Vivir junto a los residuos nucleares
El Cabril, en C¨®rdoba, sirve desde los a?os 60 como ¨²nico almac¨¦n en Espa?a para residuos de media y baja actividad
Algunos en Hornachuelos todav¨ªa creen en la leyenda de que el cementerio nuclear fue una especie de venganza de Franco cuando supo que el due?o de la finca de El Cabril hab¨ªa dado calabazas a su hija. Pero la verdad es que el primer y ¨²nico recinto de estas caracter¨ªsticas en Espa?a se coloc¨® en este precioso enclave de la sierra Albarrana, junto a un parque natural que un d¨ªa tuvo linces y lobos, porque ah¨ª estaban las primeras minas de uranio que a partir de 1962 empezaron a servir como almac¨¦n de residuos de investigaciones radiactivas. Ese procedimiento, de dudosa ortodoxia comparado con los m¨¦todos actuales, fue la antesala de lo que en 1992 se convirti¨® oficialmente en la primera instalaci¨®n homologada (gestionada ya por la empresa p¨²blica Enresa) para estas funciones. Hoy, 43 a?os despu¨¦s y pese a las grandes diferencias, es el espejo donde se mira Villar de Ca?as para saber lo que podr¨ªa esperarle si finalmente se instala ah¨ª el pol¨¦mico Almac¨¦n Temporal Centralizado (ATC).
Hornachuelos decidir¨¢ en refer¨¦ndum todos los asuntos que afecten al almec¨¦n de residuos
El Cabril es una finca de 1.126 hect¨¢reas colindante con el parque natural. Pertenece al t¨¦rmino municipal de Hornachuelos (900 km2), un pueblo de unos 4.700 habitantes. En l¨ªnea recta, el cementerio nuclear se encuentra a 40 kil¨®metros del n¨²cleo urbano. De hecho, queda m¨¢s cerca de otras poblaciones que tambi¨¦n forman parte ¨Cdesde el punto de vista de las indemnizaciones- de los afectados por esta instalaci¨®n (Pe?arroya, Las Navas y Alan¨ªs). La instalaci¨®n acoge residuos nucleares de media y baja actividad (permanecen activos un m¨¢ximo de 300 a?os y su capacidad est¨¢ ahora al 71,06%) y de muy baja actividad (su actividad es de un m¨¢ximo de 60 a?os y la capacidad del cementerio, tras su ampliaci¨®n, est¨¢ al 21,71%). Esa es la principal diferencia con Villar de Ca?as, que deber¨ªa acoger residuos de alta intensidad.
El Cabril afecta a cuatro poblaciones colindantes, pero Hornachuelos es la que gestiona su jurisdicci¨®n. Este municipio acaba de cambiar su corporaci¨®n y su nueva alcaldesa, Mar¨ªa del Pilar Hinojosa (de una agrupaci¨®n local), todav¨ªa est¨¢ aclimat¨¢ndose al cargo. Pero en una entrevista con EL PA?S en sus despacho reconoce que se trata de un tema peliagudo y anuncia que crear¨¢ una comisi¨®n de seguimiento para la evoluci¨®n de El Cabril y que en todo lo referente al cementerio nuclear seguir¨¢ la opini¨®n de los ciudadanos a trav¨¦s de un refer¨¦ndum.
Pero despu¨¦s de cuatro d¨¦cadas conviviendo con la basura radiactiva, la mayor¨ªa se resigna pero quiere que al menos las contraprestaciones se hagan notar. "Aqu¨ª hay cuatro beneficiados por El Cabril, pero el resto tenemos que seguir busc¨¢ndonos las vidas con nuestros trabajos y estando expuestos al almac¨¦n", sostiene Juan, un vecino de Hornachuelos que se dedica a la agricultura y prefiere no dar su apellido. "Es que este es un tema sensible", se excusa. Algo parecido piensa Francisco Romero, que trabaja como conductor de un cami¨®n. "Beneficio tiene muy poco. Si no lo quieren en ning¨²n lado ser¨¢ por algo. Se cambia la salud por dinero. Si estuvi¨¦ramos un a?o sin pagar la luz o el agua... Pero es que el pueblo es muy conformista", explica.
En Hornachuelos, actualmente solo 23 personas tienen un empleo fijo en Enresa, y eso no les parece ninguna maravilla en un pueblo de 4.700 personas. El Ayuntamiento, que tiene un presupuesto de 6,3 millones de euros y una deuda de 1,3 millones, recibe una compensaci¨®n (el 50% de todo lo que se da a la los afectados) de casi un mill¨®n y medio entre fijos y variables. El problema es que este segundo concepto, aseguran en el Consistorio, ha disminuido puesto que se paga en funci¨®n del volumen de residuos y, ¨²ltimamente, las compactadoras de la planta han reducido notablemente el tama?o de lo que se almacena. Hasta ahora, tambi¨¦n recib¨ªan una cantidad procedente de la Fundaci¨®n Enresa que se ha extinguido, y a modo de ¨²ltima aportaci¨®n han presentado tambi¨¦n una propuesta de convenio para convertir la luminaria de la zona en led por valor de unos 240.000 euros.
Beneficio tiene muy poco. Si no lo quieren en ning¨²n lado ser¨¢ por algo. Se cambia la salud por dinero", opina un vecino
En cualquier caso, para algunos ya no parece suficiente, sobre todo si se tiene en cuenta, como se?ala Manolo Raya, ecologista y portavoz de la plataforma en contra del Cabril Hornasol, que muchos negocios est¨¢n marcados por el estigma de estar situados junto a un cementerio nuclear. ¡°Tenemos 20.000 hect¨¢reas de naranjos y ninguna f¨¢brica de zumos. Aqu¨ª no hay ning¨²n plan de desarrollo. La poblaci¨®n ha disminuido y el paro ha subido. ?De qu¨¦ sirve El Cabril?¡±.
M¨¢s all¨¢ de la inc¨®moda convivencia a la que obliga un lugar as¨ª, la instalaci¨®n nunca ha generado ning¨²n problema a los vecinos ni se ha registrado ning¨²n accidente. Una visita guiada por el almac¨¦n muestra una planta tecnol¨®gicamente muy avanzada con un sistema extremadamente cuidado de tratamiento y almacenamiento de los residuos. La instalaci¨®n podr¨ªa soportar el mayor terremoto detectado en la zona (las celdas tienen un sistema de basculaci¨®n en la base) e incluso un accidente de un avi¨®n comercial. Jam¨¢s ha trascendido ning¨²n incidedente. Para entrar en la zona donde se tratan los residuos hay que atravesar una frontera radiol¨®gica con un enorme detector. Todo el que lo hace porta un peque?o dos¨ªmetro en la solapa que indica la radiaci¨®n que soporta cada trabajador.
En la sala de control, varios empleados mueven con unos joysticks y a trav¨¦s de pantallas bidones radiactivos que van encajando en contenedores. Si no fuera por lo peligroso de su contenido, parecer¨ªa que juegan al tetris o a la t¨ªpica m¨¢quina del gancho que caza regalos en los bares. A ellos esa broma no les hace ninguna gracia.
El sistema es como una matryoshka. Cada bid¨®n contiene 220 litros de residuos t¨®xicos (piezas o lodos solidificados con hormig¨®n). Estos se almacenan en contenedores en grupos de 18. Y los cubos que se forman terminan constituyendo una gran celda de 320 contenedores que termina sellada y colocada en las plataformas del cementerio. En plena sierra. Vistos desde arriba parecen como tabletas de chocolate o gigantes fichas de Lego. Pero se va acabando el espacio, y pronto volver¨¢ el debate.
Seg¨²n las previsiones del sexto Plan General de Residuos Radiactivos de 2006, la futura creaci¨®n total de esos elementos de baja y media prevista es de unos 180.000 metros c¨²bicos. De estos, 90.000 ser¨¢n de media y baja y 90.000 de muy baja, procedentes en su mayor¨ªa de las seis centrales nucleares espa?olas cuya vida ¨²til se est¨¢ acabando.
El cementerio est¨¢ ahora preparado para recibir hasta 50.000 metros c¨²bicos de residuos de baja y media intensidad (faltar¨ªan 40.000 para atender a las previsiones); mientras que su capacidad para albergar residuos de muy baja intensidad, que se ampli¨®, alcanza los 130.000 metros c¨²bicos, excediendo los c¨¢lculos de futuro. Por eso sigue planeando la idea de que, tarde o temprano, deber¨¢ ampliarse la zona de residuos de media y baja actividad. Y ah¨ª volver¨¢ un debate que, hasta ahora, permanece enterrado junto a los bidones.
De mina a cementerio nuclear
- 1935. El ingeniero de minas Antonio Carbonell Trillo-Figueroa descubre rastros de uranio en la zona de El Cabril. Se inician labores mineras pero tras la guerra civil se abandonan.
- 1961. La Junta de Energ¨ªa Nuclear traslada a la mina abandonada los primeros residuos radiactivos de media y baja intensidad que generan sus incipientes investigaciones.
- 1984. Nace Enresa, la empresa p¨²blica encargada de la retirada, tratamiento y almacenamiento de los residuos radiactivos en Espa?a.
- 1985. Enresa acondiciona mejor los residuos trasladados all¨ª durante a?os y comienza a dise?ar el futuro de El Cabril como cementerio nuclear. Primeras campa?as y movilizaciones en contra de El Cabril en C¨®rdoba.
- 1992. El Cabril comienza a operar como almac¨¦n de residuos radiactivos. Desde entonces ha recibido una media anual de 2.000 metros c¨²bicos de basura nuclear procedente tanto de las seis centrales espa?olas como de instalaciones hospitalarias e industriales.
- 1993-2000. El Cabril dispone de 28 celdas de almacenamiento de 24 por 19 metros de base y nueve metros de altura. Cada una tiene capacidad para guardar 320 contenedores c¨²bicos de residuos. Las celdas se sit¨²an sobre dos plataformas de hormig¨®n y se tapan con el mismo material. Cuando las celdas de las dos plataformas se llenen por completo se terminar¨¢n de sellar con tierra y vegetaci¨®n, reintegr¨¢ndose en el paisaje. El is¨®topo radiactivo m¨¢s longevo que se encuentra en El Cabril es el cesio 137, con una vida media de 300 a?os.
- 2000. Comienza a estudiarse la instalaci¨®n de un nuevo vertedero destinado a los residuos de muy baja intensidad radiactiva en El Cabril con una actividad radiactiva media de 60 a?os.
- 2008. Entra en funcionamiento el almac¨¦n de muy baja intensidad de El Cabril. Se trata de la llamada celda 29. Se espera que entren en funcionamiento dos m¨¢s en los pr¨®ximos a?os.
- 2013. El Gobierno suprime la Fundaci¨®n Enresa que gestionaba ayudas a los municipios del entorno de El Cabril por un valor anual de 400.000 euros.
- 2014. El presidente de Enresa, Francisco Gil Ortega, anuncia que la empresa p¨²blica se plantea doblar la capacidad de almacenamiento de El Cabril si se cumplen las previsiones de generaci¨®n de basura que supondr¨¢ el cierre de las centrales. La noticia reaviva el debate sobre la presencia del vertedero en C¨®rdoba.
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