en la forma como han planteado su posible apoyo a la investidura de Susana D¨ªaz: condicionando el inicio de la negociaci¨®n propiamente dicha a exigencias previas presentadas como de sentido com¨²n y transversales, pero que, sobre todo, son de dif¨ªcil cumplimiento: hubiera sido deseable que Chaves y Gri?¨¢n dimitieran voluntariamente, pero obligar a que su partido les fuerce a hacerlo por orden de Podemos supone desconocer la psicolog¨ªa humana y solo se explica si se trata de encontrar razones para no pactar.

Algo que tiene que ver con su principio ideol¨®gico central seg¨²n el cual PSOE y PP son siameses que practican la misma pol¨ªtica a las ordenes de una ¨¦lite que dirige el pa¨ªs. Es incoherente considerar que la prioridad es desplazar al PP del poder, para lo que admiten que tendr¨ªan que unir fuerzas con el PSOE, y mantener la teor¨ªa de los partidos siameses.

Y m¨¢s ahora que se presentan como socialdem¨®cratas a la vez que se proponen eliminar al principal partido socialdem¨®crata. Y al que apremian a ¡°dar un giro de 180 grados¡± a la vez que le invitan a ser ¡°m¨¢s modesto¡±. Enso?aci¨®n en parte compartida por C¡¯s, empe?ado en condicionar su apoyo a decisiones como la de convocar primarias, pero de la que parece estar desenganch¨¢ndose Rivera al admitir que el desbloqueo institucional es una necesidad en s¨ª misma, sin que favorecerlo suponga ¡°dar el visto bueno a nadie¡±.

Las debilidades de los nuevos no impide reconocer su influencia dinamizadora de la pol¨ªtica espa?ola. Sobre todo, haber sabido detectar la existencia de bases objetivas para un potencial conflicto generacional: los j¨®venes se encuentran hoy en una situaci¨®n de discriminaci¨®n en el acceso al mercado laboral y a la vivienda, pero tambi¨¦n en oportunidades de ocupar puestos de responsabilidad en diferentes ¨¢mbitos. Ese bloqueo ha provocado su distanciamiento de los partidos tradicionales, que se han visto obligados a espabilar.