¡°Reza por mi martirio en la yihad¡±
Las llamadas de dos de los primeros suicidas ceut¨ªes en Siria reflejan su determinaci¨®n a morir
¡ª¡±No hay esperanza porque no pienso volver. ?Quieres que te d¨¦ falsas esperanzas? ?Quieres que te mienta? Glorificado sea Dios. Saldr¨¢ bien. Reza por m¨ª para que Dios me otorgue el beneficio de el martirio¡±
El 4 de junio de 2012 Samra Mohamed Hamed rompi¨® a llorar cuando escuch¨® al otro lado del tel¨¦fono esta frase de su marido Mustaf¨¢ Mohamed Layachi, Pitis, un ceut¨ª de 30 a?os, que acababa de dejar a su familia para viajar a Siria y unirse a las huestes del Estado Isl¨¢mico. ?l y sus amigos, el taxista Rachid Hossain Mohamed, Wahbi, y Mustaf¨¢ Mohamed, Tafo, eran los primeros j¨®venes del El Pr¨ªncipe que desaparecieron del barrio para acudir a la llamada de la yihad. Los tel¨¦fonos de sus esposas estaban intervenidos por orden judicial.
Tres d¨ªas despu¨¦s, el 7 de junio el tel¨¦fono m¨®vil de Samra volvi¨® a sonar y Pitis insisti¨® en que su decisi¨®n de morir ya estaba tomada. Ni la cari?osa conversaci¨®n que mantuvo poco antes con su hija modific¨® su lenguaje, seg¨²n reflejan las grabaciones de la polic¨ªa.
¡ªHablas como si te fueras a matar t¨² mismo. Hablas como si te fueras a explosionar...
¡ªOjal¨¢ que Dios haga que lo consiga. Y si vuelvo... Ojal¨¢ que Dios haga que lo consiga cuando vuelva.
¡ªPero, ?volver¨¢s?
¡ªVolver¨¦ si llega la liberaci¨®n.
¡ª?Entonces?
¡ªTienes que asimilarlo. Si me matan ser¨¢ un honor para ¨¦l (Dios) y para t¨ª porque cuando muere un muyahidin no le hacen un entierro, ni le dan el p¨¦same, al contrario, le felicitan como si fuera un bautizo, tendr¨ªan que decirte felicidades. Ten paciencia... tengo una cita en el para¨ªso, Dios mediante.
Pitis pidi¨® a su esposa que fuera fuerte e insisti¨® en que si no se volv¨ªan a ver en vida se encontrar¨ªan en la otra.
Cuarenta y ocho horas m¨¢s tarde, el d¨ªa 9, Mustaf¨¢ Mohamed Layachi llam¨® de nuevo a su esposa desde el campamento yihadista del norte de Alepo en el que se encontraba. Hablaron de la reciente muerte de Wahbi, su amigo taxista, que hab¨ªa sido el primero del grupo en ¡°alcanzar el para¨ªso¡±. Wahbi se hab¨ªa lanzado al volante de un cami¨®n cargado de explosivos contra un cuartel militar y hab¨ªa causado decenas de muertos.
¡ª?C¨®mo fue? ?C¨®mo ha muerto?
¡ªLe mataron y ya est¨¢. No puedo hablar de esto. ?l ha dejado un testamento (un v¨ªdeo de despedida). Reza por m¨ª para que Dios me otorgue el beneficio del martirio. Dile a la madre de Wahbi que tenga paciencia y que lo celebre porque es de los bienaventurados.
Hablas como si te fueras a matar... como si te fueras a explosionar"
Al instante se puso al tel¨¦fono la madre de Wahbi, el taxista suicida, y Pitis insisti¨® en que la familia ten¨ªa que celebrar su muerte. ¡°Dios le otorg¨® el beneficio del martirio y ¨¦l adoraba eso, amaba ser m¨¢rtir. ?l est¨¢ en la verdad. Rezad por nosotros para el grandioso Dios haga que lo consigamos con ¨¦xito al igual que ¨¦l. T¨² hijo ha dejado un testamento y te lo mandaremos. Dios se lo compensar¨¢¡±.
Samra volvi¨® a coger el tel¨¦fono para despedirse de su esposo y este le insisti¨® en que se refugiase en la religi¨®n. ¡°Pedid a Dios que haga que nosotros tambi¨¦n los consigamos¡±.
El 22 de junio Pitis envi¨® un correo electr¨®nico a su mujer a modo de testamento vital. En su despedida hablaba de religi¨®n, de los muyahidines y aconsejaba a los hombre de la familia que fueran a la yihad y a las mujeres que ¡°financien el camino de Al¨¢ ya que es su salvaci¨®n¡±. Y destacaba el premio del ¡°martirio¡±: ¡°Al¨¢ considera a los muyahidines como las mejores personas, ver¨¢ su lugar en el para¨ªso, estar¨¢ protegido, se casar¨¢ con 72 doncellas y podr¨¢ pedir perd¨®n a 70 parientes suyos¡±.
En fechas cercanas Mustaf¨¢ Abdesalam, Tafo, de 24 a?os, el tercer miembro del grupo, tambi¨¦n llam¨® a su mujer desde tel¨¦fonos sirios. En todas sus llamadas le explic¨® que no iba a volver, pero Nayua se negaba a aceptarlo. Sus dos hijos ten¨ªan entonces tres y cinco a?os. Semanas antes Tafo, un joven alto, y barbudo, hab¨ªa abandonado a su familia y la furgoneta Piaggo con la que se dedicaba al reparto en el barrio de El Sardinero.
_?Sabes lo que quiero decir?
Si muero no me dar¨¢n el p¨¦same, te felicitar¨¢n como si fuera un bautizo"
¡ª No, no lo entiendo.
¡ª?Quieres que te mienta?
¡ªEs es que es muy duro...
¡ªPosiblemente ser¨¢ este fin de semana o el lunes Dios mediante. Ya te dije que estoy en un lugar donde hay un noventa por ciento de posibilidades de no regresar vivo. He dejado tu tel¨¦fono a un chico de aqu¨ª. Me conocen como Abu Omar....Si llaman y le dicen a tu hermano que Abu Omar... que sepas que soy yo.
Tafo se despidi¨® dici¨¦ndole a su mujer que se quedara con la casa o que la vendiera, que su ordenador era suyo ¡°venga quien venga¡± y que se cuidar¨¢ mucho, que esperaba estar con ella en la otra vida. Nayua se emocion¨®, llor¨® y la conversaci¨®n termin¨®.
Pitis y Tafo murieron perpetrando atentados suicidas en Siria el 26 de junio de 2012. El tel¨¦fono de sus padres y viudas no son¨® hasta el 16 y 17 de julio, semanas despu¨¦s. ¡°Ya est¨¢n casados¡±. Casado en el lenguaje yihadista es sin¨®nimo de martirio.
investigacion@elpais.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.