Las redes sociales son el imam m¨¢s poderoso
Las mezquitas tratan de atraer a los j¨®venes que escapan de su radar y encuentran en Internet una interpretaci¨®n del islam radical y victimista
El sheij Munir Al Masri repasa en su apartamento el serm¨®n que pronunciar¨¢ hoy, viernes, en la mezquita de Legan¨¦s, un municipio de la periferia madrile?a. Hace dos semanas un pu?ado de b¨¢rbaros ensangrent¨® Par¨ªs y enmudeci¨® a Europa, y el imam egipcio quiere inculcar a sus fieles un islam de paz opuesto a los mensajes del autoproclamado Estado isl¨¢mico. ¡°Es un mensaje dirigido a los j¨®venes, para que no se dejen enga?ar por las banderas falsas del Daesh¡±. Un par de horas m¨¢s tarde, hombres de manos gruesas y piel curtida caminan con prisa hacia la mezquita de Legan¨¦s, en la trastienda de una gran nave industrial. Por fuera nadie dir¨ªa que este almac¨¦n gris de pol¨ªgono es una mezquita. Dentro, un millar de fieles descalzos y arrodillados aguardan las palabras del im¨¢n.
Al Masri les pide que abran bien los ojos y alerten si detectan extremistas, pero sabe que parte de su mensaje no llegar¨¢ a donde m¨¢s falta hace. Es consciente de la creciente desconexi¨®n entre los imames de las mezquitas y los j¨®venes que habitan las redes sociales en las que los grupos terroristas se manejan con maestr¨ªa. All¨ª, los telepredicadores alimentan el victimismo y el odio contra Occidente, al que consideran culpable de todos los males. La indignaci¨®n es a menudo la primera fase de una radicalizaci¨®n sin retorno.
¡°Los j¨®venes no nos preguntan a los sabios, van a Internet y preguntan al sheij Google. Internet tiene im¨¢genes potentes, de v¨ªctimas de injusticias que apelan a las emociones. Es un lenguaje con el que es muy dif¨ªcil competir¡±, cree Al Masri, que durante 14 a?os fue el imam de la mezquita de la M-30. Cuenta que un d¨ªa se le acerc¨® Serhane Bel Abdelmajid, El Tunecino, uno de los cerebros del 11-M. ¡°Ten¨ªa dudas teol¨®gicas. Quer¨ªa saber si se puede cambiar a los presidentes por la fuerza¡±. El imam trat¨® de convencerle con la jurisprudencia en la mano, pero solo consigui¨® ahuyentarlo. ¡°Estamos perdiendo la batalla. Necesitamos apoyo¡±.
Del victimismo al odio
Medio centenar de j¨®venes de asociaciones musulmanas se dan cita en Madrid para debatir bajo el lema No en nombre del islam. Los chicos se sientan delante del aula y las chicas detr¨¢s. Algunos est¨¢n indignados. No entienden por qu¨¦ les piden explicaciones a ellos por un terrorismo que padecen.
Houssein el Ouariachi, secretario de la comunidad isl¨¢mica de Vallecas, arranca sin miramientos: ¡°No podemos dejarnos seducir por el victimismo. Que si a los musulmanes no nos aceptan, no nos quieren. ?Es necesaria una carta de amor? El victimismo solo conduce al inmovilismo¡±. Luego proyectan un v¨ªdeo en el que un imam argentino les alerta: ¡°Hermano, quieren aprovecharse de tu indignaci¨®n. Ten cuidado con lo que escribes en Internet. ?C¨®mo vas a responder el d¨ªa del juicio si por lo que escribes alguien muere?¡±.
D¨ªas antes, El Ouariachi se explica en una cafeter¨ªa: ¡°Los v¨ªdeos que circulan est¨¢n cargados de victimismo, un sentimiento que legitima el odio. Dicen: ¡®Nos roban nuestro petr¨®leo, apoyan a nuestros dictadores. Somos solo carne de ca?¨®n para sus guerras¡±. Ese victimismo se alimenta de la precariedad laboral, pero ¡°no tienen en cuenta que los espa?oles cobran tan poco como ellos¡±.Y cree que cualquier plan de Estado contra la radicalizaci¨®n debe contar con los musulmanes: ¡°Somos los ¨²nicos capaces de desmontar esta farsa ideol¨®gica¡±.
Hoy hay un invitado de honor en Legan¨¦s. Se trata del imam belga Mohamed Yusufi. Viene desde Molenbeek, el barrio bruselense considerado un nido de yihadistas, desde donde se gestaron parte de los atentados de Par¨ªs. Corpulento, con la cabeza rapada y barba sin bigote habla despacio en un franc¨¦s trufado con expresiones ¨¢rabes. ¡°Aqu¨ª o en B¨¦lgica son los mismos problemas. En general son gente que no va a la mezquita, que est¨¢n fuera de nuestro radar¡±, arranca en el peque?o despacho del imam. Cuenta Yusufi que en Molenbeek han optado por salir de la mezquita, por ir a donde est¨¢ el problema. Van casa por casa, a los caf¨¦s y a los clubs. ¡°Cada vez hay m¨¢s reuniones paralelas. Algunos vuelven a nosotros, pero no es f¨¢cil. [Los reclutadores] les ofrecen dinero o trabajo¡ es gente que ha estado en la c¨¢rcel, en las drogas y buscan una soluci¨®n m¨¢gica para su vida¡±. Explica que a veces aterriza en el barrio alg¨²n barbudo de otro pa¨ªs, que se presenta como ¡°un hombre de religi¨®n¡± y la gente empieza a acercarse a ¨¦l. Un buen d¨ªa organiza un viaje gratis y sus seguidores no vuelven.
Hay j¨®venes que le preguntan a Yusufi si tienen que irse a hacer la yihad, pero la mayor¨ªa van por libre. Un d¨ªa, un padre le pidi¨® ayuda porque tem¨ªa que su hijo se fuera a Siria. Cuando lleg¨® el imam, el yihadista ya no estaba. Este enero, el huido muri¨® en una redada antiterrorista en Verviers, al oeste de B¨¦lgica, a su vuelta de Siria. El imam, que reconoce que no sabe navegar por Internet, piensa que la clave est¨¢ justo ah¨ª, donde sabios como ¨¦l no llegan.
¡°Estamos perdiendo la batalla. Necesitamos apoyo¡±, dice un im¨¢n
Con similares dilemas se topa Hussam Khoja, el actual imam de la gran mezquita de la M-30, que dice que la ¡°gente con el pensamiento cerrado¡± no les escucha. Ahora tratan de llegar a ellos por otras v¨ªas. Los fines de semana organizan encuentros para j¨®venes y han montado grupos de WhatsApp y Facebook. Desde hace poco pronuncian tambi¨¦n el serm¨®n en espa?ol para que los nacidos aqu¨ª le entiendan.
La estrategia de aproximaci¨®n y seducci¨®n de los reclutadores a los j¨®venes al margen de la mezquita la conoce Y. A., un joven de la Federaci¨®n de Agrupaciones Isl¨¢micas por la Convivencia (Faice), empe?ado en atraer a los j¨®venes a las mezquitas con charlas, excursiones y cursos. Describe el proceso: ¡°Alguien te pide ser tu amigo en Facebook. Ves que su perfil no es sospechoso y aceptas. Poco a poco te va conociendo y estrechando la relaci¨®n. Utiliza las injusticias del mundo. Env¨ªa im¨¢genes de ni?os muertos en Siria, en Palestina¡ ¡®?C¨®mo puedes estar en tu casa disfrutando con lo que est¨¢ pasando?¡¯, dice. Luego te va poniendo pruebas. Que hagas el rezo de la ma?ana temprano, que acudas descalzo a la mezquita... Mide tu capacidad de sacrificio. Insiste tambi¨¦n en la apariencia. Pide que te dejes barba, que vistas jalabiya¡ Es en ese momento cuando la gente de fuera y la familia detectan el cambio¡±. Pero puede que ya sea demasiado tarde.
Te va poniendo pruebas. Que hagas el rezo de la ma?ana temprano, que acudas descalzo a la mezquita.
Dice este conocedor que el contacto virtual genera menos rechazo que el personal. Que es m¨¢s dif¨ªcil confiar en un desconocido que venga a hablar contigo. En la Red, no tanto. ¡°Esa gente nos supera en medios, es dif¨ªcil competir con su mensaje. Lo que no entiendo es por qu¨¦ se toleran estas p¨¢ginas, c¨®mo es posible que no se puedan controlar m¨¢s¡±. Detalla tambi¨¦n que la presencia en las pantallas de este tipo de mensaje es mucho m¨¢s frecuente en Ceuta y en Melilla. Tambi¨¦n cita las dos ciudades el reciente informe del Real Instituto Elcano dedicado a la radicalizaci¨®n.
Una fuente policial explica que la captaci¨®n la realiza un entramado de personas y redes sociales muy bien estructuradas. Se trata de un sistema piramidal en el que ¡°una vez que se identifica a un potencial adepto, pasan al siguiente nivel, m¨¢s capado y con m¨¢s medidas de seguridad¡± y ¡°utilizan redes oscuras que enga?an a las IP¡±. La reforma de la ley de enjuiciamiento criminal que entrar¨¢ en vigor en diciembre permite a agentes virtuales controlar el intercambio de archivos que puedan ser utilizados para el adiestramiento o captaci¨®n de terroristas. Soledad Merino Domingo, una abogada que ha defendido a media decena de islamistas, asegura que los primeros pasos se dan en la Red, pero, como ahora todo est¨¢ tan controlado, en cuanto pueden pasan al contacto cara a cara con su mentor. ¡°Suelen ser gente, quemada, sin reconocimiento social. Les dan un ideal por el que luchar y se sienten los reyes del mambo¡±.
C¨®ctel potente
Entre los v¨ªdeos virales hay temas comunes. Im¨¢genes de v¨ªctimas de bombardeos, de mandatarios ¨¢rabes besando a pol¨ªticos occidentales y de mensajes anti¨¢rabes de la extrema derecha europea. El c¨®ctel es potente. Un joven madrile?o y musulm¨¢n se presta a mostrar en su ordenador el tipo de v¨ªdeos que acumulan likes y se cuelan en muros de Facebook. En uno del Daesh, un combatiente anuncia: ¡°Jud¨ªos del mundo, vendremos a por vosotros para degollaros. Preparaos para la gran guerra¡±. En otro se dirigen a los musulmanes europeos ¡°?Vais a hacer la yihad? ?Vais a defender nuestra religi¨®n?¡±. Otro cl¨¢sico es pegar v¨ªnculos de p¨¢ginas en los comentarios de los muros. Uno de ellos conecta con libros escolares. Son los que utiliza el ISIS en Raqqa y Mosul.
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