El camarero despedido por tener el virus del sida
¡°La empresa tiene todo el derecho a contratar a gente sana¡±, se lee en un mensaje enviado por su jefa al trabajador el a?o pasado
Daniel Jim¨¦nez ten¨ªa 25 a?os cuando contrajo el virus del VIH, en 2014. Su madre lo apoy¨® desde el primer momento y la medicaci¨®n que lo mantiene sano le permite llevar una vida normal. Pero el a?o pasado, cuando trabajaba de camarero, se top¨® por primera vez con el estigma social, ese obst¨¢culo adicional en la vida cotidiana de los pacientes seropositivos. En cuanto ¨¦l comunic¨® su enfermedad a su jefa, esta le ech¨® de un d¨ªa para otro.
Jim¨¦nez present¨® denuncia por despido improcedente y el pasado lunes la empresa admiti¨® que hab¨ªa sido discriminado por su enfermedad. A cambio, la v¨ªctima ha renunciado a la indemnizaci¨®n, correspondiente a ocho meses de salario.
Este es el primer caso en Espa?a en el que una empresa reconoce la vulneraci¨®n de derechos por motivo del VIH, asegura Juan Silvestre, portavoz de Imagina M¨¢s, una asociaci¨®n madrile?a especializada en ayudar a enfermos de VIH. El bar ha sido identificado por esta asociaci¨®n y no por la v¨ªctima, que se compromete en el acta de conciliaci¨®n a no revelar el nombre de su exempleador.
El madrile?o hab¨ªa comenzado a trabajar en el Mok?i, un local de la plaza de Pedro Zerolo, en Chueca (Madrid), a principios de mayo de 2015. La empresa, asegura ¨¦l, tard¨® unos 10 d¨ªas en redactar el contrato, por lo que cuando firm¨® ¨¦l todav¨ªa se encontraba en per¨ªodo de prueba.
La confesi¨®n
Al principio la relaci¨®n con su jefa era algo tirante, pero en seguida cogieron algo de confianza. Ella le lleg¨® a contar problemas personales suyos. ¡°Una tarde empec¨¦ a sudar bastante, porque estaba asimilando una nueva medicaci¨®n, y ella me pregunt¨® por qu¨¦ sudaba¡±, recuerda. Tras intentar esquivar la conversaci¨®n, termin¨® cont¨¢ndole que ten¨ªa el virus del VIH. ¡°Al principio ella sinti¨® ese shock en el que no sabes qu¨¦ responder¡±, cuenta el joven, pero en seguida se mostr¨® receptiva y, al terminar la jornada, ¨¦l se fue a su casa como siempre. Fue al llegar cuando recibi¨® un mensaje de Whatsapp: ¡°Siento mucho lo que te ocurre, pero no me parece justo que no me lo hayas comunicado antes de contratarte. Tengo un negocio de restauraci¨®n y al menos me pod¨ªas haber contado esto, no me puedo arriesgar. Ma?ana hablar¨¦ con la gestor¨ªa y le comunicar¨¦ tu baja. Me parece un golpe bajo por tu parte¡±, seg¨²n se lee en uno de los mensajes que el chico guarda. M¨¢s abajo, su exjefa a?ade: ¡°La empresa tiene todo el derecho de contratar a gente sana¡±.
Al no ser el VIH una enfermedad transmisible a trav¨¦s de la manipulaci¨®n de alimentos, despedir a alguien en un puesto de hosteler¨ªa con motivo de su enfermedad es discriminatorio, seg¨²n la coordinadora estatal de VIH CESIDA .
¡°Yo no s¨¦ nada¡±
EL PA?S contact¨® este martes con la encargada del bar Mok?i, que en la sentencia figura solo como ¡°Rebeca¡±, sin apellidos. ¡°Yo no tengo nada que ver con el administrador¡±, asegur¨® por tel¨¦fono. ¡°No. Yo no trat¨¦ con Daniel Jim¨¦nez, no s¨¦ absolutamente nada. A ¨¦l lo despidi¨® la empresa, a m¨ª este tema me han dicho que estaba zanjado, y punto. No tengo nada de qu¨¦ hablar, no s¨¦ nada¡±, agrega.
La due?a del local, y quien acudi¨® al juicio el lunes pasado, es su hija. Jim¨¦nez a?ade que el verano pasado la empresa neg¨®, a trav¨¦s de su p¨¢gina de Facebook, que lo hubieran discriminado. Esta web est¨¢ hoy fuera de servicio.
Cuando le echaron se sinti¨® traicionado, explica la v¨ªctima. Denunci¨® ¡°por rabia, por impotencia; el dinero me da igual¡±. Lleva siete meses en tratamiento psiqui¨¢trico, sufriendo crisis de ansiedad y pesadillas por las noches. Aunque trabaja en el sector de la hosteler¨ªa desde los 16 a?os, actualmente est¨¢ en paro. Desde que denunci¨® ha tenido dificultades para encontrar trabajo. ¡°Corr¨ª un riesgo, porque cuando voy a alg¨²n trabajo y conocen un poco mi caso, ponen excusas para no contactarme. No me dicen claramente ¡®no te quiero porque tienes VIH¡¯, dicen que no les intereso porque no valgo. O porque este no es mi trabajo. Y, sin embargo, toda mi vida he sido camarero¡±, explica Jim¨¦nez.
Ahora se plantea el futuro en otros t¨¦rminos: ¡°Mi vida ha dado un vuelco. Es verdad que necesito trabajar de algo. Pero me gustar¨ªa poder ayudar a otra gente que est¨¦ en mi situaci¨®n, que sepan d¨®nde acudir, c¨®mo recurrir y todo eso. Cuando lo vives en tus propias carnes, es muy dif¨ªcil. Me gustar¨ªa dedicarme a una labor m¨¢s humanitaria¡±.
En Espa?a se detectan de media 10 nuevas infecciones de VIH al d¨ªa. Seg¨²n el Ministerio de Sanidad, la proporci¨®n de hombres que tienen sexo con hombres subi¨® entre 2010 y 2014, frente a las infecciones de consumidores de droga por v¨ªa intravenosa, que disminuyeron. En 2014, el a?o que diagnosticaron a Jim¨¦nez, hubo 3.366 nuevos casos. ¡°A m¨ª me da igual dar la cara. Si hubiera habido m¨¢s gente que hubiera luchado por esto p¨²blicamente, quiz¨¢ yo no hubiera tenido este problema. Eso es lo que falta: gente visible¡±, remata el joven.
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