¡°La ley fue una inyecci¨®n de autoestima para nosotros¡±

Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega (Valencia, 1949) era vicepresidenta primera y portavoz del Gobierno que presid¨ªa Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero (PSOE) cuando las Cortes aprobaron, el 30 de junio de 2005, la ley de matrimonio igualitario. ¡°Hubo una inyecci¨®n de autoestima para nosotros. La ley fue muy bien acogida por el partido. ?Est¨¢bamos eliminando una discriminaci¨®n de siglos!¡±. En el despacho de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica, que preside, De la Vega recuerda con precisi¨®n los ¨²ltimos pasos del proyecto: ¡°El Congreso la aprob¨® el 30 de junio, el Rey la sancion¨® el 1 de julio, el 2 se public¨® en el BOE, y el 3 entr¨® en vigor¡±, recita casi de carrerilla. ¡°Para estas cosas tengo mucha memoria¡±, presume.

De la Vega inscribe esta ley dentro de la apuesta general del PSOE tras las elecciones de 2004 por el ¡°reconocimiento y ampliaci¨®n de los derechos de la ciudadan¨ªa¡±. ¡°A lo mejor el matrimonio homosexual no estaba en el programa con esas palabras, pero estaba en esta idea¡±, defiende. Con esa ley y otras aprobadas en la misma legislatura (la de violencia de g¨¦nero, de igualdad, de dependencia, tabaco, reproducci¨®n humana asistida, cotitularidad de la tierra), Espa?a ¡°se situ¨® en el grupo de pa¨ªses pioneros¡±.

En lo que respecta al matrimonio homosexual, no solo se situ¨® en el grupo: se puso en cabeza. ¡°Hab¨ªa pa¨ªses muy avanzados, como Holanda y B¨¦lgica, que ya permit¨ªan el matrimonio homosexual, pero no la adopci¨®n. Nosotros lo ten¨ªamos claro. La igualdad significaba que se tuvieran todos los derechos, incluso a acceder a la adopci¨®n¡±, afirma la actual miembro del Consejo de Estado.

En su recuerdo, la ley fue un hito, pero no un problema especial. ¡°Nunca tuvimos ninguna duda al respecto, sino la constancia, en t¨¦rminos democr¨¢ticos, de que la ley ten¨ªa un apoyo mayoritario. L¨®gicamente, nos hubiera gustado que se aprobara con mucho m¨¢s consenso, pero ten¨ªamos el apoyo de quienes nos hab¨ªan votado para emprender esos cambios. Era un ejercicio de la acci¨®n del Estado que demostraba un blindaje de la libertad y la autonom¨ªa. Fue la defensa del inter¨¦s general confirmada democr¨¢ticamente¡±.

Sabe De la Vega que aquella ley tuvo una especial carga en la imagen de Espa?a. ¡°?La de entrevistas que di! Nadie se lo esperaba de un pa¨ªs como Espa?a!¡±, comenta. Y resalta un aspecto ¡°bonito¡± de esta y otras leyes sociales de aquella legislatura anterior a la crisis. ¡°Eran una ampliaci¨®n de la libertad sin menoscabo de nadie. Se eliminaba una discriminaci¨®n secular que hab¨ªa impedido a unos conciudadanos vivir en plenitud de derechos en libertad e igualdad. Y, m¨¢s all¨¢ de los aspectos legales, se les daba el derecho de expresar sus emociones sin ser se?alados¡±, afirma. Pero el beneficio de la ley no fue solo para gais y lesbianas. ¡°Con ella se fortalec¨ªa el Estado de derecho y se reforzaba la convivencia democr¨¢tica¡±.

Desde su puesto de presidenta de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica, la exvicepresidenta valora a¨²n m¨¢s aquel logro. ¡°?frica es probablemente el continente m¨¢s hom¨®fobo, pero la discriminaci¨®n m¨¢s onerosa sigue siendo la de g¨¦nero¡±, dice. ¡°Es la desigualdad m¨¢s dif¨ªcil de erradicar. Aqu¨ª mismo acab¨®, legalmente al menos, hace relativamente poco. En la militancia por la igualdad hemos recorrido un largo camino. Yo misma adquir¨ª la mayor¨ªa de edad y acab¨¦ de estudiar Derecho sin tener derechos. Y, a¨²n ahora, en la configuraci¨®n normativa estamos en la vanguardia, pero falta por adquirir la igualdad real¡±. Esto mismo podr¨ªa decirse sobre los derechos de la poblaci¨®n LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). De la Vega coincide con el recientemente fallecido Pedro Zerolo en que esa lucha debe ir de la mano del feminismo.

De la Vega, que tambi¨¦n es juez, afirma que ¡°nunca hubo en el Gobierno dudas acerca de la constitucionalidad de la ley, como luego demostr¨® el fallo del propio Constitucional¡±. Tambi¨¦n admite que ¡°hubo oposici¨®n de los sectores m¨¢s conservadores de la sociedad y de la Iglesia cat¨®lica¡±, pero dice que nunca les hicieron dudar. ¡°Estaban en su derecho de manifestar su opini¨®n, incluso convocaron manifestaciones, pero nosotros ten¨ªamos la convicci¨®n democr¨¢tica de que hab¨ªa que hacerlo¡±, declara. Con algo m¨¢s de intensidad recuerda que entre quienes m¨¢s se opusieron estaba el sector de jueces m¨¢s conservador. ¡°Hubo quien se neg¨® a aplicarla, quien dijo que iba contra su conciencia, pero el poder Judicial y el Supremo les quitaron la raz¨®n. Cuando uno es juez lo es para defender la ley, no para imponer sus ideas¡±, concluye tajante.

Hay satisfacci¨®n en el balance de aquella ¨¦poca. ¡°Zapatero dijo que con esta ley el pa¨ªs se volv¨ªa m¨¢s decente. Yo a?adir¨ªa que tambi¨¦n m¨¢s digno¡±.