Estrategia o ideolog¨ªa
Pedro S¨¢nchez dice que "denunciar¨¢" los acuerdos de 1979 con el Vaticano. Rubalcaba fue m¨¢s lejos: prometi¨® que los derogar¨ªa
Bien est¨¢ que los partidos dise?en estrategias para ganar, porque de nada servir¨¢ la ideolog¨ªa si no puede aplicarse en un gobierno. Pero un exceso de estrategia suele traer consigo un d¨¦ficit de ideolog¨ªa. En sus medidas para avanzar en la laicidad del Estado, el PSOE dice que pedir¨¢ a la Iglesia que pague el IBI por aquellos edificios que no sean templos de culto, que sacar¨¢ la religi¨®n de la escuela¡ Pero a todo ello han respondido los obispos siempre con la misma poderosa herramienta: los acuerdos con el Vaticano de 1979 recogidos en la Constituci¨®n. Por tanto, para cumplir con lo prometido no hay m¨¢s que un camino: sacar ese tratado de la ley y dejar la Constituci¨®n m¨¢s acorde con los nuevos tiempos. Pero el PSOE de Pedro S¨¢nchez no ha prometido eso, solo dice que se ¡°revisar¨¢n¡± esos acuerdos, lo que supone un paso atr¨¢s sobre lo que ya anunci¨® su antecesor, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que habl¨® de denuncia: ¡°Desde la oposici¨®n lo denunciaremos; cuando lleguemos al Gobierno, sencillamente lo derogaremos¡±, afirm¨® en noviembre de 2013.
Dicen tambi¨¦n que van a organizar los actos de Estado para que sean civiles. Algo tan sencillo como esto no hace falta anunciarlo, ni prometerlo tantas veces cuando suenan campanas electorales. Bastar¨ªa con hacerlo cuando lleguen al gobierno. Ocasiones han tenido.
La eutanasia -otro choque con la Iglesia- en tiempos se?a de identidad de la izquierda, asom¨® en el primer programa electoral de Zapatero para desaparecer sin m¨¢s en el que redactaron para el segundo mandato. Ahora no se menciona la palabra, cuando las encuestas m¨¢s recientes que se han efectuado sobre este asunto revelan que la calle est¨¢ a favor de esta medida de forma mayoritaria.
Y ?qu¨¦ hay de las inmatriculaciones? Poca cosa. Anuncian ahora lo que ya contaron hace meses, que van a pedir que la Iglesia devuelva aquellas propiedades (edificios, fincas, fuentes, iglesias, catedrales y mezquitas) que los prelados pusieron a su nombre sin tener documento alguno que acreditara su titularidad. El expolio no ha sido peque?o. Pero el PSOE mir¨® para otro lado cuando gobernaba y ha sido el PP el que ha cambiado la ley franquista que permit¨ªa a los obispos este privilegio administrativo. Para reclamar la devoluci¨®n de lo inmatriculado habr¨ªa ayudado mucho un pronunciamiento del Constitucional sobre esa ley franquista, como pidieron al PSOE las organizaciones que se dedican a esto. Eso hubiera proporcionado una base jur¨ªdica que sustente las reclamaciones individuales. Pero el grupo socialista en el Congreso se ha negado a llevarlo al Constitucional. Ahora cada reclamaci¨®n de un Ayuntamiento o de un particular tendr¨¢ que librar su propia lucha sin que haya un pronunciamiento jur¨ªdico de instancias superiores. Ardua batalla.
Cuando estas organizaciones pidieron al PSOE que acudiera al tribunal, los socialistas consultaron con sus abogados y decidieron que hab¨ªa un riesgo de que el fallo les fuera contrario. Mala estrategia, pensaron. Y los que esperaban que se impusieran la ideolog¨ªa y los convencimientos apretaron los dientes.
No hay nada nuevo en el programa electoral de los nuevos socialistas respecto a la laicidad, si acaso un retroceso sobre lo anunciado en ocasiones pret¨¦ritas. La estrategia tambi¨¦n se repite: las promesas durante la campa?a de mano dura con los privilegios de la Iglesia recaban aplausos y votos, pero no acaban de tener traducci¨®n en hechos cuando se alcanza el Gobierno.
Los socialistas cristianos saben distinguir la esfera privada de la religi¨®n y las creencias de la laicidad que debe presidir la vida p¨²blica, el espacio que todos compartimos. Y la Iglesia no suele portarse bien con los socialistas porque estos la traten mejor. Abundante como pocas fue la financiaci¨®n que proporcion¨® Zapatero a los obispos y, sonoras como muchas otras, las manifestaciones de las sotanas en la calle. Como lo volver¨¢n a ser si tratan de tocar la religi¨®n en los colegios, por ejemplo. As¨ª que, si no se va a cumplir, ser¨ªa mejor no prometer nada. Es la mejor estrategia para la credibilidad.
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