Estorninos o patos
Internet no ha cambiado mucho la manera de hacer campa?a, pero sirve para movilizar a los tuyos y generar buenas piezas en los medios de siempre
El truco es ya muy conocido por los estrategas electorales. Llamas a una televisi¨®n y le dices que en Internet se est¨¢ propagando un v¨ªdeo con tal o cual contenido. La televisi¨®n entonces decide contarlo en su informativo del mediod¨ªa: "Hoy este v¨ªdeo ha causado furor en Internet¡". ?Qui¨¦n est¨¢ realmente propagando el v¨ªdeo? ?La tele o Internet?
Se dijo que la primavera ¨¢rabe fue la primera revoluci¨®n promovida por las redes sociales, pero lo cierto es que sin las c¨¢maras de Al Jazeera emitiendo 24 horas desde la plaza de Tahrir (y sin el permiso del Ej¨¦rcito, por otro lado) no habr¨ªa sido posible. Se quiere creer que el 15-M fue resultado de una concentraci¨®n espont¨¢nea en la Puerta del Sol, pero la verdad es que s¨®lo cuando llegaron all¨ª los redactores y los fot¨®grafos y las c¨¢maras de los medios convencionales, la gente empez¨® a acudir en masa. Sin duda tuvo importancia que medio centenar de personas con sus pesados Nokias de la ¨¦poca enviaran a sus colegas el famoso "p¨¢salo" que congreg¨® a unas cuantas decenas de personas en las sedes del PP el 13 de marzo de 2004. Pero en realidad la movilizaci¨®n adquiri¨® tama?o cuando la contaba, y la promov¨ªa sin querer, I?aki Gabilondo desde la cadena SER. Es un hito que EL PA?S vaya a ofrecer el primer debate presidencial por Internet, el pr¨®ximo d¨ªa 30. Pero es evidente que ninguno de los candidatos habr¨ªa aceptado si no tuviera la garant¨ªa de que ese debate va a ser cubierto por los medios de masas.
No, Internet no ha cambiado mucho la manera de hacer campa?a. Sirve, por supuesto, para movilizar a los tuyos, para extender informaci¨®n, para monitorizar, para la guerrilla y, como digo, para generar buenas piezas en los medios de siempre. Pero Internet no cambia la esencia de las competiciones electorales, que desde hace 60 a?os se dirimen sobre todo en la televisi¨®n, y son siempre la confrontaci¨®n de grandes relatos contados en los grandes medios y trasladados a las cafeter¨ªas y las conversaciones entre amigos y familiares.
Frente a los ciberut¨®picos que creen que con Internet la pol¨ªtica ha cambiado para siempre, y para mejor, los ciberpesimistas pensamos que, en realidad, ni cambia mucho ni necesariamente los cambios son buenos. Internet reproduce el tribalismo de siempre: los azules siguen, jalean y expanden las opiniones de los azules. Y los rojos, las de los rojos. Y no se produce ese honesto debate entre posiciones encontradas que algunos ilustrados elitistas desear¨ªan.
Internet tampoco permite esa quim¨¦rica comunicaci¨®n directa de los candidatos con los ciudadanos de a pie. Porque ni pueden contestar a los cientos de mensajes que reciben, ni habitualmente tienen motivos para viralizar los insultos de los adversarios que invaden sus cuentas.
Internet tampoco incrementa la movilizaci¨®n ni el compromiso social de la gente. A menos que aceptemos que es "compromiso" darle a un like, retuitear un mensaje o sumarse a una causa marcando el icono correspondiente en el m¨®vil o la tableta. Ese activismo pop, r¨¢pido y f¨¢cil, que yo llamo "sofactivismo" (activismo de sof¨¢), podr¨ªa incluso estar generando cierta flojera social. Se descubri¨® hace un siglo que, en el famoso juego de la soga que enfrenta a dos equipos tirando de los extremos, cuanta m¨¢s gente hab¨ªa tirando, menos esfuerzo individual se hac¨ªa. ?Por qu¨¦ iba alguien a salir a la calle para protestar por algo si puede hacerlo desde el sill¨®n de su casa?
Hace un a?o compart¨ª mesa redonda con C¨¢ndido M¨¦ndez y con una m¨¢s joven representante de Google. En su turno, ella nos cont¨® que en la era de Internet la comunicaci¨®n es como la de los estorninos: esos peque?os p¨¢jaros que por miles forman bandadas que se dejan llevar por las corrientes del viento. Que Internet nos hace cambiar al ritmo de los trending topics y las corrientes de opini¨®n ef¨ªmeras. El viejo sindicalista tom¨® entonces la palabra para decir que a ¨¦l le gustaba imaginar la comunicaci¨®n m¨¢s bien pensando en esos patos que emigran cada a?o en forma de punta de flecha, turn¨¢ndose en el puesto del l¨ªder. Esas aves que en lugar de dejarse llevar por las corrientes de aire, las resisten teniendo claro su destino y persistiendo en alcanzarlo. Sospecho que en una campa?a electoral, los patos ganar¨ªan a los estorninos.
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