Un poquito de agua fr¨ªa sobre la cultura (y sobre la ciencia)
Ninguno de los participantes en el debate se refiri¨® al cine, el arte o la literatura, ni siquiera de pasada
Al contento general que se observa porque en Espa?a haya debates (el de EL PA?S, el de Atresmedia, los que hay durante la campa?a y que no tienen necesariamente los novedosos formatos de los citados) habr¨ªa que echarle al menos el agua fr¨ªa que los debatientes han arrojado sobre el pobre cuerpo de la cultura (y, como acertadamente se?ala uno de los comentarios a este texto, de la ciencia, ninguneada tambi¨¦n en las respuestas, y en las preguntas).
Ni uno solo de los cuatro aspirantes a la presidencia del Gobierno (la vicepresidenta est¨¢ entre ellos, t¨¢citamente) se ha referido a este rengl¨®n de la vida ni siquiera de pasada en la ¨²ltima de las confrontaciones, la organizada por Antena 3 y la Sexta. Es la norma: a la cultura se la convoca para las fotograf¨ªas preelectorales, pero no es mainstream atraerla al universo de los debates pol¨ªticos. Tan solo Pablo iglesias pronunci¨® el nombre de un escritor, Albert Camus, y tan solo como una broma con la que pretend¨ªa poner en un dilema a su colega de aspiraciones Albert Rivera cuando ¨¦ste hablaba del asunto catal¨¢n: ?era Camus franc¨¦s o argelino? Je je je.
Aparte de esa lindeza que ¨¦l mismo concluy¨® con la risita que reserva para alertar al p¨²blico sobre su estado de ¨¢nimo, ninguno de sus contrincantes hizo uso de su tiempo para decirles a los otros que en este ¨¢mbito, el cultural, hay algunos asuntos de perentoria importancia y que siguen pendientes, seguramente como muchos otros de los que s¨ª hablaron.
Pero, ?qu¨¦ pasa con la cultura? Que es el invitado al que da gusto tener en casa con tal de que no hable demasiado. Que hable de cine, pero que no hable de los problemas del cine; si Albert Rivera, por ejemplo, hubiera querido seguir haciendo uso de p¨¢ginas de peri¨®dicos pudo haber atra¨ªdo a la pantalla de esta ¨²ltima incursi¨®n suya lo que este diario ha publicado recientemente sobre la pobre situaci¨®n del cine espa?ol. Que hable de cine, s¨ª, pero de pel¨ªculas, como esos Ocho apellidos catalanes, je je je, que sac¨® a colaci¨®n el reiterado Pablo Iglesias al borde de dar su lecci¨®n de Historia sobre la independencia de Andaluc¨ªa.
Que el invitado hable, pues, de arte, pero que no mencione que el principal museo del mundo, que est¨¢ en el Paseo del Prado, tiene que ara?ar dinero de donde sea porque se olvidan de ¨¦l los pol¨ªticos y los presupuestos. Que el invitado hable tambi¨¦n de libros, c¨®mo no, pero que no ande con la man¨ªa de defender las librer¨ªas, que son centros obsoletos en los que mejor habr¨ªa hamburgueser¨ªas. Que el invitado hable tambi¨¦n de teatro, que nos gusta tanto en casa, pero que no se le ocurra volver a traer a la conversaci¨®n el asunto ese tan manido del IVA que lo arrastra al desastre econ¨®mico.
La cultura est¨¢ bien como adorno electoral, en las fotograf¨ªas y en los pliegos de firmas, pero cuando se trata de hablar de lo que pasa parece que es un tel¨®n de fondo, un decorado en el que es f¨¢cil el posado pero es imposible el pensamiento. La pol¨ªtica, la econom¨ªa, el rifirrafe sobre la corrupci¨®n o sobre las ocurrencias no dejan espacio para que Albert Camus sea algo m¨¢s que un chascarrillo. La cultura estuvo anoche ausente, como Rajoy, pero no en Do?ana, por cierto.
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