Cristina de Borb¨®n, ante un banquillo con dos escapatorias

La infanta Cristina se sentar¨¢ en el banquillo de los acusados para ser juzgada por un supuesto delito fiscal en el caso N¨®os. La hermana del rey Felipe VI tiene alguna posibilidad de salir ilesa del trance judicial en dos momentos clave de la vista oral. Al inicio del juicio, su defensa plantear¨¢ que no cabe juzgar a la infanta por delito fiscal dado que la Agencia Tributaria, representada por la Abogac¨ªa del Estado, y la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, no acusan a Cristina de Borb¨®n y defienden su inocencia.

La ¨²nica acusaci¨®n que culpa a la infanta y pide penas de c¨¢rcel para ella es Manos Limpias, la acusaci¨®n popular. El tribunal encargado de juzgar a la hermana del Rey deber¨¢ resolver si aplica la doctrina Bot¨ªn, en cuyo caso Cristina de Borb¨®n no podr¨¢ ser juzgada; o impone la doctrina Atutxa, en cuyo caso el juicio contra la esposa de Urdangar¨ªn continuar¨¢.

Los peritos de la Agencia Tributaria defender¨¢n durante la vista oral que no hay delito fiscal en la actuaci¨®n de la infanta Cristina como propietaria del 50% de la empresa Aizoon, que compart¨ªa con su marido y con la que supuestamente se produjo el fraude a Hacienda. Ese testimonio puede resultar clave para la decisi¨®n que adopte el tribunal sentenciador en relaci¨®n con el delito fiscal que tanto el juez instructor Jos¨¦ Castro como la acusaci¨®n popular de Manos Limpias, atribuyen a la infanta.

Su marido, I?aki Urdangarin, se lucr¨® durante varios a?os con un negocio consistente en contratar con administraciones p¨²blicas la organizaci¨®n de eventos a trav¨¦s de una supuesta sociedad sin ¨¢nimo de lucro, el Instituto N¨®os. Esa sociedad, que logr¨® contratos a dedo por m¨¢s de seis millones de euros en apenas tres a?os, subcontrataba el trabajo con otras empresas, en este caso privadas y con ¨¢nimo de lucro, propiedad de Urdangar¨ªn y su socio, Diego Torres.

Una de las empresas con las que Urdangar¨ªn desviaba a sus bolsillos el dinero p¨²blico de los Gobiernos de Valencia y Baleares era Aizoon, cuya propiedad compart¨ªa al 50% con la infanta Cristina de Borb¨®n. Urdangar¨ªn factur¨® a nombre de esa empresa sus servicios profesionales como consejero de una decena de sociedades. Por este sistema defraud¨® a Hacienda al declarar esos ingresos con el impuesto de sociedades en lugar de con el IRPF, dado que era una renta de su trabajo y no de la actividad de su empresa. Esa pr¨¢ctica supuestamente ilegal la llev¨® a cabo con la supuesta complicidad de su mujer, que aprovechaba esos ingresos que llegaban a Aizoon para gastos particulares que luego se inclu¨ªan en las declaraciones fiscales para lograr desgravaciones en el impuesto de sociedades.