M¨®nica Oltra, la presidenta anexa
La portavoz del Gobierno valenciano es la principal aliada del presidente Ximo Puig, pero tambi¨¦n su m¨¢s seria amenaza
M¨®nica Oltra acaba de librar uno de los pulsos m¨¢s re?idos de su trayectoria pol¨ªtica. Y ha sido en dos frentes a la vez. El primero, con los socialistas, a los que, pese a que Comprom¨ªs ha logrado cuatro esca?os menos, le ha zampado medio gobierno, que, adem¨¢s, gracias a su decisi¨®n ser¨¢ "mestizo" (cargos intermedios de ambos partidos). El segundo, en su propia coalici¨®n, en la que, siendo su partido (Iniciativa) cuantitativamente inferior, ha impuesto su criterio en la designaci¨®n de consejeros sobre sus socios mayoritarios (el Bloc). En ambos casos ella ha sido la gran beneficiada.
La nueva vicepresidenta y portavoz del Consell hizo el pase¨ªllo triunfal el pasado domingo desde las Cortes Valencianas al Palau de la Generalitat en paralelo al presidente, Ximo Puig, que acababa de ser proclamado. Una duplicidad que retrotra¨ªa a la de Rita Barber¨¢ y Vicente Gonz¨¢lez Lizondo, en los a?os en que el regionalista, antes de ser devorado, se constituy¨® en el pedestal de la exalcaldesa. Pero ahora Puig es la peana de Oltra. Ella es su principal aliada, pero tambi¨¦n su m¨¢s seria amenaza.
Esta abogada valenciana nacida en Neuss (Alemania, 1969) ha alcanzado la plenitud, pero sabe que su momento expansivo no ha concluido. Ha tensado hasta el l¨ªmite la situaci¨®n con Puig porque, m¨¢s all¨¢ de alcanzar un pacto para que la izquierda gobierne la Generalitat, lo que est¨¢ en juego por debajo de la mesa es la hegemon¨ªa de la izquierda en la Comunidad Valenciana. Es el momento, junto a Podemos, partido con el que comparte sinton¨ªas, de dar el bocado al PSPV-PSOE, que ha pasado de 33 a 23 diputados y necesitaba el Palau de la Generalitat para tratar de detener su hemorragia.
Oltra logr¨® que su apellido concordase con la presidencia de la Generalitat la misma noche del 24 de mayo. Ese fue un clamor en varias plazas de Valencia. Su nombre es muy valorado por los votantes m¨¢s j¨®venes, que la consideran una respuesta generacional a la decepci¨®n hedionda de la pol¨ªtica valenciana, la siguen con inequ¨ªvoca devoci¨®n y propagan profusamente su verbo en las redes.
Su figura parlamentaria creci¨® frente al estercolero de G¨¹rtel y el agusanamiento del Partido Popular en la Comunidad Valenciana. Se hizo hueco ante el ensimismamiento del PSPV-PSOE y, como diputada y abogada, se convirti¨® en la peor pesadilla del Consell y del Grupo Popular (fue expulsada del hemiciclo varias veces por sus rifirrafes con Juan Cotino, incluso suspendida y sancionada).
La vicepresidenta hace equilibrios sobre un cable amarrado entre la ternura y la dureza. Ella no es lo uno o lo otro sino ambas cosas. Y, como San Agust¨ªn, est¨¢ en cada una de las dos por completo. En el plano personal transmite suavidad y afecto, mientras que en el pol¨ªtico es una pantera que se mueve r¨¢pido, con gran adaptabilidad al paisaje de la actualidad (tiene una camiseta para cada ocasi¨®n) y se revuelve ¨¢spera, rocosa y punzante. Esa singularidad antag¨®nica le ha reportado grandes beneficios pol¨ªticos y Comprom¨ªs le debe gran parte del ¨¦xito electoral obtenido en las pasadas elecciones auton¨®micas y municipales, en las que la coalici¨®n ha crecido de seis a 19 diputados y ha logrado la inexpugnable plaza de la alcald¨ªa de Valencia.
Su imaginario pol¨ªtico empez¨® a formatearse como hija de emigrantes en Alemania y se colore¨® con la irrupci¨®n de Los Verdes en el Bundestag en 1983, un a?o antes de instalarse en Valencia. A los 10 a?os public¨® versos anticapitalistas en Mundo Obrero y con 15 se afili¨® al Partit Comunista del Pa¨ªs Valenci¨¤. Su despegue se inici¨® en Esquerra Unida, por la que ser¨ªa diputada en la coalici¨®n Comprom¨ªs y de donde ser¨ªa expulsada en 2007 tras las tensiones surgidas entre los comunistas y la corriente interna de tintes valencianistas a la que pertenec¨ªa. Esa crisis alej¨® a su anterior partido de la coalici¨®n y dej¨® a Comprom¨ªs en el escenario apropiado para una simbiosis perfecta: una l¨ªder sin partido (ella) y un partido sin l¨ªder (el Bloc). Su reciente candidatura a la presidencia de la Generalitat en las primarias de Comprom¨ªs fue avalada por 22.000 votos.
Pese a las suspicacias lanzadas por Ciudadanos hacia el supuesto soberanismo de Comprom¨ªs, Oltra no percibe el nacionalismo como una herramienta ¨²til. Eso la aleja del Bloc, donde su desbordante protagonismo levanta cada d¨ªa m¨¢s desconfianzas (no son pocos los que la consideran el caballo de Troya de Podemos en Comprom¨ªs). En cualquier caso, no es una purista: est¨¢ casada con un argentino y tiene dos ni?os et¨ªopes adoptados. Y no renuncia al populismo. Se viste de fallera, participa en la ofrenda a la Virgen de los Desamparados y alardea de ser hincha del Valencia CF. No puede pasar inadvertida cuando va por la calle y domina la escena. Algunos adversarios la ven como una Rita Barber¨¢ de izquierdas.
Ahora afronta el grave reto de pasar de las cr¨ªticas a las propuestas, mientras algunos (en el PSPV-PSOE y en el Bloc) dan por hecho que su voracidad puede acaber rompiendo el equilibrio pol¨ªtico que ha permitido el relevo del PP tras 20 a?os en la Generalitat. Ella admite que su imagen p¨²blica es muy batalladora, pero que en el fondo es muy pactista, aunque tambi¨¦n considera que la pol¨ªtica ¡°es demasiado puta¡±.
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