P¨ªldoras para la impaciencia
De momento no ha habido oportunidad de mostrar si esos cambios el pasado 20-D se traducen en otra forma de hacer pol¨ªtica
El pasado mes de diciembre muchos espa?oles fueron a las urnas movidos por el hartazgo hacia la ¡°vieja pol¨ªtica¡± y confiados en que su voto contribuyera a un cambio radical en el mapa pol¨ªtico espa?ol. El resultado ha sido la transformaci¨®n del sistema de partidos y un aumento de la pluralidad de intereses en el Parlamento.
Sin embargo, de momento no ha habido oportunidad de mostrar si esos cambios se traducen en otra forma de hacer pol¨ªtica, b¨¢sicamente porque la actividad legislativa espera al final del largo t¨²nel de negociaciones para formar Gobierno. Cualquiera puede estar tentado de enterrar las virtudes del nuevo escenario pol¨ªtico en la lentitud de sus tiempos, pero existen tres razones por las que merece la pena valorar este proceso en s¨ª mismo, con independencia de si desemboca o no en nuevas elecciones.
La primera es que el voto de investidura obliga a los partidos, tal y como estamos viendo, a buscar acuerdos para permitir que uno o varios de ellos puedan formar Gobierno. Habr¨¢ a quien le parezca que las negociaciones son una pesadilla para partidos y votantes, pero en las democracias en las que existe el voto de investidura la estabilidad del Gobierno se refuerza porque es menos probable que se forme un Gobierno en minor¨ªa.
El voto de investidura obliga a los partidos a manifestar p¨²blicamente su apoyo o rechazo a la formaci¨®n que quiera formar Gobierno. Aunque la visibilidad de los apoyos hace el proceso de negociaci¨®n m¨¢s complejo, las alianzas y compromisos que se forjen pueden tener mayor alcance y ser m¨¢s duraderos.
En segundo lugar, estas semanas son esenciales para que los partidos pol¨ªticos se desprendan del amateurismo con el que se han estrenado en el escenario poselectoral. Los l¨ªderes han de aprender a manejarse en un entorno pol¨ªtico en el que carecen de referentes, y no cabe m¨¢s remedio que asistir al ¡°ensayo general¡± por el que parece estar pasando la pol¨ªtica nacional. Los partidos han de interiorizar que en un entorno m¨¢s fragmentado las l¨ªneas que dividen la oposici¨®n y el Gobierno durante la campa?a electoral no son adecuadas para negociar acuerdos. Unas nuevas elecciones generales no acelerar¨¢n este aprendizaje, m¨¢s bien todo lo contrario.
Finalmente, la virtud de este tiempo de espera tambi¨¦n se encuentra en lo que aprenden los votantes. El pasado mes de diciembre quienes votaron lo hicieron a ciegas, sin saber si su voto contribuir¨ªa a una coalici¨®n de izquierdas, de derechas, o a una gran coalici¨®n con dos o tres partidos. Sin embargo, cada d¨ªa que pasa los ciudadanos saben algo m¨¢s sobre la voluntad de pacto de sus partidos y las renuncias que est¨¢n dispuestos a hacer por llegar al Gobierno. Y podr¨¢n tomar buena cuenta de toda esta informaci¨®n en el futuro cuando tengan que asignar premios y castigos con su voto.
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