Ni?os sirios cruzan solos la frontera de Melilla
En torno a media docena de menores pasan a diario de Marruecos a Espa?a
Tiene la misma edad que la guerra que ha destruido su pa¨ªs. Safin, una ni?a siria de cuatro a?os, lleg¨® al Ceti de Melilla la tarde del mi¨¦rcoles tras cruzar la frontera entre Espa?a y Marruecos. Lo ha hecho acompa?ada por un ciudadano marroqu¨ª desconocido, al que la familia pag¨® en torno a 700 euros por pasarla a trav¨¦s de los controles de la polic¨ªa alau¨ª. Enfundada en un vestido rosa, con ojos ausentes bajo los que a¨²n brillaban peque?os surcos, se ha encontrado a la puerta del centro con su madre, que hab¨ªa logrado cruzar la frontera esa misma ma?ana. Proceden de Kobane, ciudad kurda del norte sirio que estuvo sitiada por el Estado Isl¨¢mico.
Las redes de pasadores que ayudan a cruzar a los refugiados sirios la frontera desde Marruecos a cambio de varios cientos, o miles de euros, est¨¢n haciendo su agosto. Esto se debe a que la polic¨ªa marroqu¨ª, por razones desconocidas, deniega el paso a los refugiados que tratan de acceder a Espa?a por Melilla para pedir asilo, y solo les permite cruzar a cuentagotas. Por ello, tras semanas y meses de espera, la ¨²nica alternativa que les queda es recurrir a los servicios de traficantes locales.
Varios internos sirios del Ceti que matan el tiempo en la entrada del centro aseguran que los pasadores ilegales cobran entre 500 y 1.000 euros por cada persona que ayudan a pasar a Espa?a. A los adultos les ofrecen alquilar pasaportes marroqu¨ªes a fin de burlar la seguridad fronteriza. Los ni?os que huyen de la guerra junto a sus familias tambi¨¦n son fuente de lucro. Seg¨²n un trabajador del Ceti, no es raro que lleguen menores no acompa?ados hasta la misma puerta de este centro. Los datos que manejan organizaciones que ayudan a los refugiados apuntan a media docena de casos diarios y a que este fen¨®meno se remonta a principios de 2014.
Dentro de una bolsa
Los pasadores, que tienen pasaporte marroqu¨ª, fingen que los ni?os son hijos suyos. Una vez superado el control de la polic¨ªa alau¨ª, cuando se acercan al puesto fronterizo espa?ol, en la tierra de nadie, abandonan a los ni?os para que estos lleguen por su propio pie al control o los dejan ya en territorio espa?ol. Aunque tambi¨¦n hay otras formas: un grupo de j¨®venes sirios narra que la familia de un ni?o pag¨® para que atravesara la frontera dentro de una bolsa de pl¨¢stico, "como si fuera fruta".
Decenas de familias est¨¢n separadas por el bloqueo de la frontera, porque se les deniega el paso o porque no tienen dinero suficiente para pagar a las mafias por cada miembro. Tan solo llegan entre 25 y 30 refugiados al d¨ªa, seg¨²n reconoci¨® recientemente la Delegaci¨®n del Gobierno en Melilla. Pero en Nador, los testimonios de refugiados y organizaciones como Save the Children o Prodein, hablan de cientos de familias que quieren cruzar para solicitar asilo y que en muchos casos viven y duermen al raso.
La directora de Sensibilizaci¨®n y Pol¨ªticas de Infancia en Save the Children Espa?a, Ana Sastre, ha calificado el caso de Safin como "terror¨ªfico" y ha confirmado que hay m¨¢s menores que cruzan acompa?ados por pasadores e incluso solos. La portavoz de ACNUR en Espa?a, Mar¨ªa Jes¨²s Vega, ha corroborado la existencia de este problema debido a las dificultades de las familias para acceder a la solicitud de asilo. Los ni?os, que ya "llevan kil¨®metros de sufrimiento" a sus espaldas, se exponen adem¨¢s a abusos y a redes de trata al ponerse en manos de los traficantes fronterizos, se?ala Vega.
Sastre considera que la situaci¨®n se podr¨ªa solucionar mediante la concesi¨®n de visados humanitarios en las embajadas y consulados espa?oles en Marruecos. Defiende que as¨ª, los refugiados podr¨ªan cruzar el l¨ªmite entre ambos pa¨ªses y no estar a merced de las mafias fronterizas: "Es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica", afirma.
Mientras el atardecer envuelve Melilla, muchos refugiados del Ceti recuerdan un d¨ªa m¨¢s a sus familiares, que aguardan al otro lado de la frontera porque a¨²n no han podido cruzar o no tienen el dinero para hacerlo. Entre ellos el padre y dos hermanos de Safin (uno de ellos un beb¨¦ de pocos meses), que esperan su oportunidad para poder reunirse con el resto de su familia.
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