Sin novedad en Do?ana

Mariano Rajoy, tan ocupado como estaba, se reuni¨® con la familia en Do?ana para ver en televisi¨®n y acaso en pijama el mismo debate que ten¨ªa que haber protagonizado en el plat¨® de Atresmedia. Acudi¨® a sustituirlo Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa en una nueva demostraci¨®n de versatilidad gregaria y solicitud, pero se supone que Rajoy era insustituible, irremplazable en el papel de candidato.

Otra cuesti¨®n es que su campa?a a medida y cautelosa requiriera el concurso de una lugarteniente. Porque no considera como iguales a Albert Rivera y a Pablo Iglesias. Porque se trata de minimizar los peligros. Y porque hubiera resultado demasiado evidente la distancia generacional. Hubiera quedado mayorz¨®n el presidente. Hubiera parecido incluso anal¨®gico. M¨¢s a¨²n despu¨¦s de haberse expuesto en casa de Bert¨ªn como un prejubilado melanc¨®lico, consciente de que esas expresiones tan suyas como "la pera" o como "el Tato" delatar¨ªan su posici¨®n anacr¨®nica entre los cachorros.

Y hubiera sufrido Rajoy cuando Ana Pastor y Vicente Vall¨¦s, moderadores con instinto period¨ªstico, introdujeron el "bloque" incendiario de la corrupci¨®n, pero Soraya sufri¨® menos no porque pretendiera erigirse, como hizo, en expresi¨®n inmaculada, inveros¨ªmil, de la catarsis, sino porque sus rivales no pudieron endosarle en persona el caso B¨¢rcenas ¡ªrecordemos cuando dijo que en su "puta vida hab¨ªa cobrado un sobre"¡ª, ni su vinculaci¨®n al antiguo r¨¦gimen ni, exagerando las cosas, su relaci¨®n con el PP. Ya se ocupa de subrayar ella cada viernes que habla en nombre del Gobierno, eludiendo as¨ª los conflictos del Partido Popular, observ¨¢ndolos como ajenos.

Tanto es el Gobierno Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa que el predicado de sus funciones supera los poderes que anta?o tuvieron Guerra, Boyer o Rubalcaba, aunque nunca hab¨ªamos asistido a un enroque tan vistoso como el de anoche en Atresmedia. Empezando porque le convino su posici¨®n en minor¨ªa. El tres contra una convert¨ªa a Soraya en especie protegida de los televidentes. Y permit¨ªa simplificar el debate a un maximalista "el PP o lo dem¨¢s", con m¨¢s motivos cuando la vicepresidenta contempl¨® desde su burladero el fuego cruzado de sus adversarios: la pinza de Rivera e Iglesias a S¨¢nchez, la r¨¦plica del l¨ªder socialista a la derechona del uno y a la demagogia del otro.

No estar¨ªa uno muy tranquilo en la piel Rajoy. Y no por dudar de las prestaciones de Soraya, expuestas con pedagog¨ªa, m¨¦todo, aplomo y hasta demagogia lacrim¨®gena, sino precisamente por lo contrario. Tanto la vicepresidenta aprovech¨® la sustituci¨®n en el desaf¨ªo del prime time, tanto podr¨ªa postularse a la plaza de la titularidad, especialmente si Rajoy representa un obst¨¢culo a esos pactos poselectorales que anoche, de momento, no llegaron ni a esbozarse.