N¨®os acab¨® con el tab¨² de la Corona
El caso, en el que est¨¢ procesada la infanta Cristina y se juzga a partir del d¨ªa 11, anticip¨® la abdicaci¨®n de Juan Carlos I
El caso N¨®os, que empieza a juzgarse el 11 de enero en Palma de Mallorca, es el principal obst¨¢culo que ha tenido la Monarqu¨ªa como instituci¨®n en Espa?a desde su restauraci¨®n en 1975. El esc¨¢ndalo de los supuestos negocios irregulares de I?aki Urdangarin realizados a la sombra de la Corona, a trav¨¦s del Instituto N¨®os, y la imputaci¨®n definitiva de su esposa, la infanta Cristina, el 7 de enero de 2014 como supuesta cooperadora necesaria, han sacudido los cimientos de la Casa del Rey y han producido un desgarro en la familia real.
La s¨®lida imagen de la Monarqu¨ªa se fue torciendo desde que el caso estall¨® en noviembre de 2011, cuando se produjo el registro en la sede del instituto. Y fue empeorando a medida que Diego Torres, el exsocio de Urdangarin en N¨®os, trataba de involucrar a La Zarzuela en el proceso judicial, bien en sus declaraciones ante el juez o mediante la oportuna filtraci¨®n de correos electr¨®nicos que apuntaban a la Casa del Rey. Torres ha situado a Cristina de Borb¨®n en el centro de las actividades llevadas a cabo por esa entidad sin ¨¢nimo de lucro llamada N¨®os, parte de cuyos beneficios, seg¨²n las facturas presentadas por el exsocio, acabaron en la caja de la sociedad Aizoon, propiedad de los entonces Duques de Palma.
En una sociedad escandalizada por la corrupci¨®n y marcada por la crudeza de la peor crisis econ¨®mica sufrida en la Espa?a democr¨¢tica, la sospecha de que un miembro de la familia del Rey hubiese estado logrando adjudicaciones millonarias por trabajos ficticios, o sin contenido, bajo el paraguas de la Casa del Rey resultaba demoledora para la credibilidad de la instituci¨®n. Siendo, adem¨¢s, estos supuestos negocios irregulares a costa de Administraciones que despu¨¦s han tenido que aplicar severos recortes sobre servicios b¨¢sicos, como el Gobierno de Baleares, la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia. De ellas, N¨®os recibi¨® casi seis millones de euros, seg¨²n la fiscal¨ªa.
¡°Ya veremos¡±
Ex altos funcionarios de La Zarzuela ante el juez
A pesar de los cordones sanitarios establecidos por la Casa del Rey, las sombras de sospecha sobre La Zarzuela no se han disipado. A partir del d¨ªa 11 no solo van a desfilar ante el juez Cristina de Borb¨®n e I?aki Urdangarin, sino otras personas del entorno de Juan Carlos I. Es el caso de varios ex altos funcionarios de la Casa del Rey como Alberto Aza Arias, Fernando de Almansa Moreno-Barreda, Jos¨¦ Manuel Romero Moreno (el conde de Fontao) o el secretario de las infantas Carlos Garc¨ªa Revenga.
Adem¨¢s, aunque la infanta ha perdido el derecho a usar el t¨ªtulo de duquesa de Palma, su posici¨®n en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono de Espa?a sigue vigente, a menos que renuncie de forma voluntaria, o se le arrebate mediante una reforma de la Constituci¨®n, con refer¨¦ndum incluido. Si se le aplica la doctrina Bot¨ªn (su cargo solo est¨¢ respaldado por una acusaci¨®n popular) y se archiva su responsabilidad en el caso, La Zarzuela respirar¨¢; de lo contrario, el caso seguir¨¢ salpicando a la Casa del Rey.
Ante esa situaci¨®n, La Zarzuela se vio obligada a activar los cortafuegos. El 12 de diciembre de 2011, la Casa del Rey apart¨® a Urdangarin de las actividades oficiales de la familia real como consecuencia de la investigaci¨®n a la que estaba siendo sometido. El entonces jefe de la Casa, Rafael Spottorno, lo justific¨® as¨ª: ¡°[El de Urdangarin] No me parece un comportamiento ejemplar¡±. A la pregunta sobre si do?a Cristina tambi¨¦n ser¨ªa excluida, Spottorno respondi¨®: ¡°Ya veremos¡±.
Muy poco despu¨¦s, el d¨ªa 29, el yerno de Juan Carlos I fue imputado por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, fraude, falsedad documental, prevaricaci¨®n y evasi¨®n de impuestos. Tan solo cinco d¨ªas antes, el Rey hab¨ªa deslizado en su mensaje navide?o: ¡°La justicia es igual para todos¡±.
Esas Navidades, Juan Carlos I envi¨® a Fernando de Almansa, que hab¨ªa sido jefe de la Casa del Rey, a Aspen (Colorado), donde se encontraban esquiando Cristina y su marido. De Almansa, acompa?ado de un alto cargo de Telef¨®nica (de la que Urdangarin era directivo), llevaba el encargo de plantear a la infanta que solo hab¨ªa dos modos de solucionar el problema: divorcio o renuncia a los derechos de sucesi¨®n. Cristina no acept¨® ninguna de las opciones. Ni siquiera cuando m¨¢s adelante se lo pidi¨® su padre personalmente.
Los esfuerzos de la Casa del Rey por taponar la hemorragia se mostraban ineficaces: la confianza de los espa?oles en la Monarqu¨ªa se derrumb¨®. La desafecci¨®n se disparar¨ªa m¨¢s a¨²n con el error que cometi¨® el Rey de irse a cazar elefantes a Botsuana en abril de 2012, justo en medio de la asfixiante incertidumbre que viv¨ªa Espa?a sobre una posible intervenci¨®n por parte de la Uni¨®n Europea. A partir de ese momento, N¨®os y Botsuana (donde tambi¨¦n se encontraba la amiga del Rey Corinna Sayn-Wittgenstein), se amalgamaron como un poderoso disolvente.
Desde la Transici¨®n, la Corona no hab¨ªa tenido una percepci¨®n peor en Espa?a. A principios de 2014 los espa?oles suspend¨ªan a la instituci¨®n con 3,72 puntos sobre 10. Lo que hab¨ªa sido un instrumento clave para rescatar a Espa?a del pasado e insertarla a en el futuro, ahora era percibido como una instituci¨®n gravosa y de dudosa utilidad.
Ese debilitamiento dio alas al sentimiento republicano latente en Espa?a. No solo volvieron a casa muchos de los que no siendo mon¨¢rquicos hab¨ªan contemporizado con la instituci¨®n bajo el eufemismo de juancarlistas, sino que, adem¨¢s, con la eclosi¨®n de las formaciones pol¨ªticas surgidas contra el bipartidismo, el republicanismo rebrotaba no ya como una emoci¨®n rom¨¢ntica sino como un compromiso radical proactivo.
Frente a ese escenario se precipit¨® la abdicaci¨®n, algo que no contemplaba el Rey, para abrir un nuevo escenario con el Pr¨ªncipe Felipe que oxigenara la instituci¨®n. ¡°Sin el caso N¨®os es dif¨ªcil que Juan Carlos I hubiese abdicado¡±, se admite en el entorno del Rey em¨¦rito, con la convicci¨®n de que todo lo dem¨¢s hubiese acabado olvid¨¢ndose. Sin embargo, N¨®os hab¨ªa derribado el tab¨² de la Monarqu¨ªa que se hab¨ªa forjado en la Transici¨®n.
Con la proclamaci¨®n de Felipe VI, Cristina dej¨® de formar parte de la familia real, alejando la presi¨®n de La Zarzuela. Con todo, el Rey ensanch¨® a¨²n m¨¢s el cortafuegos revocando a su hermana el t¨ªtulo del Ducado de Palma, que le hab¨ªa concedido Juan Carlos I. La reacci¨®n desafiante de la infanta aflor¨® la brecha abierta por un caso que ha fracturado la familia y ha hecho tambalearse a la instituci¨®n.
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