¡°Un maltratador nunca puede ser un buen padre¡±

Cuatro menores supuestamente asesinados por sus padres en apenas una semana. Desde 2013, un total de 18 ni?os v¨ªctimas mortales de la violencia de g¨¦nero. Sobre el papel, Espa?a dispone de protocolos que alertan de la necesidad de vigilar y proteger a los hijos de mujeres maltratadas, pero los expertos denuncian que no se est¨¢n poniendo en pr¨¢ctica y que los agresores siguen disfrutando de visitas sin supervisi¨®n o de la guarda y custodia de sus hijos que les conceden los jueces. ¡°Un maltratador nunca puede ser un buen padre¡±, advierten.

El Gobierno acaba de aprobar una Ley de Infancia que reconoce como v¨ªctimas directas a los hijos e hijas de las mujeres que sufren violencia de g¨¦nero y que recuerda a los jueces que siempre deben pronunciarse sobre las medidas cautelares (r¨¦gimen de visitas, guarda y custodia...) que les afectan. Al hacerlo, viene a reconocer que la protecci¨®n de los menores sigue siendo una asignatura pendiente en Espa?a, algo con lo que coinciden los expertos consultados. El debate se reabre despu¨¦s de conocerse que un hombre presuntamente mat¨® a su mujer y a sus dos hijos en Castelldefels (Barcelona) y luego se suicid¨® y que otro degoll¨® a sus dos hijas en Mora?a (Pontevedra).

¡°Lo primero cuando se produce un caso de violencia de g¨¦nero deber¨ªa ser evaluar sistem¨¢ticamente el riesgo que corren ni?os y ni?as, pero en muchos casos son los propios juzgados los que no lo hacen y aseguran que no es necesario¡±, se?ala Miguel Lorente, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada y exdelegado de Violencia de G¨¦nero entre 2008 y 2011.

¡°Todav¨ªa se normaliza o se minimiza la violencia de g¨¦nero, que tiene ra¨ªces muy profundas¡±, asegura Tania Sordo, abogada de Women¡¯s Link especializada en derechos de las mujeres. Uno de los estereotipos es el de que un hombre puede ser buen padre a pesar de ser un maltratador. ¡°El proceso est¨¢ fallando. A muchas v¨ªctimas se les resta credibilidad. No se les acredita la condici¨®n de v¨ªctima y los jueces no intervienen para valorar el inter¨¦s superior del menor, que siempre debe ser superior al derecho del padre de ver a sus hijos¡±, a?ade. Tanto Sordo como Lorente relatan casos de ni?os que manifiestan temor a quedarse con sus padres, testimonios recogidos en documentos, pero que finalmente no se tienen en cuenta. La convenci¨®n de los derechos de los ni?os, ratificada por Espa?a, se?ala que ¡°se les debe escuchar conforme a su madurez y edad y tener en cuenta sus opiniones¡±.

Los expertos recuerdan que este tipo de violencia no se dirige f¨ªsicamente a la mujer, pero va directamente contra ella. Los hijos son el canal que usan para hacerle el mayor da?o posible. ¡°El componente vengativo forma parte de uno de los motores de estos delitos. La venganza, la ira, el machismo, la impulsividad, la obcecaci¨®n con la pareja, el trastorno emocional son otros de ellos¡±, apunta Antonio Andr¨¦s Pueyo, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa de la Universidad de Barcelona.

Lorente no cree que en la proximidad en el tiempo de estos dos casos haya un efecto llamada. Ver otros casos ¡°refuerza al maltratador y hace que piense m¨¢s en el posible crimen¡±, se?ala, pero opina que se trata de actos normalmente premeditados y planeados con antelaci¨®n.

El PSOE reclam¨® ayer un sistema de valoraci¨®n de riesgo que facilite a los jueces la adopci¨®n de medidas para proteger a los hijos de la violencia de g¨¦nero. Ha presentado una proposici¨®n no de ley en el Congreso. El ministro de Sanidad, por su parte, pidi¨® que se denuncie m¨¢s. Las denuncias, sin embargo, no siempre evitan la tragedia. Una de cada tres mujeres asesinadas el a?o pasado (54) denunci¨® a su agresor.

Marisa Soleto, de la Fundaci¨®n Mujeres, apunt¨® a otro problema: la formaci¨®n de quienes intervienen en un caso de violencia de g¨¦nero. ¡°C¨®mo es posible ¡ªse?al¨® sobre los asesinatos de Castelldefels¡ª que despu¨¦s de varias intervenciones de los Mossos, aunque no mediase denuncia, nadie se plantease que hab¨ªa que hacer una intervenci¨®n de protecci¨®n de los menores que viv¨ªan all¨ª¡±.?