El liderazgo de Rajoy en el PP a¨²n no est¨¢ en juego
El equipo del presidente no se plantea ceder a las presiones de otros partidos para llevar un candidato distinto a la investidura y rechaza por inexplicables las cr¨ªticas de Aznar


¡°Imposible¡±, ¡°implanteable¡±, ¡°intocable¡± e ¡°incuestionable¡±. Distintos miembros de la c¨²pula del PP descartan con estos adjetivos tajantes la velada exigencia de otros partidos de imponer el relevo de Mariano Rajoy a cambio de apoyar una hipot¨¦tica investidura de otro candidato popular o de una figura independiente. El liderazgo de Rajoy no est¨¢ en cuesti¨®n en estos momentos en el PP, pero en su equipo y en su entorno en La Moncloa saben que su futuro pol¨ªtico s¨ª est¨¢ ligado al ¨¦xito en este proceso de negociaci¨®n que el presidente del Gobierno en funciones ha emprendido personalmente.
El primero que ha olido sangre ahora ha sido Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El expresidente design¨® a dedo en el verano de 2003 a Rajoy como su sucesor y ya no volvi¨® a una reuni¨®n del Comit¨¦ Ejecutivo Nacional del PP hasta despu¨¦s de la victoria electoral en 2011. Hace cuatro a?os lo hizo para ponerle a su heredero los deberes para la legislatura, y Rajoy lo ignor¨® por la situaci¨®n de Espa?a. Ahora Aznar ha retornado con su fuerza m¨¢s bien simb¨®lica para reprocharle tanto su peculiar liderazgo como la falta de democracia interna en el PP.
El futuro pol¨ªtico del presidente depende de que logre la investidura
En el equipo de Rajoy no dan cr¨¦dito. Alg¨²n miembro del Comit¨¦ de Direcci¨®n actual, que estuvo en el pasado con Aznar, catalog¨® su intervenci¨®n del lunes pasado como ¡°inexplicable¡±. Otros dirigentes populares han optado por el silencio para no hacer m¨¢s da?o y para no darle m¨¢s trascendencia. Rajoy no quiso profundizar mucho en sus divergencias cuando se le pregunt¨® pero tampoco dej¨® escapar la posibilidad de despreciarle con su sorna galaica: ¡°El expresidente ha pedido la celebraci¨®n de un congreso abierto a la militancia y es lo que toca y ser¨¢ abierto, como siempre¡±.
El Congreso Nacional del PP estaba previsto, en el calendario interno, para esta primavera. Y a continuaci¨®n se esperaban los c¨®nclaves regionales, donde se piensa renovar organizaciones tan relevantes en votos y proyecci¨®n como Madrid, Arag¨®n, Catalu?a, Baleares y las dos Castillas. Pero en esa agenda se ha colado un reto mucho mayor que lo puede trastocar todo.
El propio Rajoy precis¨® que antes del Congreso nacional y de los regionales, y antes de las asignaturas pendientes de Aznar y sus escasos partidarios, lo que toca ahora es sumar los votos necesarios para seguir en el poder. Hasta el expresidente le respald¨® p¨²blicamente para ese cometido, aunque le demandara una reflexi¨®n profunda para tanto fracaso electoral consecutivo.
La mayor¨ªa de los barones del PP que intervinieron el lunes y que lo har¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas y semanas refrendaron el liderazgo de Rajoy porque creen que no es el momento para ahondar en esta crisis soterrada. Lo dijo Esperanza Aguirre en la reuni¨®n y la respald¨® Luisa Fernanda Rudi, ambas de salida en sus territorios. Pero eso no quiere decir que las dos baronesas populares no lleven tiempo advirtiendo, incluso por escrito a Rajoy, de que el partido ha perdido su esencia, muchos de sus valores y aparece cada vez menos reconocible.
Las tareas de Gobierno han hecho que descuide la organizaci¨®n del PP
El poder aglutina y su p¨¦rdida divide. Rajoy lo vivi¨® en primera persona con los fracasos de 2004 y 2008 y luego con el r¨¦cord de votos de 2011. El PP, adem¨¢s, se ha adocenado en estos a?os en La Moncloa. La direcci¨®n nacional y las estructuras territoriales han estado abandonadas a su suerte. ¡°Muchos barones, presidentes auton¨®micos y alcaldes se creyeron virreyes, pasaron de concejales directamente al poder en las elecciones locales de 2011 y a lo mejor nos ha venido bien este batacazo para tomar conciencia bien de qui¨¦nes somos y volver a ponerse las pilas todos¡±, resume uno de los ministros menos queridos por la organizaci¨®n y que m¨¢s ha echado en falta una buena coordinaci¨®n de todo el partido en el respaldo a las pol¨ªticas y recortes del Ejecutivo en este mandato.
El hiperliderazgo de Rajoy, si es que se puede llamar as¨ª a su m¨¦todo de funcionar, poco tiene que ver con el autoritarismo de Aznar y el temor que despertaba el expresidente. El presidencialismo de Rajoy viene con el respeto que se profesa en ese partido a su actual cargo, a su experiencia y a su temple. Es cierto que nada se mueve o decide en serio en el PP sin que ¨¦l lo supervise, desde v¨ªdeos a logos o lemas, pero tambi¨¦n que es un hombre de prioridades y la vida interna del partido no lo ha sido en los ¨²ltimos a?os. Esa dejaci¨®n se nota en la organizaci¨®n, donde conviven varios altos cargos que no se soportan entre s¨ª y, menos a¨²n, a la secretaria general, Mar¨ªa Dolores de Cospedal.
Rajoy intent¨® parchear algo esas disfunciones del partido en junio, tras el toque de atenci¨®n de las urnas, pero las presiones y malas relaciones entre Cospedal y Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, la vicepresidenta y n¨²mero dos del Gobierno, impidieron una renovaci¨®n en serio. Lo mismo sucedi¨® con la anunciada y nunca ejecutada crisis del Gobierno. Todas esas carencias se dejaron aplazadas para lograr el mejor resultado posible el 20-D y emprender todos esos cambios imprescindibles desde el poder. Pens¨® que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil.
Ahora le han entrado las prisas. Est¨¢ apurado y preocupado. Algunas personas de su entorno le han visto incluso por momentos alterado. Rajoy constata que va a tener muchos m¨¢s problemas de los que imagin¨® para mantener el despacho en La Moncloa y culminar su proyecto para Espa?a justo ahora cuando econ¨®micamente podr¨ªa tener m¨¢s margen.
Lee, escucha y le insisten con la idea de que la pol¨ªtica espa?ola ha cambiado radicalmente y quiere comprenderlo, pero no puede. Le salen los tics de la vieja pol¨ªtica, como sucedi¨® cuando se vio sobrepasado en el debate en el que Pedro S¨¢nchez le tach¨® de indecente. O tambi¨¦n cuando no ha sido capaz de mantener en secreto el gui¨®n de sus reuniones y di¨¢logos con el l¨ªder socialista o sus planes para sustentar la adhesi¨®n de Ciudadanos a su investidura.
Para Rajoy, ahora, todo pasa por seguir en el Gobierno y con ese fin est¨¢ dispuesto a dialogar lo que haga falta, llamar y mensajearse con Rivera y Pablo Iglesias aunque sea para ¡°nimiedades¡±, y hasta permitir a los dirigentes m¨¢s j¨®venes so?ar con futuras primarias en el PP. Eso s¨ª, a su estilo, que a¨²n no se sabe muy bien cu¨¢l ser¨¢, y sin que esas primarias se las ¡°impongan otros¡±, como avis¨® esta semana a Ciudadanos el vicesecretario de Organizaci¨®n, Fernando Mart¨ªnez Ma¨ªllo. Si no logra gobernar esta vez s¨ª parece que Rajoy se retirar¨¢, el PP entrar¨¢ en catarsis y aplicar¨¢ la renovaci¨®n pendiente desde que Aznar se lo dej¨® en herencia. Si gana y gobierna por la m¨ªnima tambi¨¦n hay dirigentes a su vera que especulan con una retirada tras ¡°una legislatura corta y de transici¨®n¡± con las reformas prometidas ya en marcha.
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