Francisco, el Gobierno y los obispos, en disputa por Catalu?a
La Conferencia Episcopal inicia hoy su plenaria de oto?o con profundas disensiones
Francisco ha nombrado arzobispo de Barcelona al aragon¨¦s Juan Jos¨¦ Omella (Cretas, Teruel. 1948), hasta ahora obispo de Calahorra y La Calzada-Logro?o. Sustituye al cardenal Lluis Mart¨ªnez Sistach, que pronto tendr¨¢ 79 a?os de edad. Llevaba tres esperando el relevo, desde que present¨® su renuncia al cumplir los 75. Ha sido un nombramiento pol¨¦mico, en el que se han implicado el Gobierno, la Generalitat de Catalu?a y los distintos sectores eclesi¨¢sticos. A la pol¨¦mica ya cl¨¢sica del ¡®Volem bisbes catalans¡¯ (Queremos obispos catalanes), se a?ad¨ªa ahora la disputa sobre si el sustituto de Sistach deb¨ªa ser favorable, contrario o neutral ante el debate independentista suscitado en toda la provincia eclesi¨¢stica catalana, que funciona como conferencia episcopal sin serlo formalmente.
En la disputa, el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy ha hecho valer los Acuerdos que regulan las relaciones entre Espa?a y el Estado vaticano, con la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) de comparsa. Entre otras cautelas en la elecci¨®n de jerarcas, Roma se comprometi¨® a que, ¡°antes de proceder al nombramiento de arzobispos y obispos residenciales y de coadjutores con derecho a sucesi¨®n¡±, notificar¨ªa al Gobierno el nombre del designado, ¡°por si respecto a ¨¦l existiesen posibles objeciones concretas de ¨ªndole pol¨ªtica general¡±. Es lo que dice el art¨ªculo 1 del primero de los cinco Acuerdos que modernizaron el Concordato franquista de 1953. (BOE, 24/9/1976).
Pese a que el mismo art¨ªculo determina que ¡°las diligencias correspondientes se mantendr¨¢n en secreto¡± y que ¡°se entender¨¢ que no existen objeciones si el Gobierno no las manifiesta en quince d¨ªas¡±, se sabe que el nuncio del Vaticano en Madrid, Renzo Fratini, tuvo que transmitir a Francisco ¡°serias objeciones no oficiales del Ejecutivo¡± que retrasaron posibles nombramientos. El Gobierno niega que hayan existido esas objeciones, pero desde el PP un dirigente reconoce que ¡°el Gobierno siempre da a conocer donde debe el sentido de sus deseos por necesidades de Estado¡±. Y a?ade: ¡°Para eso est¨¢n los Acuerdos, ?o no?¡±,
Francisco ha tenido que afrontar, adem¨¢s, el cisma en que est¨¢ sumido el episcopado por lo que en el Vaticano llaman ¡°el caso catal¨¢n¡±. A la mesa del Papa llegaron muchas propuestas, a veces muy contradictorias. Las m¨¢s ostensibles las promovi¨® el propio Mart¨ªnez Sistach, partidario de sus obispos auxiliares (Sebasti¨¢ Talltavull, en primer lugar), o, como candidato natural, del arzobispo de Urgell y copr¨ªncipe de Andorra, Joan Enric Vives. ?ste fue descartado por el Vaticano ante la situaci¨®n de Andorra como para¨ªso fiscal y refugio de pol¨ªticos catalanes corruptos. Otra opci¨®n era la de trasladar a Barcelona a un arzobispo ejerciente en alguna archidi¨®cesis de relevancia, en primer lugar al arzobispo de Tarragona y miembro del Opus Dei, Jaume Pujol Balcells.
Francisco ha optado por el obispo Omella, prelado de una di¨®cesis menor, pero hombre de experiencia, sencillo, ex misionero en ?frica ahora muy relacionado con las organizaciones de caridad de la Iglesia cat¨®lica, miembro de la congregaci¨®n vaticana que nombra los obispos y, esta misma semana, el encargado de presentar al resto de los prelados el plan pastoral episcopal para el pr¨®ximo trienio. Con estudios en el seminario de Zaragoza y con los Padres Blancos en Lovaina (B¨¦lgica) y Jerusal¨¦n, Omella es sacerdote desde 1970, fue muchos a?os p¨¢rroco rural, ejerci¨® de vicario del arzobispo El¨ªas Yanes en Zaragoza y ha sido pont¨ªfice en Barbastro-Monz¨®n y en Calahorra y La Calzada-Logro?o. En la CEE presidi¨® algunos a?os la comisi¨®n de Pastoral Social.
La designaci¨®n ha sido un jarro de agua fr¨ªa en el Gobierno catal¨¢n. Tambi¨¦n han recibido a Omella con desprecio importantes medios de comunicaci¨®n de esa comunidad aut¨®noma. El nuevo arzobispo no solo no es un eclesi¨¢stico catal¨¢n, sino que est¨¢ muy alejado del catalanismo radical, reprochan, apuntado al Papa. ¡°Esperamos que velar¨¢ por el respeto a la personalidad propia de la Iglesia catalana y acompa?ar¨¢ decididamente al pa¨ªs en el proceso para alcanzar la plena soberan¨ªa y construir una sociedad m¨¢s humana y justa¡±, ha manifestado Esgl¨¦sia Plural, la mayor organizaci¨®n de cat¨®licos de base en Catalu?a. Tambi¨¦n ha pedido a los obispos catalanes que ¡°rompan las relaciones institucionales¡± con la Conferencia Episcopal Espa?ola, despu¨¦s de que el portavoz de esta ¨²ltima, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, tachase la consulta soberanista de ¡°inadmisible e inmoral¡±.
Pero tampoco ha gustado el nombramiento de Omella a muchos altos prelados del resto de Espa?a. No perdonan al nuevo arzobispo su papel destacado en la gesti¨®n de algunos de los ¨²ltimos esc¨¢ndalos por supuestos abusos a menores, en los que ha intervenido personalmente el Papa, como el ¡®caso Romanones¡¯ en la archidi¨®cesis de Granada y el de un menor en el colegio Gaztelueta (Vizcaya), propiedad del Opus Dei.
Estos temas no figuran en el orden del d¨ªa de la plenaria episcopal que comienza esta ma?ana, pero lo condicionan. Centrar¨¢n, si duda, el tiempo reservado a debatir sobre la actualidad. Al pleno asiste el obispo de Solsona (Catalu?a), Xavier Novell, que mediante una glosa titulada Per ells (Por ellos) pidi¨® el voto para Junst pel S¨ª y anim¨® a todas las Iglesias catalanas ¡°a repicar sus campanas para despertar a todo el mundo y anunciarles que ha llegado el d¨ªa de la libertad¡±. Tambi¨¦n asiste el arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Ca?izares, que d¨ªas antes llam¨® a ¡°orar por Espa?a¡±, mediante una carta pastoral en la que convocaba una vigilia en defensa de la unidad de la naci¨®n como ¡°un bien moral¡±.
Cuando la llamada Conferencia Episcopal Tarraconense, que re¨²ne a todos los obispos catalanes, entr¨® en el debate con un comunicado tachado de moderado, cientos de parroquias catalanas ya exhib¨ªan banderas esteladas en lo m¨¢s alto de sus campanarios. ¡°Los obispos de Catalu?a se ratifican en que no corresponde a la Iglesia proponer una opci¨®n concreta, pero s¨ª que defienden la legitimidad moral de todas las opciones pol¨ªticas que se basen en el respeto a la dignidad de las personas y de los pueblos", dec¨ªan los prelados. Tampoco gust¨® esa posici¨®n al resto de los obispos. Tienen toda la semana para discutirlo.
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