Un PP para ganar y gobernar en minor¨ªa
Rajoy rejuvenece el partido para dar otra imagen pero apela al elector propio desencantado para mantener el Gobierno con el apoyo de Ciudadanos
De lo que Mariano Rajoy ha tomado buena nota, adem¨¢s de sus problemas internos y las carencias del PP y del Gobierno, es de que hace tiempo que vienen sonando en Espa?a tambores de un corrimiento hacia la izquierda del electorado. Y en ese apartado socioideol¨®gico de la izquierda incluye desde el PSOE a Podemos y todos esos movimientos ciudadanos que tanto el presidente como los dirigentes del argumentario diario del PP intentan desprestigiar como radicales o extremistas. Lo admiti¨® nada m¨¢s empezar su discurso del jueves ante el Comit¨¦ Ejecutivo del PP para justificar el leve movimiento de nombres en la c¨²pula del partido. Rajoy pidi¨® un an¨¢lisis poselectoral urna a urna, lo ha estudiado y ha concluido, al menos, cuatro aspectos relevantes para entender c¨®mo piensa afrontar los pr¨®ximos meses.
1?. Ilusionar de nuevo a los abstencionistas
Lo prioritario es recuperar y movilizar el voto de al menos un mill¨®n de simpatizantes propios que ahora prefieren quedarse en casa a depositar la papeleta del PP. Se lo dijeron hace un a?o cuando perdi¨® 2,6 millones de votos en las europeas; tambi¨¦n el 22 de marzo pasado cuando el PP andaluz se dej¨® en la gatera 500.000 escrutinios y se lo han reiterado el 24-M con 2,5 millones de apoyos menos (1.400.000 se quedaron en la abstenci¨®n y 650.000 hicieron incluso el trasvase a Ciudadanos).
2?. La izquierda est¨¢ al alza y la derecha a la baja
En las europeas de 2009, la izquierda sumaba en total el 47,7% del voto; el a?o pasado, tras la llegada de Podemos, ese porcentaje se elev¨® al 53,4%. La derecha tuvo entonces el 54%, y en 2014, el 47,7%. Ese fen¨®meno se ha repetido en las municipales. Rajoy entiende que esta peculiaridad no es solo de Espa?a y que se debe a que el pa¨ªs ha tenido que pasar por una larga y profunda crisis.
3?. Otro bipartidismo
El l¨ªder popular y su soci¨®logo de cabecera, Pedro Arriola, interpretan que el bipartidismo ya no es, ni ser¨¢, el que ha gobernado Espa?a durante 30 a?os, alternando una mayor¨ªa de ejecutivos socialistas y algunos del PP con unos 300 de los 350 esca?os totales de la C¨¢mara. El bipartidismo ni ha muerto ni est¨¢ acabado. Solo debe reinventarse. En 2011 esos dos partidos aglutinaban el 65% de los votos y ahora alcanzan el 52%. En el futuro vaticinan que se dividir¨¢n unos 250 sillones.
4?. Parlamento y escenario pol¨ªtico m¨¢s fragmentado
Los resultados de las urnas y, sobre todo, los pactos poselectorales en los Ayuntamientos y las comunidades aut¨®nomas han impuesto otro mapa en el pa¨ªs, con m¨¢s partidos y m¨¢s igualdad. El PP lleva funcionando con la misma estructura, maneras y hasta vicios desde su refundaci¨®n en 1989 y los cambios que impuso Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Los retoques que aplic¨® el jueves Rajoy no han revolucionado nada. Han rejuvenecido los segundos niveles del partido al menos una d¨¦cada. Surgen as¨ª nuevos vicesecretarios con entre 30 y 45 a?os, con m¨¢s ganas y talento para salir en las teles, pero con el mando real en las mismas manos: Rajoy y su equipo de total confianza (Jorge Moragas), algunos cargos heredados de Dolores de Cospedal (la secretaria general ahora en funciones honor¨ªficas) y Javier Arenas al mando del menguante poder territorial. El objetivo es plantar cara, no asumir la derrota sin m¨¢s en las generales, salir a ser la primera fuerza y esperar a ver qu¨¦ ocurre con el reparto de los dem¨¢s. El PP se contentar¨ªa con 140-150 diputados (ahora tiene 185) y cree que podr¨ªa gobernar en minor¨ªa con el apoyo externo de Ciudadanos si la izquierda no suma lo suficiente para permitir que el ahora denostado Pedro S¨¢nchez sea presidente.
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